“Adversidad” es el término asociado al infortunio, a la desgracia, a la desventura, en fin, no es extraño que se alinee con estas palabras, porque en buen castellano eso es la adversidad. Su propio significado nos denota estos conceptos.
El día de hoy me gustaría hablar de cómo vemos a la adversidad y que circunstancia nos puede aperturar.
Adversidad vista desde otro punto de vista

Podemos reconstruir a la adversidad desde una observación que nos permita crear un camino abierto a la generación de nuevos aprendizajes, más que caer en lo ya conocido, que en principio puede ser comprensible de acuerdo al contexto de adversidad vivido, pero que si lo sostenemos en el tiempo nos volvemos víctimas de nuestro propio mensaje y a veces manipuladores de nuestra propia situación.
¡Es vital verla desde otra mirada! Poder aceptar la adversidad con serenidad para poder acometer después sus efectos, con una capacidad de resiliencia que nos permita avanzar hacia nuevas posibilidades, incluso en los más terrible escenarios.
¿Y si prestamos atención a la adversidad?
Suele pasar que cuando hablamos de adversidad, nosotros mismos al mencionarla, creamos una percepción de no tener posibilidad de corrernos hacia la orilla de la gestión y de la apertura; nos quedamos solo en lo que ocurrió como hecho generador de ésta, es más, queremos muchas veces permanecer inertes en esta circunstancia.
Es más sencillo quedarnos quietos recibiendo la atención de los demás, que poniendo atención a lo que nos pasa. ¿Y si hiciéramos esto último?
Abrimos posibilidades para empezar a arribar soluciones que nos permitan fortalecernos, en situaciones estresantes y de alta complejidad emocional.
Pandemia = Adversidad Posibilidad

Pongamos un ejemplo concreto con lo que estamos pasando hoy en diversos hogares. Hemos pasado y seguimos pasando malos momentos con la pandemia, estamos en muchos casos confinados en casa, sin poder salir y sin poder hacer cosas que habitualmente hacíamos; esta situación nos altera, nos estresa y nos complica, pues de alguna forma se ha coartado una circunstancia difícil de lidiar, si no la tenemos completamente abierta, como es la libertad si solo vemos esa mirada la adversidad se convierte en un lastre pesado de llevar.
Sin embargo aun con toda las dificultades, si cambiamos de mirada podemos ver que la pandemia ha hecho y generado que familias se puedan reencontrar y puedan volver a generar espacios de compartimiento emocional olvidados.
Hoy por ejemplo ¿cuántos padres pueden compartir más momentos de cercanía con sus hijos?, antes no podían o no lo hacían porque estaban trabajando, hoy se está recuperando esa presencia en la familia, seguramente si no hubiese ocurrido esta pandemia eso no hubiese pasado.
No es que olvidemos lo difícil que puede traernos la adversidad, si no que entendamos que hay cosas que nos rebasan desde nuestra propia temporalidad humana.
Sin embargo, incluso corriendo ese riesgo, la adversidad se muestra como una maestra real de vida, a la cual se le puede sacar un provecho enorme.
Mi pregunta para tí, como lector, es: ¿Qué ha traído en tu vida la adversidad?
Parece una pregunta sencilla de responder, todo dependerá desde quien quieras SER al momento que la quieras contestar, victimizándote o responsabilizándote de la o las adversidades que estás viviendo.
Richard Salas C, Coach Ontológico.

Excelente nota!!!
¡Muchas gracias por tu comentario!
Gracias Richard, valioso articulo y hermosa reflexión.
Hola Biviana, gracias por tu comentario.