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¿Te cuesta tomar decisiones? Deja que te demos una mano

En este artículo encontrarás algunas consideraciones importantes y una efectiva estrategia de siete (7) pasos para que puedas tomar decisiones de manera más eficaz.

Tomar decisiones. Algo que hacemos todos los días, incluso sin darnos cuenta, y que sin embargo puede afectar el rumbo de nuestras vidas de maneras insospechadas y determinantes.

Aunque a veces el acto de tomar decisiones nos pase desapercibido, por la simpleza de la decisión tomada, estamos dirigiendo el rumbo de nuestra vida a cada momento con esas microelecciones, como por ejemplo: vestir de verde y no de azul, o levantarnos a las seis y media y no a las ocho.

Ahora, también existen decisiones que estamos conscientes podrían cambiar el rumbo de nuestras vidas por completo, es entonces en donde…

Despertamos al perfeccionista que vive en nosotr@s y empezamos a revisar todos los detalles, queremos prevenirlo todo, estudiamos todas las variables y posibles amenazas y nos quedamos atrapad@s en un círculo vicioso.

Nos dejamos invadir por la procrastinación y postergamos indefinidamente el dar ese primer paso.

Dejamos la responsabilidad a otros y nos volvemos dependientes de las decisiones ajenas.

Nos abandonamos a lo que pase, como mecanismo de defensa, para evitar la incomodidad que nos causa la toma de decisiones, decidimos no tomar ninguna decisión y dejar que todo caiga por su propio peso, sin pensar en las consecuencias.

Ya sea que te suceda algo de esto a diario, y tengas una crisis existencial cuando te paras frente a tu guardarropa sin saber qué ponerte para empezar el día; o seas una persona a la que le resulta fácil y cero estresante tomar decisiones, ya sean grandes o pequeñas; estoy segura de que cuando se trata de tomar decisiones de vida te gustaría tomar la mejor que te sea posible.

¿Quieres tomar las mejores decisiones?

Entonces, pregúntate:

¿En qué debo enfocarme a la hora de tomar una decisión?

Es importante que antes de elegir un camino, dejes de ver por un momento el problema que se te presenta, las alternativas que se te ofrecen o el objetivo que quieres alcanzar y te enfoques en el “para qué” de las cosas, lo que sientes al respecto y en dotar de confianza a esa decisión, cualquiera que esta sea.

Para ello es importante considerar que…

Cometer errores forma parte del viaje. Toda decisión conlleva un proceso de aprendizaje, y no siempre podremos contar con todos los elementos necesarios para que los resultados sean exactamente los esperados.

Por eso te invito a pensar en la toma de decisiones como un proceso de aprendizaje constante, en el que puedes encontrar diferentes resultados, que te marcarán los puntos a corregir en el camino.

Tus emociones tienen un impacto en las decisiones que tomas. Y esto no tiene nada de malo.

Por demasiado tiempo nos han enseñado a vivir en un mundo dual, en donde las cosas o se sienten o se piensan. Y lamentablemente, hemos olvidado que somos seres integrales que sentimos y pensamos.

¿Para qué seríamos capaces de sentir emociones, si estas no sirvieran para nada?

Al igual que el pensamiento racional, nuestras emociones pueden ayudarnos a tomar las mejores decisiones, siempre que logremos equilibrar las dos partes.

Para lograrlo es importante que seas capaz de discriminar cuáles son las emociones que efectivamente están relacionadas con la decisión que vas a tomar.

Así que, si estás a puertas de tomar una decisión importante cuida de que esta no se vea influenciada por emociones desagradables del pasado con respecto a experiencias similares, ni por otras experiencias desafiantes que te encuentres viviendo en el presente.

Si estás pasando por un momento complicado a nivel emocional es preferible que esperes a poner en orden tus sentimientos para tomar cualquier decisión.

Tus valores son importantes a la hora de decidir. ¿Qué es lo que más valoras en la vida? ¿En las personas?

¿Es acaso la integridad, la sinceridad, la paz, el respeto, la libertad…?

Cualquiera sean esos valores que rigen tu vida, o aquellos que quieres cultivar para conseguir tus metas, no los dejes fuera a la hora de elegir una ruta.

La autoconfianza es clave y es una característica que debemos cultivar todo el tiempo.

Y para ello, un buen inicio es ser compasiv@ contigo mism@, entender que si dudas al momento de dar el siguiente paso es porque antes de hacerlo debes poner en juego toda tu sabiduría para avanzar, atravesar algunos miedos conocidos y desconocidos, entre otras consideraciones que vienen incluidas en tu experiencia de vida.

Sé consciente de que tomar una decisión implica crecimiento personal y mucha valentía al momento de incursionar en terrenos desconocidos, así que sin importar los resultados que obtengas, recompénsate por avanzar hacia tu objetivo.

Y reflexiona siempre sobre los aprendizajes, nuevas habilidades y competencias que has cultivado en el camino de esta toma de decisión.

Una vez que hayas indagado a fondo sobre estos aspectos y les tengas presentes, es hora de entrar en el proceso de tomar una decisión.

Y para hacerte este proceso más sencillo, te propongo una efectiva estrategia de siete (7) pasos que te pondrá en marcha.

Antes de empezar con el primer paso, solo quiero que mantengas presente que sentir confusión y dudar a la hora de elegir un camino que podría afectar tu vida es completamente lógico, tienes derecho a tomarte tu vida en serio, a vivirla de manera consciente, reflexiva, emocional y profunda.

Ahora vamos a la acción…

PASO 1. Identifica el asunto o problema.

Antes de tomar una decisión es importante que delimites claramente la situación sobre la cual debes tomar acción.

Saca tu libreta, blog de notas o bitácora y respóndete:

¿Cuál es la razón por la que tengo que tomar esta decisión?

¿Para qué lo hago?

¿Qué es lo que quiero conseguir? ¿Cuál es el resultado que espero?

¿Qué me motiva a tomar una decisión en este momento?

Luego escribe una o dos frases sencillas que hablen sobre la decisión que debes tomar, sé lo más clar@ y concret@ que puedas.

PASO 2. Investiga sobre el tema.

Aunque es importante que tomes decisiones informadas, también resulta vital que no te sobrecargues de información, pues esto resultará en una situación más confusa que clarificadora.

Prioriza la información más importante, haz una lista sobre los temas más relevantes y las fuentes más confiables al respecto. 

Escribe los puntos importantes, hallazgos, experiencias relacionadas.

Y evita volver a los lugares conocidos; lo que quiero decir con esto es que si ya tienes una decisión tomada o una posición desde el principio sobre un asunto, lo más seguro es que busques información que respalde tu posición.

¡No lo hagas!

Nuestros patrones de pensamiento y preferencias pueden sabotear en muchas ocasiones nuestro proceso de toma de decisiones. Por esa razón debes considerar la situación desde diferentes perspectivas, buscar alternativas y experiencias distintas a las tuyas que te permitan mirar las cosas desde varios lugares.

Además, es importante que estés dispuest@ a desafiar tus propios prejuicios y limitaciones a la hora de ver algo nuevo o distinto como una posibilidad. Centra tu atención en el presente, en lo que sucede aquí y ahora; recuerda que las decisiones del pasado se hicieron bajo circunstancias y en momentos muy distintos.

A veces lo diferente o inusual es la mejor solución.

PASO 3. Explora tus opciones.

Después de haber recopilado la información necesaria sobre la situación a la que te enfrentas, es hora de considerar tus opciones.

Haz una lista de todas las alternativas que vengan a tu mente, sin importar que te parezcan ridículas, absurdas o imposibles.

Aunque no lo creas, tu inconsciente desempeña un papel importante en la toma de decisiones y esta especie de lluvia de ideas ayudará a que esta parte de tu mente pueda procesar de mejor manera las posibilidades.

Es importante que en esta etapa del camino hagas uso de herramientas como la práctica de la atención plena (mindfulness) o la meditación para dejar de lado las distracciones y dedicar tiempo a la decisión que tienes que tomar.

Practica algo tan sencillo como: colocarte en una posición cómoda, cerrar los ojos, respirar profunda, lenta y constantemente; y pensar en la decisión que tienes que tomar, los pros y contras de cada opción y posibles soluciones alternativas.    

Céntrate en el momento presente y en la decisión que debes tomar; si tu mente empieza a divagar, retorna la atención en tu respiración y en la idea central: la mejor decisión a tomar.

Presta atención a las emociones que aparecen, a las sensaciones corporales y piensa en la información que recopilaste, verás que pronto estarás más clar@ sobre la ruta a elegir.

PASO 4. Toma distancia de la situación.

Ahora que de seguro tienes mayor claridad sobre la situación, es hora de ser tu mejor amig@.

¿Te has dado cuenta de que con frecuencia le damos consejos distintos a nuestr@s amig@s de los que nos damos a nosotr@s mism@s?

Entonces, ha llegado el momento de convertirte en un observador amoroso, compasivo e imparcial del asunto en cuestión.

Piensa que la situación que tienes enfrente le pertenece a tu amig@, quién te ha pedido un consejo sincero y objetivo sobre lo que le sucede.

Observa todas las alternativas, sus pros y contras, las repercusiones de cada una de ellas, su viabilidad, los diferentes resultados que podrían tener y las emociones que podrían despertar.

Mirarlo todo desde una perspectiva externa también te ayudará a gestionar tus emociones.

PASO 5. Toma una decisión.

Ahora que tienes una perspectiva más clara sobre la situación, las alternativas más viables y posibles resultados, empieza por valorar nuevamente las alternativas que has elegido y piensa si sería posible combinarlas para que formen parte de tu decisión.

Si por el contrario, necesitas elegir una sola alternativa, vuelve sobre el proceso, elige una y sonríe.

Si por alguna razón no estás logrando tomar una decisión definitiva, te invito a llevar a cabo una actividad que puede resultar algo rara, pero que te aseguro ayudará de formas que no te imaginas.

Escribe cada una de tus alternativas más viables en papelitos, dóblalos y mételos en un frasco, en un calcetín o en cualquier contenedor. Y como si hicieras un sorteo, mezcla los papeles y saca uno.

Ahora… NO lo leas, piensa en la sensación que tuviste mientras lo sacabas, ¿Cuál era la alternativa que querías que saliera?

Bueno, al parecer ya tienes una decisión. Esa que te dictó tu corazón es la mejor de todas, esa que deseaste que sea la ganadora es la ganadora. 

(Si quieres lee el papel por curiosidad)

PASO 6. Ejecuta y evalúa tu decisión.

Ahora que ya sabes exactamente qué vas a hacer, escribe los pasos para ponerla en práctica.   

Tu plan de acción debe incluir una estrategia paso a paso, con pasos claros, cortos y viables.

Incluye en tu calendario acciones concretas y también algunas consideraciones sobre cómo abordar el tema con cualquier otra persona que pueda verse influida o afectada por esta decisión.

Luego de tomada la decisión y de su puesta en marcha, reflexiona sobre los resultados que vas obteniendo, observa aquello que salió bien y aquello que podrías mejorar.

Pregúntate:

¿Estoy content@ con los resultados obtenidos?

¿Qué podría haber hecho mejor?

¿Hay algo que haría diferente?

¿Qué aprendí de todo esto?

¿Cómo puedo corregir el rumbo de aquello que no funcionó como esperaba?

Cuando hagas tu evaluación toma en cuenta que algunas veces nos vemos forzados a tomar decisiones apresuradas en situaciones apremiantes, y por lo tanto, no contamos con todos los datos necesarios. Para esos momentos en que la decisión que tomaste no fue la más adecuada, no es necesario que empieces desde cero.

Es muy probable que hayas considerado múltiples opciones cuando tomaste la primera decisión.

Vuelve atrás y prueba alguna de las otras cosas que consideraste.

También puedes volver a empezar el proceso.  

PASO 7. Comparte tu decisión.

Dar a conocer la decisión que has tomado es importante para mantenerte en el camino y comprometid@ con esa decisión.

Además, el compartir tu decisión con las personas que te rodean y con aquellas que podrían brindarte ayuda y soporte en la consecución de tus objetivos harán más fácil la jornada.

Ahora, te invito a poner esta estrategia en práctica, estoy segura de que hará el momento de decidir más sencillo.

Comenta tu experiencia.

Siempre es un gusto leerte.

Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora.

Fundadora de El Refugio del Artista.

Redactora en Axon Training.

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