¿Quisieras ser capaz de expresar tus necesidades, pedidos e inquietudes de forma efectiva? En este artículo encontrarás el camino más sencillo para desarrollar, la asertividad, habilidad social que cambiará el rumbo de tus resultados y mejorará la calidad de tus relaciones.
¿Alguna vez has sentido que otros toman ventaja de ti sin que puedas hacer nada, (ya sea en el trabajo o en cualquier otro ámbito de tu vida)?
¿Se te dificulta pedir algo que necesitas o quieres?
¿Prefieres dejar las cosas por la paz, antes de “incomodar” a otros con tus pedidos?
Pienso que todos hemos estado en esa circunstancia alguna vez y no se siente para nada agradable.
Muchas veces nos limitamos por no lastimar a otro, o por temor a perder nuestro trabajo o la relación, o simplemente porque tenemos la sensación de que lo que nos hace falta o necesitamos “no es para tanto”.

Sin embargo, lo que no estamos viendo es que, eso que se nos queda atorado en la garganta, eso que ignoramos a propósito o a lo que le restamos importancia aunque retumba en nuestra cabeza y no termina de marcharse, requiere de nosotros para ser gestionado. No desaparecerá por arte de magia.
Y lo que es peor, lo dejamos irresoluto pronto retumbará en nuestro cuerpo, en nuestras emociones, en nuestra energía, y a lo mejor termine provocando los resultados que tanto tememos.
Es por eso que te invito a profundizar en el conocimiento de una habilidad social que de seguro traerá mejoras a tu vida relacional: la asertividad.
¿Qué es la asertividad?
Antes de sumergirnos en este concepto, quiero advertirte que debemos ser cuidadosos al incorporar un estilo de comunicación asertiva en nuestras vidas, pues a menudo puede confundirse con agresividad.
Es por esta razón que debes conocer la diferencia entre estas dos formas de comportamiento para que puedas separarlas con claridad en el camino de ser más asertiv@.
La asertividad está basada en el balance. Esto quiere decir que, requerirá de ti: frontalidad, honestidad y franqueza en torno a tus deseos y necesidades; al mismo tiempo que consideración de los derechos, necesidades y deseos de las otras personas.
Ser asertiv@ implica alimentar tu poder personal y confianza, para transmitir tu punto de vista con determinación, justicia y empatía.
En cambio, el comportamiento agresivo está basado en el deseo de ganar.
Y esto implica que harás lo que sea mejor para ti sin tener en cuenta los deseos, necesidades, sentimientos o derechos de otras personas.
Cuando tienes un comportamiento agresivo utilizas tu poder de manera inadecuada y comunicas desde la exigencia y la intimidación. La persona que opera desde esta forma de comunicación a menudo toma lo que quiere sin siquiera preguntar; violenta y menosprecia al otro en su actuar.
¿Cuáles son los beneficios de comunicar asertivamente?
Como ya te habrás dado cuenta uno de los mayores beneficios que puedes recibir de cultivar la asertividad es el de ganar confianza en ti mism@, autoconocimiento y valoración personal.
Lo que a la vez hará maravillas en tus relaciones y en el entorno que te rodea, tanto en entornos más formales como el laboral, como en tu esfera social si la manejas con amorosidad y sabiduría.
Si te conviertes en una persona asertiva entre otras cosas serás capaz de:
Liderar con sabiduría. Acompañando a tu equipo, sin importar si hablamos de un proyecto laboral o de familia, de una manera justa y respetuosa. Y de seguro tu comportamiento se reproducirá en los entornos de aquellos que reciben ese respeto.
Si eres un líder en tu espacio laboral, es probable que te conviertas en esa persona con la que tod@s quieren trabajar.
Encontrar soluciones donde tod@s ganan. Esta nueva mirada te entrenará para ver más allá de la posición del otro y serás capaz de encontrar espacios comunes para la negociación y el acuerdo.
Ejecutar acciones en confianza. Al contrario de quedarte dando vueltas en el “problema” se te hará mucho más sencillo y rápido el encontrar soluciones y alternativas; y por supuesto, ejecutarlas con solvencia y seguridad.

Vivir en equilibrio y armonía. Al estar más segur@ de ti mism@, serán menos los momentos en los que llegues a sentirte estresad@, ansios@ o amenazad@, y por lo tanto podrás afrontar de mejor manera esos días en donde los resultados no sean los esperados.
Y entonces…
¿Cómo me vuelvo más asertiv@?
Para desarrollar, alimentar y fortalecer esta habilidad social es importante que pongas en práctica estos siete principios fundamentales:
Primero: Valórate y valora tus derechos
La asertividad implica un amplio conocimiento personal; y sobre todo trabajar en el fortalecimiento de tu autoestima, autoconfianza y reconocimiento de tu valía personal.
Esta es la base de un comportamiento asertivo.
Pues tener confianza en ti mism@ te permitirá reconocer que mereces ser tratad@ con respeto y te dará la confianza para defender tus derechos, establecer límites y ser fiel a tus convicciones, necesidades y deseos.
Segundo: Expresa tus necesidades, deseos y expectativas
Si quieres dar lo mejor de ti en el cualquier ámbito de tu vida, entonces debes asegurar que tus prioridades están claras y que tus necesidades y deseos estén satisfechos.
No esperes a que la otra persona (o la organización si fuera el caso) “se dé cuenta” de lo que necesitas. A lo mejor esperes para siempre y la frustración se alimente dentro de ti.
Recuerda. A no ser que el otro sea “adivino”, si no expresas aquello que sientes, quieres, o necesitas nadie más lo sabrá.
Por ejemplo, en el caso del entorno laboral, no aceptes sin chistar metas que estás segur@ que serás incapaz de cumplir solo “por evitar” problemas, porque eso es justamente lo que vas a obtener como resultado.
Evalúa la situación, establece metas alcanzables, y socializa tu posición de manera clara, respetuosa y segura con todos l@s implicad@s, incluyendo aquello que necesitas de ell@s para llegar a buen puerto.
Haz peticiones que contemplen también las necesidades de los demás, de esta manera será mucho más viable obtener, una respuesta favorable, su ayuda y buena predisposición.
Tercero: Recuerda que solo eres responsable de tus propias reacciones.
En ciertas ocasiones, al adoptar un estilo de comunicación más asertivo podemos sentir que hemos herido la sensibilidad del otro, pues reacciona con enojo o resentimiento.
Si has sido respetuos@ en tu hablar, clar@ y siempre consciente de los derechos y necesidades de la otra persona, no tienes nada por lo que reprocharte.
La culpa puede hacernos retroceder, y muchas veces por “evitar el mal rato” seguimos permitiendo que sucedan cosas que nos lastiman y que van en contra de nosotr@s mism@s.
Cuarto: Utiliza un lenguaje positivo
Sin importar si aquello que debes decir tiene una connotación negativa o positiva para tu interlocutor, es necesario que busques la manera de transmitirlo de manera constructiva, sensible y empática.
¡Piérdele el miedo a expresar tu punto de vista!
Mientras actúes desde el respeto y la consideración por el otr@, estás en todo tu derecho de exigir tus derechos (valga la redundancia).
Quinto: Abre tu mente al reconocimiento y la crítica
El recibir retroalimentación, especialmente en entornos profesionales, suele resultar algo incómodo.
Incluso si estás molest@, es necesario que te des permiso de estarlo y expresarlo; procura hacerlo siempre desde un lugar de consideración y cordialidad.
Yo diría que de alguna forma cuando escuchamos la palabra evaluación, feedback, retroalimentación, sin importar lo que vayan a decirnos, entramos en “modo defensivo”.
Culturalmente hemos vinculado a la evaluación con crítica destructiva, despidos, agresión, castigo, entre muchos otros conceptos cuyas connotaciones no son positivas.
Entonces, es posible que cuando te veas enfrentad@ a este tipo de circunstancias te sientas fuera de tu centro.
Respira.
Escucha la retroalimentación, ya sea “positiva” o “negativa”, y hazlo con el compromiso de recibir todo con humildad, positivismo y calma.
Si no estás de acuerdo, exprésalo, sin ponerte a la defensiva ni enojarte. Argumenta de manera objetiva y respetuosa.
Y si piensas que algo de lo que has recibido tiene sentido para ti, utilízalo a tu favor y empieza a implementar algún cambio significativo que te ayude a avanzar.
Recuerda. Si en cambio lo que recibes son elogios, acéptalos con humildad, utiliza esa información para alimentar tu valor personal y sigue fortaleciendo eso que te hace brillar.
Sexto: Aprende a decir que NO
Decir NO puede parecer muy sencillo, pero cuando no has estado acostumbrad@ no es tarea fácil.

Conocer tus propios límites y la cantidad de tareas o compromisos que puedes asumir te ayudará a gestionar tu vida de manera efectiva, en salud y equilibrio.
Es imposible complacer a todo el mundo y vivir para contarlo. Y si esta es tu política, pronto te sentirás agotad@, infravalorad@ y absolutamente exhaust@; y lo que es peor, de todas formas no habrás podido solventar todos los requerimientos en tiempo y forma.
Di NO cuando sea necesario, y cuando tengas que decir NO hazlo desde la empatía y el respeto, incluso (si la situación lo permite) intenta encontrar una propuesta que funcione para todas las partes.
Séptimo: Utiliza técnicas que faciliten el camino
Aunque existen muchas técnicas de comunicación asertiva, pienso que estas tres (3) técnicas te resultarán sencillas y efectivas.
Uno: Comunica desde la responsabilidad.
Siempre habla desde lo que tú sientes, no desde lo que el otro provoca en ti.
El protagonista eres tú. Utiliza expresiones como: “yo quiero”, “yo necesito”, “yo siento”, “yo pienso”; esto no solo evitará que la otra parte se ponga a la defensiva, sino que te permitirá transmitir tu punto de vista con seguridad y firmeza.
Dos: Arma un guión en tu mente.
Puede ser que consideres difícil transmitir tus sentimientos e ideas de forma clara, cuando necesitas establecer un punto sin lastimar.
Así que, armar un breve guión mental o incluso escrito sobre lo que quieres expresar, te será de gran ayuda.
Aquí te comparto una posible estructura:
Describe el evento. Dile a la otra persona exactamente y de la manera más objetiva posible cómo ves la situación o el problema.
Habla de lo que te hace sentir. Describe con claridad cómo te sientes sobre la situación, utilizando el lenguaje responsable del que hablamos en el punto anterior.
Expresa tus necesidades. Explícale a la otra persona exactamente lo que necesitas que suceda para resolver la situación. No dejes nada a la imaginación.
Habla de las consecuencias. Describe el impacto positivo que tendrá la satisfacción de esta necesidad o la atención a este pedido, tanto en tu vida, como en la de ella y en la de todas las personas involucradas.
Tres: Sé coherente en tus expresiones.
Al momento de comunicar de manera asertiva es indispensable lograr una congruencia entre nuestras palabras, nuestro cuerpo y nuestras emociones.
Entonces, para expresarte de manera asertiva pon atención a estos cinco (5) elementos:
Haz contacto visual. Los ojos son los espejos del alma, así que una mirada sincera y que demuestre genuino interés por lo que dice tu interlocutor, sin duda alguna facilitará el camino de construir una conversación profunda y productiva.
Cuida tu postura corporal. El cuerpo dice mucho más de lo que quisiéramos revelar. Evita parecer amenazante o temeroso. Coloca tu cuerpo en una posición erguida, abierta y cómoda. Sé siempre coherente con el mensaje que quieres transmitir.
Sé consciente de tu gestualidad. Utiliza los gestos apropiados para añadir énfasis a tu discurso, evita hacer gestos agresivos o despectivos que rompan la posibilidad de acuerdo.
Ajusta el tono de tu voz. Un tono equilibrado y modulado es mucho más convincente y bien recibido que uno agresivo y disarmónico. Sé firme, pero evita ser intimidante.
Sé oportun@. Aunque lo que tienes que decir es de mucha importancia, recuerda que, (especialmente en circunstancias de mucha tensión), tiene mayor relevancia el cómo, dónde y cuándo eliges para comentar un asunto.
Advertencia necesaria. La asertividad no siempre es “bien vista” en todos los ambientes, debes ir aplicando poco a poco estos nuevos hábitos para que no resulten contraproducentes.
Incorpóralos con sabiduría y paciencia.
Espero que hayas disfrutado la lectura, y sobre todo que estos conceptos, recomendaciones y técnicas te sean de utilidad.
Gracias infinitas por leerme.
Espero que te animes a poner estas prácticas en acción y que compartas tu experiencia.
Comenta. Será un placer leerte.
Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Redactora en Axon Training.

Muchas gracias por sus palabras. Lo leeré varias veces, para asimilar completamente. En primera lectura, ya abre un abanico de pensamientos. Atte. Antonio
¡Hola Antonio!
Gracias por leer nuestra nota y dejarnos tu comentario, te invitamos a que sigas descubriendo aun más en nuestras notas de blog.
Muchas gracias, simple y excelente !
¡Hola Lorena!
Gracias a ti por leer nuestra nota y tomarte el tiempo de dejarnos un comentario, te invitamos a que sigas descubriendo más material en nuestro blog.