AXON TRAININGEn esta breve reseña encontrarás respuestas sencillas y coloquiales que aportarán claridad a tus cuestionamientos sobre el coaching ontológico y su poder de transformación.
Recuerdo que durante mi formación como coach ontológica se me asignó una tarea no solo de teorización, sino de introspección alrededor de la materia estudiada. Entre otras cosas, se me pidió que definiera, en pocas palabras, lo que es para mí el coaching.
Es por eso que, quiero empezar compartiendo contigo esta definición que surgió de lo más profundo de mi ser, al transitar este camino:
“Para mí el coaching es un proceso de descubrimiento, aprendizaje y transformación del ser humano, orientado al rescate del ser esencial, que mediante conversaciones poderosas entre el coach como facilitador y el coachee como generador de su propia realidad, permite destrabar, desbloquear y crear nuevas realidades para quien lo experimenta.
Y siendo que este proceso permite transformar al ser, su aporte a la vida personal del individuo y a las dinámicas de interacción entre individuos, en el trabajo o en cualquier otro espacio social, es invaluable, pues permite que estos también sean transformados.”
(¡Qué emocionante! Pude citarme a mí misma)
Te confieso que cuando empecé a estudiar la certificación de coaching ontológico no tenía el objetivo de certificarme. Mi finalidad primordial era, simplemente, nutrirme de nuevas herramientas para avanzar en mi proceso de transformación personal.
La intención era indagar, a fondo, en aquellas cosas que aún estaban bloqueando y boicoteando el completo restablecimiento de mi salud.
Además, buscaba utilizarlo como un instrumento para la evaluación y mejoramiento de mis relaciones interpersonales, y por supuesto, para armonizar la relación conmigo misma.
Sin embargo…
No resultó nada sencillo mantenerme al margen de lo que significa ser una profesional del coaching. Mi vida personal, mis logros, mis propias pequeñas y grandes transformaciones me permitieron ver la relevancia del coach como facilitador de procesos personales.
Aunque como psicóloga, de primera profesión, me había prometido que me daría un respiro para cuidar de mí misma, esta nueva mirada que me brindaba el coaching me sedujo profundamente.
La idea de convertirme en ese puente que ayude a conectar a las personas con su propósito interior, con la mejor versión de ellas mismas, de ellos mismos, fue irresistible.
Y por qué no, la idea de, en un futuro no muy lejano, constituirme en un ejemplo viviente, una experiencia exitosa, de los resultados del coaching.
Ser totalmente coherente entre el sentir, el pensar, el hablar y el actuar, acompañando también a otras personas a trascender sus limitaciones y permitirse crear la vida que merecen, se convirtió en un objetivo muy poderoso.
Es entonces que, en este proceso de transición desde la búsqueda personal al deseo de acompañar a otros en su ruta, encontré esta frase que tan acertadamente dice Rafael Echeverría y comprendí que estaba en el camino correcto:
“No se hace coaching desde la perfección; se hace coaching desde nuestras heridas. Es porque somos profundamente imperfectos que nos es posible entender y trabajar con la imperfección. Nuestras heridas son uno de nuestros más preciados activos cuando se trata de hacer coaching.”
Hasta aquí mi experiencia.
Y como estoy segura de que para estas alturas ya te estás preguntando:
Y en concreto, ¿qué hace un coach ontológico?
Vamos a ello…
El coach ontológico acompaña a un otro a comprometerse con la aventura de asumir su propio viaje del héroe. Este acompañante no le dice a su cliente lo que tiene que hacer, no presiona ni aconseja, no recomienda.
El coach ontológico explora, hace preguntas, ofrece interpretaciones generativas, desafía respetuosamente el modelo mental de la otra persona, para que se dé permiso de desarrollar una mirada que le permita el descubrimiento de nuevas visiones y posibilidades.
También la acompaña en el diseño de acciones que le faciliten alcanzar los resultados deseados, si es que el proceso del coachee así lo requiere.
Recuerda. El coach NO fuerza las cosas, el proceso del cliente es el que marca la ruta.
Y ¿a quién está dirigido el coaching ontológico?
El coaching ontológico, desde una mirada personal y profesional, está dirigido a ti y a mí. A esa persona que busca resolver un problema, dar un siguiente paso en su vida, a quien quiere encontrar su verdadera identidad, reconciliarse consigo misma, consigo mismo, y a quien necesite acompañamiento en el camino, para generar nuevas y saludables conversaciones en su entorno.
Aunque el proceso también puede ser aplicado en organizaciones, familias y grupos, siempre empezará por la persona, por el rescate y reconocimiento del SER que cada una, que cada uno, esté siendo, en el momento, en el entorno, en su quehacer.
Y el proceso, ¿cómo funciona?
El proceso de coaching ontológico es una oportunidad de desaprender, reaprender y aprender nuevas miradas, tanto para el coach como para el coachee.
Por un lado…
Si decides transitar el proceso como coachee tendrás la oportunidad de darte cuenta de quién estás siendo a cada paso de tu vida, tu mirada del mundo, el tipo de conversaciones que mantienes contigo misma, contigo mismo, y con los demás, ya sea sobre el entorno que te rodea o sobre tu mundo interior.
Y sobre todo, te harás consciente del impacto que cada una de esas acciones, palabras, pensamientos y emociones están teniendo en los resultados que obtienes en tu vida.
Te darás cuenta, a tu ritmo, de cómo el lenguaje que utilizamos crea realidades, identidad y el entorno en el que vivimos; siendo el lenguaje no solo una forma de describir la realidad, sino de transformarla.
Este proceso te abrirá paso por el sendero del eterno aprendiz, ávido de ir más profundo.
Te darás cuenta de que si te arriesgas a recorrer el camino (que no será fácil, te lo anticipo), serás capaz de modificar tu identidad, tu manera de ver las cosas, la relación que mantienes con tu entorno y contigo misma, contigo mismo.
Te aseguro que será un viaje hacia adentro que no querrás abandonar, una ruta que te sorprenderá a cada paso brindándote transformación y aprendizaje.
Por otro lado…
Si quieres incursionar en el mundo del coaching como coach, arremángate la camisa, porque será una travesía que nunca olvidarás. Cada persona frente a la que te sientes te mostrará una mirada nueva, un universo diferente.
Escucha, calla, disponte a dejar todos tus juicios afuera del espacio que construirás junto a tu coachee. Olvida tu punto de vista y permítete experimentar el espacio desde el asombro.
Decídete a mirar la vida con los ojos de una eterna aprendiz, de un eterno aprendiz, desaprende todos los días.
Acompaña al otro desde la humildad y la empatía, para que pueda liberar su máximo potencial.
Cuestiona siempre con respeto los modos tradicionales de percibir e interpretar los hechos y la realidad.
Promueve en el otro la creatividad, una vida como protagonista, una mirada de posibilidad y una actitud proactiva.
Recuerda. No solo acompañarás a esa persona en la resolución de un conflicto o en la búsqueda de un objetivo específico, sino que serás testigo del máximo desarrollo del potencial humano.
Te volverás sedienta, sediento, de indagar en nuevas herramientas y estrategias para ser más competente en tu acompañar.
Estoy segura de que hay mucho más que decir sobre este tema y muchas otras miradas en el planeta. Sin embargo, espero que esta breve reseña haya despertado tu curiosidad e interés.
Te invito a indagar más a fondo sobre el mundo del coaching y a experimentar lo que significa ser parte de él.
¿Qué es para ti el coaching?
Anímate a compartir en los comentarios.
Siempre es un gusto aprender junto a ti.
Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológica y escritora
Fundadora de El Refugio del Artista
Redactora en Axon Training
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