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Mentalidad de éxito: Nueve acciones para fomentarla

En este artículo encontrarás una breve aproximación a las diferencias entre la mentalidad fija y de crecimiento, además de 9 acciones para fomentar la mentalidad de éxito o crecimiento.

¿Piensas que la capacidad de aprendizaje, inteligencia, dones y talentos son características inmutables con las que llegamos a este mundo y nada se puede hacer al respecto?

O al contrario, ¿crees que las capacidades, habilidades e inteligencia son características que pueden modificarse con el tiempo, el aprendizaje y la experiencia vital?

Te invito a explorar al respecto.

Buscando respuestas a estas preguntas, me encontré con el trabajo de la profesora de psicología en la universidad de Stanford, Carol Dweck.

Carol en su libro Mindset: La nueva psicología del éxito (Mindset: The New Psychology of Success), propone la existencia de dos tipos de mentalidad: una mentalidad fija y una mentalidad de crecimiento. Estas dos formas de pensar, según la autora, son muy relevantes para definir lo que consideramos nuestra personalidad. 

Una persona con mentalidad fija es aquella que supone que su carácter, capacidad creativa e inteligencia son rasgos fijos que no pueden cambiarse. Considera que sus habilidades básicas son aquellas con las que nació y que tendrá que aprender a defenderse con lo que “le tocó” en la vida.

Además, asume que, en consecuencia, no será capaz de mejorar el nivel de experticia que se le ha concedido en una u otra labor o materia de estudio.

Esta manera de pensar puede afectar profundamente a la autoestima y a la valoración personal.  

Algunos pensamientos que pueden ser comunes en las personas con este tipo de mentalidad son:

  • “O soy bueno en algo, o no lo soy.”
  • “Ya es demasiado tarde para aprender nuevas cosas.”
  • “Para qué lo intento, si de todas maneras voy a fracasar.”
  • “Todo es muy difícil para mí.”
  • “Soy experta/o en procrastinar.”
  • “No soy creativa/o.”
  • “Me cuesta… (hacer esto o aquello).”
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La mentalidad de crecimiento, por el contrario, alimenta la creencia de que las habilidades e inteligencia se pueden desarrollar y pueden crecer y fortalecerse con el tiempo y la experiencia. 

Las personas con este tipo de mentalidad consideran que pueden llegar a ser más inteligentes, que sus esfuerzos repercuten en su éxito y que con determinación y paciencia pueden aprender lo que se propongan. 

Además, creen que las capacidades básicas con las que cuentan son solamente el punto de partida de su verdadero potencial. Estas personas, generalmente, gustan de aprender y son menos propensas a ceder ante la presión social, pues no están en búsqueda de la aprobación de otros para tomar decisiones vitales.

Algunas reflexiones comunes en las personas con este tipo de mentalidad son:

  • “Siempre puedo mejorar mediante la práctica, al fin y al cabo, la práctica hace al maestro.”
  • “Puedo aprender lo que quiera o necesite, cuando decida hacerlo.”
  • “Los errores no son fracasos, son oportunidades para aprender, reevaluar y hacerlo mejor la próxima vez.”
  • “Siempre puedo mejorar en algo si quiero y estoy dispuesta/o a hacerlo con determinación y constancia.”
  • “Disfruto aprendiendo y creciendo, y el aprendizaje es para mí una búsqueda de por vida.”

La mentalidad fija versus la mentalidad de crecimiento.

Aunque las diferencias son múltiples entre estas dos formas de pensar, existen dos diferencias clave que te pueden iluminar, si te interesa ir más a fondo.

Una diferencia fundamental es la percepción sobre el reto. 

Una persona con una mentalidad fija evitará los desafíos y a menudo se sentirá inundada por un profundo miedo al fracaso. Siempre estará dispuesta a hacer lo necesario para evadir las responsabilidades. 

Por otro lado, a la persona con mentalidad de crecimiento le entusiasman los retos, los encuentra atractivos e incluso los ve como una fuente de aprendizaje experiencial. Cuenta con herramientas para gestionar el desafío (o las busca) y avanza hacia mayores logros.

La segunda diferencia clave es el modo como afronta los errores y la retroalimentación.

Aquella persona con una mentalidad fija se avergüenza de cometer errores, se autoflagela, culpa a los demás o se pone a la defensiva cuando se emite alguna observación al respecto. Suele tomar la retroalimentación como una crítica contra la persona y no como una evaluación de la acción. 

Por su parte, la persona con mentalidad de éxito ve los errores como una lección de aprendizaje, es menos probable que se tome la retroalimentación como algo personal y, por el contrario, está abierta a escuchar aportes que le ayuden a fortalecer sus capacidades, para hacerlo mejor la próxima vez.

Nota importante. Antes de que empieces a encasillarte, es crucial que sepas que todas y todos hemos estado en modo fijo o de crecimiento alguna vez, fluctuamos entre las dos mentalidades según nuestras creencias sobre cierto tema y nuestras experiencias a lo largo de la vida. 

Si descubres que tienes una mentalidad fija en algún ámbito de tu vida o que pasas la mayoría del tiempo en modo fijo y quieres fortalecer una mentalidad de éxito, sigue leyendo.  

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¿Cómo desarrollar una mentalidad de éxito?

Como te habrás dado cuenta la mentalidad de crecimiento es la que más favorece al éxito en la consecución de nuestras metas y además nos permite vivir una vida más relajada y plena.

Sin embargo, es probable que nuestro entorno haya fomentado creencias que nos hacen sentir que nuestras capacidades son fijas y nuestras oportunidades limitadas. Para ello te propongo 6 pasos para desarrollar la mentalidad de crecimiento y 3 acciones cotidianas para alimentar esta mentalidad diariamente. 

Los 6 pasos que puedes tomar ahora mismo para desarrollar una mentalidad de crecimiento son:

1. Detecta en dónde te encuentras ahora.

Luego de haber leído sobre el tema, piensa: ¿en qué tipo de mentalidad consideras que pasas la mayoría del tiempo?

¿Tienes una mentalidad de crecimiento y quieres asegurarte de conservarla? ¿Sientes que tu mentalidad es fija y te has dado cuenta de que te cuesta mucho adaptarte a los cambios?

Sé sincera/o y a la vez compasiva/o, solo estás indagando para conocer tu punto de partida. 

Recuerda. No puedes saber qué camino tomar si no sabes en dónde te encuentras.

2. Explora, ¿para qué quieres desarrollar una mentalidad de crecimiento?

¿Qué tiene la mentalidad de crecimiento que cautiva?

¿Qué beneficios crees que aporta a tu vida el fomentar una mentalidad de crecimiento?

Conocer el PARA QUÉ de las decisiones que tomas en tu vida te dará un propósito, y eso te inyectará la fuerza para atravesar las etapas de desarrollo que resulten desafiantes e incómodas. 

3. Observa a otras personas con una mentalidad de crecimiento.

Habla con las personas de tu entorno y detecta a aquellos que tengan una mentalidad de crecimiento, escucha, observa, es muy posible que te aporten ideas valiosas. 

En el supuesto (algo improbable), de que no encuentres a ninguna persona en tu entorno con estas características, busca mentores, vivos o muertos, a los que puedas escuchar y/o leer que alimenten tu objetivo. 

4. Cambia tu perspectiva sobre el “fracaso”.

Conscientemente, introduce a diario la idea de que el fracaso no es más que el método científico de ensayo-error, la práctica que realizas para aprender sobre algo.

Todos los seres humanos aprendemos primero a gatear, para luego caminar y posteriormente correr; nos caemos y levantamos un sinnúmero de veces para luego permanecer erguidos gracias a la experiencia y el aprendizaje. 

Recuerda. Nadie empieza siendo el mejor del mundo en su disciplina, hay mucho ensayo detrás de lo que ves como resultado.

5. Abraza tus limitaciones.

Reconoce que habrá cosas que te resultarán más complicadas de lograr que otras. Mira a estas “debilidades” como puntos a desarrollar que requerirán de ti más tiempo y esfuerzo. 

Aunque se dice que nos tomaría 10.000 horas de práctica alcanzar la maestría en alguna disciplina, a lo mejor tú necesitas 10.001, pero no por eso te rindas.

6. Fíjate en cómo hablas y actúas

Vigila tu lenguaje con atención, por ejemplo: cuando hablas de talentos y habilidades, ¿alguna vez te encuentras diciendo: “no soy buena/o en esto” o “es que ella tiene un talento natural, a mí no se me da”?

Reemplaza esas ideas por: todavía no soy muy buena/o en esto”, “ella debe haber ensayado constantemente para alcanzar su grado de experticia”, etcétera.

Al contrario de desanimarte cuando ves a una persona con una gran maestría para hacer algo que anhelas, modela sus estrategias, observa, y si te es posible, interactúa con ella.

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Una vez que hayas dominado los seis pasos anteriores, añade estas 3 acciones para alimentar la mentalidad de crecimiento en el largo plazo:

1. Reflexiona cada día sobre tus aprendizajes.

Aunque es fundamental y alentador dedicar un tiempo al final del día para reflexionar sobre nuestros logros y avances, también es importante darnos un tiempo para reflexionar sobre aquellas cosas que no salieron tan bien como hubiéramos querido. 

Toma en cuenta que esta práctica de ninguna manera tiene el objetivo de castigarte por aquello que no resultó, al contrario, la idea es evaluar lo sucedido, reconocer los aprendizajes y fijarlos para próximas oportunidades. 

La pregunta clave que puedes hacerte es:

¿Qué aprendí de esta experiencia que pueda ayudarme a alcanzar mis objetivos y a mejorar mi vida?

2. Deja de buscar la aprobación de los demás.

¿Cuándo tomas una decisión lo haces pensando en tus sueños y objetivos, o lo haces para obtener la aprobación de los demás?

¿Cuándo fijas tus metas reflexionas sobre lo que realmente deseas o estás impulsada/o por el deseo de cumplir con las expectativas de otros?

Indaga a fondo y ten siempre presente el PARA QUÉ de tus acciones.

Cuando dejes de actuar en función de las expectativas externas y de aquellos objetivos que no te pertenecen, el aprendizaje resultará más llevadero y podrás asumir con mayor fluidez los desafíos diarios que conlleva el proceso de expansión personal.

3. Celebra el éxito de otras personas.

Cuando otras personas a tu alrededor logren algo significativo para ellas, celébralo, siente curiosidad por saber qué las llevó al triunfo, y mejor aún, pregúntales; conéctate con sus logros para entender qué acciones tomaron y cómo abordaron el reto para llegar a ese punto.

Contribuye a fortalecer su mentalidad de crecimiento elogiando sus esfuerzos y acciones, en lugar de hacer referencia a sus rasgos inherentes.

Por ejemplo, al contrario de utilizar frases como “¡Qué bien lo has hecho! Eres muy inteligente, ¡felicidades!” Podrías decir: “¡Qué bien lo has hecho! Debes haber puesto mucho empeño y dedicación para lograrlo, ¡felicidades!

Listo. Hemos llegado al final de este viaje, ahora te toca a ti.

¿Cuál será tu primera acción para empezar a fortalecer la mentalidad de crecimiento?

Comparte tu experiencia en los comentarios.

Será un gusto leerte.

Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Fundadora de El Refugio del Artista.
Redactora en Axon Training.

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1 comentario


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  • Hola, Cris. Tengo mentalidad de crecimiento la mayor parte del tiempo. Me parece muy interesante su artículo referido al tema. Hay cuestiones que todavía me cuestan, pero pondré en práctica sus consejos y guías. Agradecida. Gladys

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