En este artículo encontrarás una técnica con diez (10) reglas sencillas y aplicables para mejorar tus relaciones.
Para empezar con esta experiencia, te propongo desafiarte a responder algunas preguntas que nos ayudarán a dar contexto al tema que hoy nos ocupa.
¿Te animas? Si tu respuesta es sí, vamos a la acción.
Cuando surge un desacuerdo con una persona querida, tú…
¿Evitas el conflicto a toda costa, aunque eso te haga sentir peor más tarde?
¿Sientes que cualquier crítica o desacuerdo sobre algo que dices o haces es un ataque personal?
¿Dices cosas terribles sin pensarlo dos veces y luego te arrepientes profundamente?
¿Te retiras en silencio lleno de furia y consideras que tu mejor arma es la “guerra fría”?
¿Tienes preparada la artillería pesada y traes al presente errores y quejas de un pasado distante?

Pues si te sirve de consuelo no eres la única persona a la que le ha pasado.
La mayoría de nosotros hemos tenido este tipo de reacciones en algún momento de nuestra vida. Y lo que es peor, casi siempre nos sucede con alguien que es muy cercano y querido.
Las relaciones son estructuras complejas y delicadas que construimos a través de las conversaciones que tenemos con nosotros y con otras personas.
Y siendo que cada uno de nosotros es un mundo original e irrepetible, pues son relaciones de distinto tipo y color, y desde luego no siempre podemos ponernos de acuerdo.
Entonces, como ya te habrás dado cuenta, las malas noticias son que tarde o temprano surgirán los desacuerdos, y esto sin duda alguna crea mucha incomodidad en la mayoría de nosotros.
Sin embargo, las buenas noticias son que lo importante siempre será el cómo manejamos estos desacuerdos.
Y que si los manejamos adecuadamente estos pueden fortalecer tus relaciones y aumentar el conocimiento que tenemos de nosotros mismos y del otro.
Una discusión descontrolada y violenta puede convertir incluso el problema más pequeño en un muro infranqueable entre las personas, dándole una carga emocional pesada y dolorosa.
Cuando la situación conflictiva aparece puedes sentirte enojado y lastimado. Y aunque sentirte enojado no es necesariamente un problema si esa ira se maneja de manera constructiva; puede ser que esta se vea empeorada por creencias comunes que no son necesariamente verdaderas.
Por ejemplo: si cuando niño te dijeron o viste que estar enojado significa estar fuera de control, actuar de manera infantil o ser agresivos, es esa la percepción que tendrás de las reacciones que se derivan de esta emoción.
Sin embargo, la verdad es que la ira es una emoción humana normal, tan normal y saludable como la alegría, el asombro o la tristeza.
Por eso para prevenir que una situación de conflicto o desacuerdo se te salga de las manos, te comparto las reglas propuestas en una técnica llamada “Fair Fighting” (pelea justa).
La técnica “Fair Fighting”
Te confieso que, aunque no conozco el nombre del autor o autora de este concepto, sí sé que es ampliamente utilizado para la resolución de conflictos de pareja, y temas mayoritariamente familiares.
El propósito de este es que podamos discutir nuestras diferencias de una manera segura y respetuosa, como quien dice: sin pasarnos de la raya.
Esta técnica tiene varias reglas a tomar en cuenta que debemos aplicar sin olvidar u omitir las demás.
Te comparto estas diez (10) reglas que, desde mi mirada, recogen toda la riqueza de esta técnica.
REGLA #1. Antes de empezar una discusión pregúntate:
- ¿Qué es lo que me está molestando exactamente?
- ¿Qué es lo que quiero que la otra persona haga o deje de hacer?
- ¿Es la intensidad de mis emociones proporcional a lo sucedido?
Y si notas una desproporción entre las emociones y la situación; repregúntate:
- ¿Qué es lo que verdaderamente me está molestando?
Siempre tómate un tiempo para reflexionar sobre tus propios sentimientos al respecto de lo sucedido.
REGLA #2. Discute un tema a la vez.
Toda discusión que se sale del tema inicial tiende a escalar en intensidad y a dejar sin resolver el problema original.
No permitas que: “No sacas la basura cuando es tu turno”, se convierta en “nunca haces nada y te pasas el día mirando televisión”.
Recuerda. Sé específico y enfócate en un solo tema.
REGLA #3. NO al lenguaje degradante.
Siempre habla sobre la acción, no sobre la persona.
Están prohibidos los insultos, malas palabras y calificativos degradantes o humillaciones.
Este tipo de lenguaje lo único que logra es lastimar a la otra parte y mientras todo se vuelve una guerra de improperios, el tema original queda en el olvido.
REGLA #4. Nada de golpes bajos.
Evita sacar a la mesa temas muy sensibles para la otra persona, exagerar, acusar, culpabilizar y/o generalizar las circunstancias con palabras como “siempre” o “nunca”.
Todas estas acciones pueden contribuir a crear un ambiente de desconfianza, violencia y extrema vulnerabilidad en tus relaciones que elevarán las tensiones y provocarán una actitud defensiva en la otra persona.
REGLA #5. Ponles palabras a tus sentimientos.
Esta regla tiene que ver con expresar nuestros sentimientos sobre la situación objetiva que está sucediendo, desde un lugar de responsabilidad.
Por ejemplo:
“Me siento enojada cuando ignoras mis llamadas telefónicas”, o
“Siento miedo cuando me gritas”.
Recuerda. Enfócate en los hechos objetivos y en tus sentimientos más sinceros.

REGLA #6. Permite hablar a tu “contrincante”
Invita a la otra persona a compartir su punto de vista.
Evita hacer correcciones, interrumpir o escuchar para responder. Haz tu mejor esfuerzo para escuchar abierta y genuinamente las preocupaciones y sentimientos de la otra persona.
Tu único trabajo es entender su punto de vista, incluso si no estás de acuerdo.
Parafrasea lo que has escuchado de manera objetiva y respetuosa, de manera que la otra persona sepa que prestaste atención; y pídele que haga lo mismo por ti.
REGLA #7. NO a la guerra fría.
Muchas veces la forma más sencilla que encontramos para responder a un conflicto o discusión en nuestras relaciones es la de escondernos en nuestro caparazón y negarnos a hablar.
Si habláramos en términos de resolución de conflictos, esto es lo que se llamaría una forma de obstrucción.
Es posible que te sientas aliviado temporalmente, pero la realidad es que el tema de fondo seguirá sin resolverse y la otra persona se sentirá cada vez más molesta o incómoda.
Si en verdad necesitas un tiempo antes de abordar este tema, dilo y acepta o propón iniciar la conversación más tarde.
No lo dejes a la imaginación del otro, tú no sabes lo que está imaginando.
REGLA #8. Nada de gritos.
Gritar no ayudará a que el otro entienda tu punto de vista, al contrario, es posible que lo aturda.
Estarás enviando el mensaje de que solo tu opinión, ideas y sentimientos son los que importan.
Y si logras de alguna manera intimidar a tu “oponente”, pues el problema de fondo solo se irá agudizando y quedará sin resolverse.
REGLA #9. Pide un tiempo fuera.
Como en todo combate puede que las cosas suban de tono.
Si sientes que la discusión se está saliendo de control, y que empieza a volverse personal y acalorada, tómate un descanso.
Pide a la otra persona o a las otras personas este espacio para volver a la calma, o por lo menos a un lugar desde el que puedan escucharse con respeto.
Permite que se enfríen los ánimos antes de retomar la conversación.
REGLA #10. Disponte a asumir los compromisos.
No todas las veces encontramos la respuesta ideal cuando tenemos una discusión, las relaciones interpersonales son complejas por naturaleza y no siempre podemos ver desde los mismos ojos una situación.
Sin embargo, solo da lo mejor que tengas y puedas. Intenta llegar a un compromiso de entendimiento donde todas las partes den y tomen de una manera armoniosa.
Si por alguna razón no logras llegar a un compromiso inicial que haga un cambio definitivo en el tema que se quiere resolver, por lo menos tómate el tiempo para comprender la perspectiva del otro.
A veces el solo hecho de comprometernos a tratar de comprender la perspectiva del otro puede serenar y desvanecer en gran medida los sentimientos más incómodos.
Nota importante. A veces a pesar de nuestros sinceros esfuerzos por lograr resolver un conflicto, este simplemente parece insuperable. Cuando esto nos ocurre no esperemos a que la situación escale a lugares desde los que no haya retorno. Busquemos ayuda de un tercero, profesional en la materia y objetivo en lo posible.
Cuando surja un conflicto en tus relaciones, invita al otro a compartir estas reglas y busquen la mejor de las soluciones para que retorne la armonía y el entendimiento en un ambiente donde todos ganan y son respetados como individuos.
Espero que esta técnica te haya gustado y sobre todo que te sea útil en tu día a día.
Comenta tus impresiones y experiencias al respecto. Será un honor leerte.
Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora
Redactora en Axon Training

Excelente!! Un gran y valioso aporte mil gracias!! ☕