Un viaje al centro de tu tierra
Si llegaste hasta acá preguntándote qué es “holístico”, esa palabra que está tan de moda hoy, te contamos que podemos definirla desde dos puntos de vista: aplicada al ser humano o a las terapias. El primero entiende al ser humano como un ser integral, que conjuga como elementos fundamentales cuerpo, mente y espíritu o alma (el ser interior). El segundo, aplicado a las terapias, se refiere a todas aquellas en las que se busca estimular el poder de sanación natural del organismo. Aquí se considera al ser humano como una unidad del cuerpo, mente y espíritu. En adelante, usaremos “visión holística amplia” para referirnos a ambas acepciones como un todo.
“El todo es mayor que la suma de sus partes.” – Aristóteles

Quizás también te preguntes por qué, en 2020, llegamos a poner de moda un concepto tan antiguo como el de Aristóteles. Enfoquémonos, mejor, en el “para qué”.
Tal vez para cubrir esa necesidad de pertenencia, tal vez para permitirnos ser, tal vez para poder integrar nuestros mundos (exterior e interior), tal vez, simplemente, para retomar el viaje.
Ahora que acordamos qué es este concepto nuevo, podemos analizar en qué pensamos cuando hablamos de bienestar holístico. Nos estamos refiriendo a un “estar bien” en todas las dimensiones del ser: lenguaje, cuerpo, emociones, espíritu, sociedad-cultura; utilizando para ello el poder que está en tu interior.
El bienestar tiene un significado diferente para cada persona. Por lo tanto, el camino a recorrer es distinto para cada uno, un proceso único y diferente. Esta es la razón por la que es necesario personalizar el enfoque.
¿Cómo se relacionan el bienestar holístico y el coaching?
El hilo conductor es precisamente el enfoque holístico hacia el autoconocimiento.
Generalmente, un viaje es desde un punto A hacia un punto B. Este viaje, en cambio, es tan especial que va desde un punto A hacia el mismo punto A. Se trata de un viaje cognitivo, de descubrimientos, de ampliar horizontes, de explorar nuevas realidades hasta ahora desconocidas. Me busco a mí mismo; el buscador es lo buscado. La única distancia que me separa de ese lugar no es física, es una distancia en términos de conocimiento.
Lo que conocemos, en este caso, a nosotros mismos, depende de qué distinciones podamos hacer, y éstas, a su vez, constituyen el tipo de observador que somos.
Conocerse es tomar conciencia de quién es uno, qué se siente y cómo expresa uno sus emociones. Constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.
Cuando uno se conoce a sí mismo tiene la capacidad de observar por dentro y por fuera, lo que siente y lo que hace; utiliza sus preferencias para guiar la toma de decisiones y va descubriendo sus capacidades y limitaciones.
Las emociones son habitantes del corazón, igual que los pensamientos son los habitantes de la cabeza. Dar salida, expresar una emoción, es un proceso muy saludable. Con ello “aclaramos” la cabeza para poder después pensar y actuar mejor.
“El alma como dominio de aprendizaje se manifiesta en nuestra búsqueda de integración en el todo.” – Julio Olalla
¿Qué herramientas dentro de esta visión holística amplia encontramos para trabajar el autoconocimiento?
Existen varias herramientas que nos ayudan en esta tarea. Conocer en cuál dimensión del ser impacta cada una, facilitará su elección.
En la dimensión Lenguaje abordamos al lenguaje como generador de realidad, teniendo en cuenta que el lenguaje es acción. La herramienta por excelencia, que va de la mano del coaching, es la Programación Neurolingüística (PNL).
La dimensión de las Emociones nos lleva a desarrollar la Inteligencia Emocional. Para ello es necesario distinguir, registrar, habitar y gestionar emociones y estados de ánimo. Las herramientas pueden ser Aromaterapia, Nueva Medicina Germánica, Decodificación biológica, entre otras.
La dimensión Cuerpo nos enseña a comenzar a prestar atención al cuerpo, a usar la corporalidad y reconocer la coherencia intrínseca entre el cuerpo y otras dimensiones del ser. Podemos recurrir al Yoga, la Meditación, la Alimentación consciente, el Ayurveda, Tai Chi, Reflexología o Mindfulness, entre otras.
En la dimensión Espíritu hablamos de reconocer que somos parte de algo más grande. Es la más desconocida de todas, la que menos trabajamos en nuestra vida. Tenemos a disposición Feng Shui, Gemoterapia, Reiki, Acupuntura, Tarot, Astrología, Medicina Tradicional China, Registros Akáshicos, Merkaba, Psicología Transpersonal, entre otras.
Finalmente, la dimensión Sociedad-Cultura nos ayuda a ser conscientes de la historia que nos estamos contando colectivamente. Para ello podemos recurrir a la Terapia Transgeneracional, al Chamanismo Transcultural, las Constelaciones Familiares, entre otras.
Existe una gran diversidad de Terapias Holísticas que pueden clasificarse en Terapias energéticas, Terapias mente-cuerpo, Métodos de manipulación corporal o Terapias biológicas. Siempre que sean abordadas desde el autoconocimiento o autodescubrimiento, se transforman en grandes herramientas aliadas del coaching en la práctica del aprendizaje conversacional, en esa conversación interna que comenzamos a tener con nosotros mismos cuando iniciamos este viaje de ida hacia el autoconocimiento.
Te invitamos a iniciar este viaje al centro de tu tierra desde esta visión holística amplia, acompañado de las herramientas que consideres necesarias para encontrar el bienestar en todos los aspectos de tu vida.
“Conócete a tí mismo”, decía la inscripción del Templo de Delfos y fue lo que Sócrates hizo durante toda su vida.

A continuación, te dejamos algunos regalos:
Primer regalo: Rueda de la vida aplicada al bienestar
Para determinar tu enfoque personalizado con respecto al bienestar, abriremos un poco más el abanico de opciones y pensaremos en ocho dimensiones del bienestar holístico. Las dimensiones pueden ser las siguientes y podés evaluarlas a partir de las siguientes preguntas:
- lenguaje: ¿Uso lenguaje positivo? ¿Creo con mis palabras la realidad que quiero?
- cuerpo-físico: ¿Cómo está mi salud? ¿Realizo actividad? ¿Cómo duermo?
- emocional: ¿Soy capaz de gestionar mis emociones? ¿Puedo identificar, evaluar y compartir de manera efectiva esas emociones con otras personas?
- mente-intelectual: ¿Trabajo la mente de manera continua para desarrollar nuevas habilidades y conocimientos?
- espiritual: ¿Cuán conectado estoy con esa energía superior con la que me identifico?
- nutricional: ¿Mi dieta es balanceada? ¿Consumo alimentos nutritivos para el cuerpo y la mente?
- social-cultural: ¿Conozco mis orígenes? ¿Conozco mi historia y la de mi clan?
- financiero: ¿Vivo dentro de mis posibilidades financieras? ¿Planifico mi futuro?
El ejercicio consiste en:
- Representar las áreas en un círculo. En primer lugar, es necesario dibujar un círculo y dividirlo en diferentes porciones, que representan las diferentes esferas.
- Puntuar cada área. ¿Cómo calificarías en este momento tu bienestar en cada una de ellas?
- Unir los puntos.
- Analizar: ¿mi rueda gira?
- Reflexionar. Determinar qué puntos requieren tu atención.
- Decidir por dónde empezar.
- Trazar un plan acompañado por un Coach.
Segundo regalo: Diario de Emociones.
“El que experimenta sabe” dice RUMI, entonces vamos a experimentar.
Es importante trabajar nuestro interior, identificar nuestras creencias y pulirlas. Y para poder cambiar todo aquello estoy proyectando afuera, como en una pantalla de cine, hay que ir al proyector y cambiar esa información.
Vamos a hacer una práctica de autobservación diaria, vamos a registrar todos los días, y más de una vez al día si fuese necesario, las emociones que sentimos. Pasado unos días vamos a observar ese registro y mirarlo con amor. Desde lo más profundo de nuestro interior, sin juzgarnos vamos a ser conscientes de lo registrado. Si siempre se repite la misma emoción, si es en todas las situaciones, ser otro observador de nosotros mismos. Y una vez identificada esa emoción comienzo a buscar el origen, me empiezo a conocer, me acepto y empiezo a SER feliz.
Andrea Davit – Terapeuta Holística – Coach Ontológico
Gracielin Donati – Coach Ontológico y Educativo

Muchas gracias!!!
Excelente, mil gracias