Seguramente te enteraste del desmayo que protagonizó la nadadora Anita Álvarez en plena competencia debido a la autoexigencia a la que se vió sometida.
La atleta estadounidense acababa de terminar su rutina cuando sufrió un desmayo antes de salir del agua y tuvo que ser rescatada por la entrenadora del equipo.
Ahora bien, es común pensar ¿cómo a una nadadora profesional puede ocurrirle algo así? Y la respuesta es simple: somos seres humanos, cuando nos presionamos hasta límites no saludables nuestro cuerpo deja de respondernos.

¿Cuántas veces te has exigido más de lo que deberías? Y no me refiero a una autoexigencia para acercarse a una meta razonable, sino a esas que terminan generando estrés y daños en nuestro organismo.
Entrenar más de lo debido, una dieta que promete tener ese físico que deseas…pueden ser diversas las causas que desencadenen en algo negativo para el cuerpo. Aceptar nuestras propias limitaciones es uno de los aspectos más difíciles de asumir, sobre todo en personas muy exigentes.
Es importante que tengas en cuenta que esto depende exclusivamente de tí, y que al lograrlo vivirás de una manera más relajada y optimista.
A continuación te compartiremos una serie de tips para que sepas cómo ser menos autoexigente de una manera rápida y sencilla.
Analiza tus metas
En principio, plantéate cuáles son tus metas a cumplir y de manera sincera evalúa si realmente crees que podrás alcanzarlas. Ten en cuenta tus responsabilidades, tiempos de descanso, disfrute, etc. Si bien es importante dedicarle tiempo a nuestras metas, también lo es no dejar de lado lo que nos da placer.
Reconoce tus logros
Es importante que reconozcas no solo los grandes logros, sino también los pequeños. ¿Te costó comenzar una rutina e igual lo hiciste? Reconócelo, es valioso. Cuando eres autoexigente es común que pases por alto esos logros, enfocándote solo en la meta. Comienza a hacerlo y verás el cambio.
Aprende a decir(te) que no
Es una tarea difícil de realizar, porque no se trata solo de decir que no a otras personas, sino a tí. Comienza a ser consciente de tus propios límites, al principio costará pero luego será un hábito incorporado.

No te preocupes por los resultados
Sabemos que los resultados son muy importantes, pero también lo es el proceso. Recuerda que las cosas tienen el valor y la importancia que tú quieras darles. En la prueba y el error es donde más se aprende. Simplemente analiza en qué has podido fallar e inténtalo de nuevo. ¡Tú puedes!
Esperamos que puedas comenzar a aplicar estos tips y dejes la autoexigencia negativa de lado. ¡Ya verás cómo cambia tu panorama!
Autora
Joana Scaminacci

Dejar comentario