En este artículo encontrarás una profunda reflexión y dos interesantes y efectivos ejercicios para establecer metas que realmente estén enfocadas en tus más genuinos anhelos.
¿Alguna vez te has fijado un objetivo con gran entusiasmo y luego te has frustrado e incluso rendido queriendo alcanzarlo?
Si te ha sucedido, es muy posible que te hayas enfocado en la meta equivocada.
Una de las razones por las cuales, muchas veces, somos incapaces de disfrutar el camino hacia nuestras metas, e incluso, luego del entusiasmo inicial de lograrlas, volvemos a sentir un vacío por dentro, es que a menudo perseguimos objetivos que en realidad son solo los medios para alcanzar esa meta realmente anhelada.
Es por eso que, antes de trabajar en la construcción de una visión de futuro es importante que seas capaz de diferenciar con claridad entre un medio para lograr tu objetivo y el objetivo final en sí mismo.
Un objetivo final debe ser algo que te aporte satisfacción a largo plazo, algo que esté directamente conectado con tu sentido de vida, con un “para qué” poderoso.
Al plantearnos un medio como objetivo, desconociendo que solamente es un paso para lograr nuestra visión de futuro, generalmente nos encontramos con el bloqueo, la frustración y el desencanto.

Lamentablemente, a menudo, establecemos objetivos basados en lo que sabemos ahora mismo, en lo que podemos ver como el siguiente paso lógico, en lo que pensamos que es posible o lo que se nos dijo que era o no era alcanzable para nosotros. Y esto puede provocar que tengamos una mentalidad limitada.
Los mitos de la sociedad de que debemos hacer tal o cual cosa para alcanzar nuestra visión de futuro, a menudo nos impiden ver otros caminos más creativos y disfrutables.
Por eso, si estableces un objetivo basado en un resultado final ambicioso y libre de juicios, promoverás que tu cerebro sea libre de encontrar múltiples formas para alcanzarlo.
En resumen…
¿Cuáles son las características de una meta final?
- El “qué” de tu meta debe responder a un “para qué” poderoso.
- Generalmente, se trata de lo que quieres sentir en la vida.
- Nace del deseo de tu corazón.
¿Cuáles son las características de un medio como meta?
- Son solo un paso para obtener algo más grande.
- Responden al “cómo” ejecutar algo o resolver un problema.
- A menudo llevan la palabra “para” en su estructura.
Por ejemplo:
Yo quiero ser buen estudiante en secundaria, para ganar una beca en la universidad, para así convertirme en ingeniero, para tener un buen salario, para comprar mi propia casa…
Y es entonces, cuando deberás preguntarte:
¿Para qué lo hago?
¿Es esto realmente lo que deseo o únicamente responde a un condicionamiento cultural o a las expectativas de otros?
Para averiguarlo, te propongo dos ejercicios que te permitirán mirar con mayor claridad tus objetivos finales y distinguirlos de los medios.
UNO. Indaga en el PARA QUÉ

Este primer ejercicio está basado en la técnica de resolución de problemas llamada The 5 whys. (Los 5 por qué)
(Recuerda que para los angloparlantes no existe una clara distinción entre “por qué” y “para qué”, como sucede en nuestro caso)
Sakichi Toyoda, industrial japonés, inventor y fundador de Toyota Industries, desarrolló esta en la década de 1930, se hizo popular en los años 70 y Toyota sigue aplicándola en la resolución de problemas hasta hoy.
Esta metodología responde a la filosofía de Toyota de “ir y ver”.
Esto significa que su toma de decisiones se basa en un conocimiento profundo de lo que realmente está sucediendo en el sitio, no en lo que piensan que está sucediendo, sin acudir al lugar de los hechos.
Es así que, las respuestas provienen de personas que tienen experiencia práctica en el proceso o el problema en cuestión.
Por lo tanto, esta técnica también es muy efectiva a la hora de establecer metas finales. Y claro, siendo tú la persona experta en tu vida, en tus sueños, deseos, sensaciones y expectativas, serás la indicada para responder a estas preguntas.
De manera muy simple, el proceso consiste en observar el objetivo planteado y preguntarte una serie de “para qué” hasta llegar a una conclusión sobre la intención real de tu objetivo. Esto te permitirá separar claramente los dos tipos de objetivos entre sí.
Para que lo lleves a la práctica, vamos como un ejemplo que te facilite su aplicación:
Supongamos que tu meta establecida es: “Quiero emprender mi propio negocio”.
E inicias con la pregunta: “¿Para qué?” Respuesta: “Para poder renunciar a mi trabajo de 9 a 5.”
Pregunta: “¿Para qué?” Respuesta: “Para contar con horarios más flexibles y disponer de mi tiempo”.
Pregunta: “¿Para qué?” Respuesta: “Para pasar más tiempo con mis hijos”.
Pregunta: “¿Para qué?” Respuesta: “Para estar presente en sus vidas y apoyarles en su camino de crecimiento”.
¿Te das cuenta?
En este caso, aunque no aplicamos los 5 para qué, pudimos llegar a la conclusión de que tu verdadera meta final es: contar con el tiempo necesario para estar presente en la vida de tus hijos y acompañarles en su camino de crecimiento.
Ahora, toma ese objetivo final como el punto de partida y observa los objetivos anteriores como posibles medios para lograr lo que te has propuesto.
La claridad sobre tu meta final te mantendrá entusiasmado en el camino y favorecerá a que tu creatividad e inspiración fluyan, ayudándote a encontrar medios alternativos o adicionales para lograr esa visión de futuro.
Ahora que este ejercicio está claro, vamos a la segunda técnica.
¿No estás entusiasmado?
DOS. Hazte las 3 preguntas más importantes.

Hace algún tiempo me encontré con la técnica: Las 3 preguntas más importantes, propuesta por Vishen Lakhiani.
Esta interesante técnica nos propone un atajo para conectar directamente con tu genuina visión de futuro y tener mayor claridad sobre lo que para ti es una vida plena.
Y como su nombre ya te lo indica, el ejercicio se basa en las tres preguntas más importantes que debes hacerte a la hora de determinar tus verdaderas metas finales.
¿Estás listo?
Manos a la obra…
Preparación:
- Reserva al menos 30 minutos para esta actividad.
- Encuentra un lugar y un momento en el que puedas relajarte y estar a solas.
- Toma una hoja de papel de tamaño regular, es esas que se usa para imprimir normalmente (A4)
- Divídela en 3 columnas.
- En el encabezado de la primera columna escribe: Experiencias, en el de la segunda coloca: Crecimiento y en el tercer encabezado escribe la palabra: Contribución.
Avancemos…
Cuando tengas listo tu formato, disponte a responder las siguientes preguntas, libre de prejuicios y limitaciones.
Deberás responder en cada una de las columnas, de manera espontánea, sin analizar el “cómo” ni pensarlo demasiado.
Establece un tiempo igual para cada pregunta, (recuerda que son 3), y coloca un temporizador.
Ahora que lo tienes claro, vamos con las preguntas:

¿Qué clase de experiencias quieres tener en la vida?
Esta es la pregunta correspondiente a tu primera columna.
Inicia el tiempo que definiste (10 minutos es una buena medida) y empieza.
Para facilitarte el trabajo piensa en las emociones que quieres sentir a lo largo de tu vida, en los lugares a los que quieres ir, las cosas que quieres hacer.
Asume que tienes acceso ilimitado a todos los recursos necesarios para acceder a estas experiencias.
No te limites.
Considéralo todo en términos de experiencias, ¿qué quieres experimentar en tu relación de pareja, en tus relaciones sociales y con tu familia?
¿En dónde te gustaría vivir? ¿Cómo sería tu casa? ¿Quieres un auto? ¿Cómo es ese auto?
¿Qué deportes te gustaría experimentar? ¿Qué comida quisieras comer?
Escribe en esta columna todas las cosas que quisieras hacer y tener que te harían sentir alegría y plenitud.
Recuerda. Escribe sin detenerte, sin cambiar las respuestas, fluye con el ejercicio y cuando termine el tiempo, pasa a la siguiente pregunta.
¿Quién quieres ser en esta experiencia vital?
Para llenar la segunda columna te ocuparás de reflexionar lo que tendrías que aprender, en las habilidades que debes desarrollar, los hábitos que debes integrar, que debes fomentar para vivir las experiencias que propusiste.
Pregúntate: ¿Cómo te gustaría desarrollarte? ¿Qué habilidades te gustaría obtener? ¿Qué idiomas te gustaría dominar?
Indaga también: ¿qué rasgos de carácter admiras en los demás?, ¿cuáles podrías necesitar y te gustaría dominar? ¿Cómo quieres afrontar los desafíos de la vida?
No dejes nada por fuera, piensa por ejemplo: ¿cuáles son mis objetivos en torno a mi salud y estado físico?, ¿cuánto tiempo me gustaría vivir? ¿Y en qué condiciones?, ¿cómo me gustaría sentirme cuando llegue a una edad madura?
Anota todo lo que creas, sientas o pienses que sería fundamental desarrollar en ti.
¿Cuál deseas que sea tu contribución en el mundo?
Con toda la información anterior y con el corazón lleno de gratitud por todos los logros, experiencias y nuevos aprendizajes de los que eres capaz; y dejando de lado lo desafiante que haya sido tu vida hasta hoy, te invito a preguntarte:
¿Cómo puedo contribuir para que este mundo sea un poquito mejor?
Escribe todas las posibilidades que vengan a tu mente.
Pregúntate:
¿Cómo podría contribuir al bienestar de mi familia? ¿A mejorar la calidad de vida de mis amigos, de mi ciudad, de mi país e incluso de todo el planeta?
Sin importar, lo grandes o pequeñas que sean tus ideas, escribe, en esta tercera columna, todo lo que se te ocurra.
Reflexiona: ¿qué problema te gustaría resolver para el planeta y la humanidad?
Cualquier cosa que se te ocurra que pueda beneficiar a los demás y al mundo en el que vivimos, está muy bien.
Recuerda. No necesariamente tiene que ser algo material, puede ser tu apoyo, unos oídos atentos, un abrazo sentido, una palabra de aliento, ayudar a alguien a cruzar la calle o brindarle una sonrisa a quien lo necesita.
Listo.
¡Lo lograste!
Ahora que ya tienes mayor claridad en tus metas, tu “qué” y “para qué”, ya puedes empezar a crear el camino pensando en los “cómo” (medios, pasos y procesos)
Recuerda. El “cómo” asoma cuando te enfocas en un “qué” con un claro “para qué”.
Ha sido un placer compartir contigo este momento.
Como siempre, te agradezco de corazón por leerme.
Me encantará saber de ti. Comenta.
Será un gusto leerte.
Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Fundadora de El Refugio del Artista.
Redactora en Axon Training.

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