¿Quisieras conocer algunas sencillas prácticas que, si implementas en tu día, cambiarán radicalmente tu calidad de vida?
En este artículo encontrarás 7 prácticas aplicables en tu día a día que sin duda alguna te ayudarán a mejorar tu relación con la vida, con el entorno y contigo mismo.
¿Quieres tener una mejor calidad de vida sin importar lo que suceda a tu alrededor? ¿Te gustaría que tu estado de ánimo resultara ser un aliado en lugar de un total detractor?
He descubierto con el paso del tiempo que para vivir una vida plena definitivamente no podemos depender de lo que pasa a nuestro alrededor.
La vida puede ser desafiante, y no siempre, o muy pocas veces tenemos control de todos los eventos que suceden en nuestro entorno.
Sin embargo, como he comentado en anteriores ocasiones, sí tenemos la capacidad de elegir el cómo reaccionamos a lo que nos sucede.

Es por eso que, para vivir una vida plena, necesitas tomar decisiones saludables y acertadas que influyan positivamente sobre lo que sientes.
Y aunque es prácticamente imposible que te sientas feliz y a gusto todo el tiempo, y que habrá momentos en los cuales tendrás reacciones inesperadas y no muy acertadas; tomarás decisiones de las que te arrepientas; y a lo mejor vivirás situaciones que parecen superar tu fortaleza, no te desalientes.
En este post te quiero compartir siete (7) hábitos que puedes adoptar ahora mismo para hacer más fluido y pleno tu tránsito por la vida.
Léelos, considéralos y si estás de acuerdo permíteles mudarse contigo.
HÁBITO 1. Busca el rayo de luz
“Después de la tempestad llega la calma”.
Sé que a veces resulta difícil encontrar la esperanza o el lado positivo de una situación que nos rebasa, sin embargo, casi siempre esa experiencia es un llamado para detenernos y reevaluar nuestra vida.
La muerte de un ser querido, como yo lo siento, suele ser una de esas cosas que despierta en nosotros más de una emoción desestabilizante; sentimos ira, frustración, profunda tristeza, desesperanza y una gran incertidumbre del mañana.
Sin embargo, incluso esa situación puede traernos un rayo de luz que ilumine a lo mejor: el valor de una vida bien vivida, de la compasión, de ir por tus sueños, de no desperdiciar ni un minuto en cosas sin importancia.
No sé, te lo dejo. Espero que lo consideres.
HÁBITO 2. Cuida tu propio jardín
¿Alguna vez te has encontrado comparándote con el éxito de otros?
A lo mejor no te has dado cuenta, sin embargo, es posible que tengas una incómoda sensación cuando navegas por alguna red social y empiezas a mirar las fotos o publicaciones que anuncian que otro es más “exitoso” que tú, o que ha logrado eso que tanto anhelas para tu vida.
La invitación es: NO te compares con nadie.
Claro que sí, reconoce el éxito de otros e inspírate en él, ten mentores, sigue a esas personas que representan aquello que quieres lograr, pero recuerda regresar los ojos a tu propio jardín.
Ocúpate de sembrar las semillas, regarlas y cuidarlas con esmero. Haz florecer tu jardín y tal vez aplica algunas de las técnicas que has visto en el jardín del vecino, pero siempre ocúpate de construir y apreciar tu propio camino.
HÁBITO 3. Evita las distracciones en la mañana
Si eres de esas personas que lo último que ves antes de dormirte es tu celular y que lo primero que haces en la mañana es revisar tu correo electrónico, las redes sociales y otras aplicaciones, esta tarea tal vez te resulte algo retadora.
Te aseguro que a pesar del desafío la encontrarás liberadora e incluso un alivio al final del día.
Cuando revisas tu teléfono a primera hora de la mañana permites que otras personas y circunstancias marquen la emocionalidad y el ritmo con el que empezarás tu día.
Te será casi inevitable actuar desde el modo reactivo en lugar de decidir de manera más consciente en qué quieres concentrarte.
Si te es posible consigue una alarma que no sea tu teléfono o por lo menos ponlo en modo avión por las noches.
Crea un breve ritual de la noche que no incluya revisarlo, y otro para la mañana que te haga sentir bien.
Por ningún motivo revises tu celular antes de haber cumplido tu ritual de la mañana (que puede incluir ejercicio, meditación, lectura o cualquier actividad que consideres oportuna).
HÁBITO 4. Échate porras todos los días
Esta práctica te resultará muy fácil, entretenida y efectiva; y lo que es más importante la puedes iniciar ahora mismo.
Configura al menos dos recordatorios diarios para ti mismo donde recuerdes aquello que quieres lograr o esos dones y talentos que te habitan y no debes olvidar.
Puedes elegir horas clave en tu día para que cuando suene tu recordatorio le pongas la atención que merece.
A lo mejor uno en la mañana a la hora en la que inicias tus actividades y otro a la hora del almuerzo para que puedas leerlo con calma; y si te animas uno adicional para terminar el día.
Las frases que utilizarás en tu recordatorio deben ser positivas, amorosas y esperanzadoras.
El objetivo de este hábito es que, sin importar las circunstancias del entorno, los desafíos e incluso las opiniones descalificantes u ofensivas que puedas recibir de otros, recuerdes lo importante que eres para ti.
Te comparto algunas frases que yo utilizo en mis recordatorios para que te sirvan de inspiración: “yo merezco vivir una vida plena”, “yo soy una escritora brillante y prolífica” o “yo confío en la vida, me siento segura y protegida”.
Este hábito te ayudará a cambiar de rumbo durante el día si es necesario, alimentará tu mente de nuevos y gratos pensamientos y sobre todo te recordará el valor de tu vida y de tus sueños.

HÁBITO 5. Date espacio durante el día
Aunque este parece un hábito sencillo de aplicar, en la práctica no lo es tanto si no te haces consciente de su importancia.
Sé que es muy fácil quedar atrapado en las carreras y ajetreos de la vida cotidiana.
Generalmente nos concentramos en ser eficientes, productivos y en cumplir con todas las tareas que se nos han asignado o que hemos asumido.
Sin embargo, el omitir un espacio durante tu día para el autocuidado no solo creará a corto, mediano o largo plazo (según tu nivel de “resistencia”) una sensación de estrés y angustia, sino que también sofocará tu creatividad, intuición y capacidad de reflexión.
Es por eso que es indispensable que te dediques uno o varios momentos para parar durante el día, no tienen que ser largos ni tienes que hacer cosas complicadas; un par de minutos cada vez estará bien.
Sólo detente por un momento y haz algo que alivie la tensión; cierra los ojos, haz ejercicio con ellos, respira profundo, levántate de la silla y mueve el cuerpo, lo que tú elijas está bien.
Simplemente date un lugar durante tu ajetreado día.
Además, si te es posible, date más tiempo del necesario para completar cada tarea diaria.
Aunque sea difícil de creer, el no apresurarte en las tareas te va a resultar en mayor claridad, satisfacción e incluso te convertirá en una persona más productiva.
Tú eres tu mejor activo y es tu responsabilidad cuidar de ti.

HÁBITO 6. Sal a caminar por la naturaleza
Amo la naturaleza.
Y te aseguro que no es sólo por eso que te hago esta recomendación.
Muchos estudiosos e investigadores afirman que la naturaleza (un parque, un jardín, un bosque…) es el lugar indicado para reconectar contigo mismo y con el poder que yace tanto en el planeta como dentro de ti.
Los sonidos del planeta, los pájaros, el agua, el viento, los árboles moviéndose a su ritmo, y tantos otros murmullos y susurros tienen una frecuencia propia que nos provee de relajación y calma. No en vano somos parte de él, aunque a veces lo olvidemos.
Así que, si tienes la posibilidad aprovéchala, sintoniza con la Tierra, respira aire puro, camina descalzo sobre la hierba.
HÁBITO 7. Permite que otros te ayuden
¿Sabes pedir ayuda? ¿Te sientes cómodo o te incomoda? ¿Cuándo fue la última vez que pediste ayuda?
Hemos aprendido que para “sobrevivir” en este planeta tenemos que ser fuertes e independientes todo el tiempo.
Sin embargo, te aseguro que la colaboración nos viene bien de vez en cuando.
¿Alguna vez ayudaste a alguien? ¿Cómo te sentiste?, ¿te dio las gracias?, y ¿esas palabras de gratitud cómo se sintieron?
Estoy segura de que en más de una ocasión sentiste una agradable y cálida sensación en el pecho después de brindarle tu ayuda a otra persona.
Entonces, ¿no sería genial darles a otras personas la oportunidad de ayudarte?
Para empezar a alimentar este hábito disponte a pedir una opinión, un consejo o ayuda para avanzar en un proyecto.
Si alguien te ofrece su ayuda, recíbela con los brazos abiertos, deja de pensar o sentir que ahora estás en deuda.
Acepta que mereces recibir ayuda y hazlo sin culpas o resistencias.
Te aseguro que esta práctica no sólo añadirá valor a tu vida, sino que también lo hará en la de la otra persona.
¿Listo? Vamos a la práctica.
Es posible que te sientas abrumado cuando se trata de hacer cambios. Así que empieza por uno de estos hábitos. Elige el que más te entusiasme y una vez que lo domines, pasa al siguiente.
No dejes que la calidad de tu vida caiga en manos del azar y las circunstancias externas.
Toma el mando de aquello en lo que puedes influir y cultiva tu felicidad desde dentro hacia fuera. Da pequeños pasos y no te detengas.
Espero que estas prácticas te resulten interesantes y útiles, y sobre todo que las apliques en tu día a día para que vivas tu propia experiencia.
Sería genial que compartas tu vivencia. Y si tienes otros hábitos que te han dado resultado compártelos también. Me encantará leerte.
Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Redactora en Axon Training.

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