En mis clases de Gestión de Emprendimientos suelo pedir como ejercicio para cerrar las definiciones de la empresa, que los emprendedores preparen su Pitch.
Un Pitch, consiste en generar un texto breve que cuente asertivamente para que se crea la empresa, comunicado de forma oral y en un tiempo reducido lo suficientemente atractivo como para llamar la atención del oyente y quiera conocer más. Más tarde en la clase los leerán en voz alta.
Pero para mí como coach, es pedirles que puedan declarar y proclamar la existencia de su empresa, generando una nueva realidad para ellos, entonces el dilema que se presenta es el siguiente:
Todos comienzan escribiendo el “Somos una empresa que…”, y al segundo de decirlo comienza la incomodidad, la risa y la complicidad. Sabemos (todos los presentes) que hablamos de una persona que hace literalmente todo.

Pero nos nace “somos” porque es lo que escuchamos de las empresas, o sea este somos lo tenemos “comprado” en otros y en definitiva a eso aspiramos. También nos resguarda con una sensación de respaldo.
Pero ¿por qué nos incomoda tanto esto? suele aparecer una sensación de falsedad, me dicen “es mentir comenzar diciendo algo que no es”; honestos emprendedores.
Y de la vereda de enfrente está “soy” y cuesta decirlo también porque remite a una escala de proyecto infinitesimal, y una gran sensación de soledad.
Si de por sí, al comienzo del proyecto arrancamos solos, decir soy es declarar “estoy sólo en esto… ¡Ahhhhhhhh, socorro!”. La cara que acompaña cuando lo leen es una mueca, la misma incomodidad que aparecía con somos.
Ahora, yo sé que si no se sienten cómodos con lo que van a decir, no lo van a poder transmitir. Porque la corporalidad va a delatar esta incomodidad, dudosamente logre el objetivo de atraer la atención de otra persona, si soy yo mismo quien no creo en lo que digo.
Otra parte del ejercicio que como coach encuentro es fortalecer la confianza en nosotros y porque no decir en mi también.
Ambas tienen sus beneficios y su impacto lo que abre el debate.
La respuesta con convicción llega después de abrir una conversación honesta y exponiendo las vulnerabilidades más íntimas entre todos, construyendo juntos el sentido de lo que vamos a comunicar.
Al rato comienzan a decir somos con fuerza, con convicción, cambia el tono de voz.
Reconocen que tienen un equipo que se empieza a hacer presente y deja de ser imaginario.
Caen en cuenta que el equipo está: son los proveedores con lo que crean relaciones, los profesionales que contratan en quienes confían sus objetivos formando equipo, el contador, el abogado, los clientes, etc.

Está bien claro que no hay empleados, empleadores, hay equipo por objetivos hay gente asociada tan necesaria que sin ellos no habría lugar para crear la empresa que queremos.
Si vos todavía no lo puedes definir te propongo:
- Tomar una hoja de papel y colocar en el centro tu actividad y a ti, luego alrededor las personas que vas a necesitar para lograrlo y dependerá de las relaciones que seas capaz de crear con ellas el resultado de tu empresa.
- Redactar un dato relevante que impacte, por ejemplo “¿sabías que se utilizan 17 árboles para fabricar una tonelada de papel?”
Agregar para qué creaste la empresa y su propósito; “nuestra empresa nació para concientizar en la reducción de consumo de papel, ofreciendo formación a empresas en alternativas de impacto positivo” y si puedes definir su misión y su visión aún mejor.
El desafío es que escribas como si hablaras desde una empresa que cuenta con un equipo de talento humano estable y presente.
- Tomar tres respiraciones profundas, leerlo en voz alta, con una postura relajada y enfocar en que tan cómodo te sientes con lo escrito.
Si hay partes que te resultan incómodas, seguramente tengas que seguir rediseñando tu pitch hasta que fluya de manera orgánica entre las palabras, tu cuerpo y emocionalmente te haga sentir bien.
- ¡Ahora sí! A ponerlo en práctica, contárselo hasta tu mascota es lo más efectivo. Cada persona es una oportunidad para llevarlo a la acción.
Son esas relaciones que viven en este SOMOS las que generan el futuro real de mi empresa.
Así que “Somos una empresa que…” cómo lo completas tú?
* En mi experiencia nunca resultó como definición de esta conversación de grupo “soy”, ¿será que necesitamos saber que ahí estamos todos, colectivamente?

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