A veces creo saber más de lo que realmente sé. Otras veces me paro, me observo, y me doy cuenta de que no sé mucho de tantas cosas. Y de lo que sé, quizás sepa muy poco.
Pararme en creer que sé, me quita la posibilidad de aprender más y parame en que no sé nada me puede llevar a la frustración de pensar que necesito saber más de lo que realmente sé. Lo importante de este aparente callejón sin salida es como te sientes con aquello que realmente sabes y qué es lo que te hace sentir el deseo de saber o aprender, más de aquello que no sabes.
La frustración de aprender cosas que no nos hacen sentir vivos

Suele pasarnos que aprendemos cosas que no deseamos aprender, que estudiamos lo que nos puede dar redito aunque no nos haga sentir disfrute. El entorno, nuestra poca voluntad de negarnos a la imposición familiar y social de hacer lo aparentemente correcto, muchas veces nos juega en contra para poder elegir aquello que realmente deseamos aprender como tránsito de vida. Entonces comenzamos a caminar por aquel viaje largo, a veces sin regreso, de la frustración de aprender cosas que no nos hacen sentir vivos, que no nos emocionan.
Es ahí donde nuestro cuerpo nos comienza a develar estas circunstancias a través de enfermedades, estrés, y un sinnúmero de situaciones que lo único que hacen es dejarnos ver el camino equivocado que tomamos. Teniendo una vida cargada de amarguras por haber aprendido algo que no quisimos, que no elegimos y que nos empuja a ejercer oficios o profesiones que no queremos.
Algunos podemos reaprender el camino del placer, de querer saber desde nuestra propia perspectiva. Pero la gran mayoría vivimos frustrados, aprendiendo cosas que no queremos, ya sin ningún deseo de soñar. Las hacemos por el simple estatus que nos puede permitir mantenernos materialmente aunque emocionalmente vivamos un continuo desarraigo de lo que realmente somos y sentimos.

La importancia de ser tú mismo
Hoy quiero reflexionar contigo e invitarte a que, si te ocurre esto que te cuento, puedas comenzar a observarlo con suma atención y te puedas preguntar:
¿Qué tan importante eres para tí mismo?
Si esa pregunta tiene una respuesta positiva, entonces es hora de comenzar a desplazarte por el trayecto de vivir una vida plena ejerciendo aquello que, aunque sabemos que podemos hacer, en la mayoría de momentos de nuestra vida no hacemos. Con la sana responsabilidad de comprender que lo más valioso para nosotros mismos somos nosotros.
¡Eso se llama LIBRE ALBEDRIO AL MOMENTO DE ELEGIR! Rescatemos eso y no convirtamos nuestras vidas en una elegía continua de lamentos por no haber podido develar el verdadero brillo de nuestro camino.
Autor:
Richard Salas C
Coach Ontológico

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