5 cualidades que debes cultivar para la vida

En este artículo descubrirás las 5 cualidades personales que debes cultivar si quieres afrontar los desafíos de un mundo agitado, sin perderte en el proceso.  

El rápido avance de la tecnología y la velocidad a la que tenemos que tomar decisiones, procesar información o aprender a utilizar un nuevo software, suelen ser el motivo para que nos sintamos abrumados por los nuevos ritmos del mundo en que vivimos.

En algunas ocasiones llegamos a sentir que no podremos con ello y que definitivamente la incertidumbre, la ambigüedad, la fragilidad de los sistemas y la ansiedad, nos ganarán la partida. 

La realidad es que vivimos en un mundo en constante transformación. Y esto no empezó con el internet, o la invención de la imprenta; somos seres creativos evolucionando constantemente.

¿Te imaginas el salto cuántico que debe haber sido el descubrimiento del fuego para los seres humanos de esa época? 

Seguro sintieron miedo, no entendían bien la dinámica de este mágico hallazgo. Sin duda alguna tuvieron una mezcla de emociones, incertidumbre, angustia, curiosidad, todo un cúmulo de sentimientos encontrados, la vida les había cambiado para siempre. 

Y claro, no quiero decir que eso iguale, de ninguna manera, a la vorágine de acontecimientos que experimentamos hoy y que exigen de nosotros mucha más agilidad al momento de adaptarnos y avanzar, sino que, te propongo poner las cosas en perspectiva y recordar que eres de naturaleza flexible y versátil; estás diseñada, o diseñado para adaptarte.  

Es por esa razón que, me parece necesario compartir contigo algunas de las cualidades mínimas indispensables que debemos cultivar para transitar el mundo en que vivimos en armonía, sin perder de vista nuestra naturaleza dinámica.

5 cualidades que debes cultivar para navegar fluidamente en el mundo de hoy

Aquí vamos…

1. Aceptación

Cuando hablo de aceptar, de ninguna manera estoy diciendo que “tires la toalla” o te resignes ante aquello que piensas se puede mejorar o transformar.  

Ni tampoco me refiero a renunciar a la lucha por una causa justa o una vida mejor. 

Hablo de mirar la realidad de la forma más objetiva que te sea posible. Aceptar los movimientos inevitables que se dan en nuestro entorno y desde ese lugar encontrar nuevas rutas de salida que nos permitan avanzar. 

No te voy a mentir, cultivar la aceptación, definitivamente, no es tarea fácil, es el ejercicio de vivir en el presente, de soltar y dejar ir aquello que está fuera de nuestras manos, para tomar el control de lo que sí lo está.

¿No te has dado cuenta de que en muchas ocasiones, cuanto más quieres estar en control de la situación, más lo pierdes?

Entonces, si estar en control de todo, al contrario de traerte paz, tranquilidad y alivio, te hace sentir ansiedad, angustia y opresión, ¿no será más factible que le des la oportunidad a soltar?

Para empezar te propongo un pequeñísimo primer paso que espero te sea de utilidad:

Comprométete a poner atención a tus acciones y sensaciones, y en cuanto te des cuenta de que estás tratando de controlar las cosas, haz una pausa.

Respira profundamente, métete en tu cuerpo y nota lo que sientes, el miedo, la incertidumbre, la ansiedad (o cualquier otra sensación) que te está empujando a la urgencia de estar en control.

Quédate con esa sensación física en tu cuerpo, la energía que te hace aferrarte al control. Permítete sentirla. Relájate y ríndete a ella.

Ábrete al momento, mira con asombro y curiosidad lo que te pasa, mientras respiras un par de minutos, lenta y profundamente.

Permítete descansar en la apertura, y hazte la pregunta: Si no sintiera miedo o incertidumbre, y viera las cosas desde un lugar más amoroso y optimista, ¿cuál sería el próximo pequeño paso que podría dar ante el desafío que se presenta?

Sea cual sea la respuesta, no la descartes, date la oportunidad de encontrar nuevos caminos. 

2. Autenticidad

Esta no es más que la habilidad de decidir tu manera de ser en el mundo. 

Sé que la sociedad y las instituciones nos han impuesto una y mil reglas sobre lo que debemos ser y hacer, sobre cómo nos debemos comportar y hasta sobre cómo debemos vernos o a quién debemos querer para calzar. 

Sin embargo, si quieres construir relaciones saludables y duraderas, tanto contigo como con los demás, es hora de traspasar esos muros que nos han construido e ir por lo que nos hace únicos. 

La autenticidad se trata de conocerte y ser coherente contigo, con tus valores, metas y visión de la vida.

Es acerca de indagar a fondo, de atreverte a mirar fijamente a tus ojos y averiguar qué es tuyo y qué ha sido inoculado; es hacerte preguntas incómodas, responderlas, cuidar de ti y tener el coraje de mostrar tu genuina humanidad.

Para fomentar esta característica, la única ruta es el autoconocimiento:

• Pasa un tiempo a solas cada día,
• Dedica un espacio en tu agenda para hacer algo que disfrutes (aunque te parezca inútil o improductivo, si te gusta es perfecto),
• Escribe sobre tus emociones y deseos,
• Empieza por plantearte la pregunta: ¿Quién soy yo?, y responde libremente (no tienes que mostrárselo a nadie). 

Conócete mejor, ten una cita contigo, dedica tiempo al autocuidado y a disfrutar de ti.

3. La cualidad de escuchar atenta y activamente

Aunque podrías pensar que con tener un buen oído es suficiente para lograrlo, esta es una competencia vital que no siempre tenemos del todo desarrollada.

Contar con la capacidad sensorial de captar sonidos es, sin duda alguna, un buen punto de partida.

Sin embargo, escuchar va mucho más allá, nos habla de la capacidad de interpretar y dar sentido a lo que se dice en un contexto determinado.

Y, lo que se dice, no solamente se expresa con sonidos, sino que también se transmite a través de la corporalidad, los gestos e incluso los silencios y omisiones.

Entonces, como ya te habrás dado cuenta, escuchar (de verdad) es un proceso altamente complejo, pues además de tener en cuenta nuestra propia mirada del mundo, debemos hacerle frente a la perspectiva personal de nuestro interlocutor. 

Ese interlocutor, al igual que nosotros, hablará desde sus cualidades individuales, su identidad, emocionalidad, valores, cultura e incluso desde sus limitaciones y prejuicios. 

Por eso, si tomamos en cuenta que cada persona tiene una forma singular de escuchar el mundo que le rodea, es imperativo que aprendamos a “escuchar bien”, por decirlo de alguna manera.

Y ¿por dónde empezar? 

El primer paso es el compromiso de atender y tener la mente abierta para escuchar.

Luego, preguntar, no interpretar sin clarificar y callar cuando es oportuno, resulta muy efectivo.

4. Aprendizaje continuo y permanente.

Cuando el mundo era en cierta manera “estático”, es decir, que los cambios y movimientos se tomaban el tiempo suficiente para permitir una lenta y fluida adaptación, aprender era la tarea de incorporar los conocimientos de los ancestros y aplicarlos como recetas para la vida, con resultados medianamente predecibles. 

Hoy, vivimos un mundo en tiempo real, que cambia a velocidades que ni siquiera logramos comprender.

Por eso, es momento de transformar el paradigma y adoptar un nuevo mindset, una mirada de aprendiz que nos lleve a la mejora constante de nuestras capacidades, cualidades y talentos. 

¿Piensas que no lo tienes?

Te tengo buenas noticias, ese es nuestro mindset original como especie. Todos los seres humanos nacemos con el impulso natural de explorar, aprender, incorporar nuevas cualidades, crear y evolucionar. 

Y lo más interesante de todo, es que cada vez que nos enfrascamos en una aventura creativa de aprendizaje, aportamos a nuestro sentido vital, autoconfianza y autoestima.  

Si no te habías dado cuenta, solo evoca varias etapas de tu desarrollo y ya verás que aprender a comer o a atar tus zapatos fueron acciones que cambiaron tu vida para siempre, te dotaron de independencia y de orgullo personal.

Lamentablemente, la educación tradicional nos ha producido mucha resistencia alrededor del tema. Por eso, lo primero que debes recuperar es el sentido de tus acciones. ¿Para qué quieres aprender esto o aquello? 

Pregúntate constantemente sobre tus motivaciones, mira a tu alrededor y encuentra una, al menos una, que te ayude a moverte hacia adelante:

• ¿Quieres ayudar a tus hijos con sus tareas?,
• ¿Quieres mejorar tu estado de salud?,
• ¿Quieres mantener en óptimas condiciones tu memoria?,
• ¿Quieres retomar esa actividad que tanto te gustaba y abandonaste por alguna razón? 

Sin importar el motivo, incluye un espacio de aprendizaje en tu agenda. 

5. Sentido de vida

Aunque puede parecer algo muy esotérico o romántico, en momentos de desconcierto e inmensa incertidumbre, tener una razón personal para levantarnos en la mañana es vital para continuar. 

Cultivar el entusiasmo, la atención plena, la armonía, la gratitud y el amor por nuestra propia existencia y la de los demás, es una pieza clave para no renunciar.

Vive tu vida conscientemente, presente en el aquí y ahora, pregúntate para qué haces las cosas, ¿cuál es tu motivo profundo? 

¿Qué es importante para ti? ¿Qué es eso que le da sentido y propósito a tu vida?

¿Y si empiezas por disfrutar de las pequeñas cosas?

Mirar el atardecer; dar y recibir un abrazo sincero y cariñoso; hacer algo que disfrutas (aunque no sea ni “productivo” ni “relevante” para la sociedad); mirar a los ojos de aquellos que amas; ayudar a alguien que lo necesite; conectar con la naturaleza o, simplemente, disfrutar de un momento de descanso y autocuidado, podrían ser actividades reveladoras.

Hemos llegado a puerto, espero que hayas disfrutado el viaje. El siguiente tramo del camino está en tus manos. 

¿Cuál es la primera cualidad que quieres cultivar?

Comparte con la comunidad, tu experiencia enriquece nuestro aprendizaje. 

Siempre es un gusto leerte.

Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora

Fundadora de El Refugio del Artista

Redactora en Axon Training