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Cultivar gratitud en tiempos de angustia e incertidumbre

¿Estás atravesando tiempos difíciles y aunque conoces sobre la importancia de la gratitud, te está costando conectar con esta emoción?

En este artículo encontrarás una efectiva estrategia de tres pasos para que logres incorporar la gratitud en tu vida y mantenerla en el tiempo sin importar las tormentas.

“¿Gratitud?”

“¿Otra vez?… todo el mundo me habla de que tengo que estar agradecid@. Si supieran…”

Tienes razón.

Y aunque no es extraño para nadie, (y menos aún en el ámbito del desarrollo personal), que la gratitud está relacionada directamente con la satisfacción vital, la salud mental y la disminución del estrés, en tiempos de tormenta y oscuridad, suele ser complicado conectar con esta emoción, a pesar de que estemos conscientes de su poder sanador.

Es por esta razón que, es importante que más allá de saberlo, hablarlo o estudiarlo, te des la posibilidad de alimentar la práctica de la gratitud como un hábito cotidiano y sentido.

De esa forma, cuando atravieses momentos de angustia y desesperanza, podrás echar mano de esta preciosa herramienta más fácilmente y no te resultará forzada o fingida.

Es por eso que, hoy no voy a ahondar en los detalles sobre investigaciones realizadas en el campo de las neurociencias, de la psicología positiva u otras ramas de estudio, sobre los efectos y bondades de esta emoción.

No porque no sea importante, sino porque me parece que la mejor manera de interiorizar los efectos de la gratitud en nuestra salud mental, espiritual y física es experimentarlo en carne propia.

Es por este motivo que hoy quiero invitarte a hacer un compromiso contigo mism@ para cultivar y ejercitar el músculo de la gratitud.

¿Te comprometes?

Si la respuesta es sí, vamos a la práctica.

Para ello te comparto una estrategia de tres (3) sencillos pasos que te permitirán convertir a la gratitud en una práctica diaria.

PRIMER PASO. Conecta con la emoción de gratitud

Si ahora mismo te encuentras atravesando un momento desafiante, a lo mejor el solo hecho de conectar con esta emoción podría resultar difícil.

Soledad

Entonces, para facilitarte un poco el camino, empecemos desde el principio.

Si te digo:

“¡Ya! siéntete agradecid@.”

“¡Qué más quieres! Estás viv@.”

“Deberías sentirte agradecido, por lo menos tienes…”

Supongo que no te sentirás precisamente seducido por la emoción, y a lo mejor asentirás con la cabeza para evitar el conflicto, aunque no te encuentres ni cerca de sentir de esa manera.

La clave está en tí, en que tú vayas construyendo la emoción de la gratitud desde adentro.

Así que, ahora quiero pedirte que pienses en alguien que ames mucho, que realmente signifique algo para ti, (no importa si es una persona, un animal o una plantita); cierra los ojos por unos segundos y reflexiona sobre lo que sientes, ¿qué hace a este ser tan especial?

Date permiso de divagar un poco

Cuando sientas que se ha dibujado una sonrisa en tu rostro, que tu respiración se ha hecho más pausada y que tu cuerpo se ha relajado; atrapa esa sensación y recuérdala, porque así más o menos se siente la gratitud.

Ahora que ya has recuperado esa memoria…

Te invito a empezar por un sencillo ejercicio diario.

Mantén todos los sentidos alerta, desde que te levantas en la mañana y a lo largo de toda la jornada, para detectar aquellas cosas que merecen tu gratitud en el presente.

Por favor, no esperes a que suceda algo fuera de este mundo.

Si te sientes muy decaíd@ y tienes la oportunidad de darte un baño con agua caliente para distensionar los músculos; ¿es eso agradable?

El olor del café caliente en la mañana, unas sábanas limpias y una cama para descansar tu cuerpo, o que tu ordenador encendió sin dar problemas y hoy tienes internet para ejecutar tus tareas; ¿te sirve?

O simplemente, que tu cuerpo fue capaz de levantarse, tus pies se pusieron en marcha uno detrás de otro, tus manos te lavaron el rostro; ¿ayuda?

Aprovecha ese momento en que detectes la sensación agradable, cierra los ojos unos segundos, recuerda la emoción que cultivaste al principio y date cuenta como se potencializa en tu cuerpo una agradable sensación de agradecimiento.

¿Vas familiarizándote con el sentimiento?

Una vez que lo sientas, agradece mentalmente, respira profundo y continúa con tu día.

Permanece despiert@, conviértete en un buscador de estas pequeñas joyas, y cuando las descubras, evoca la sensación, agradece, respira y sigue con tu camino.

Repite la operación durante todo el día, todos los días.

SEGUNDO PASO. Ejercita el músculo de la gratitud

Luego de que hayas pasado algunas semanas introduciendo la práctica genuina de recordar o reconocer esta emoción, entonces, estarás list@ para incorporar acciones más concretas dentro de tus rituales diarios.

Aunque existen muchas prácticas divertidas e interesantes para integrar este nuevo hábito en tu vida, yo quiero compartirte una que me ha resultado muy efectiva.

Te invito a elaborar un Diario de la Gratitud.

gratitud

Construir un diario de este tipo, requiere que le dediques un tiempo para que la experiencia resulte atractiva.

¿List@?

¡Vamos a ello!

Elabora una bonita bitácora, haciendo uso de todas tus habilidades.

Puedes crearla de manera artesanal o comprar un cuaderno y personalizarlo con diseños propios; haz una portada donde además de colocar el nombre: Diario de la Gratitud, destaquen colores, formas y frases que te resulten agradables, cálidas y energizantes.

Asegúrate de que te guste mucho.

Luego, consigue una pluma que vaya acorde con tu bitácora, que sea de tu color favorito, y si la puedes conseguir y te agrada, que incluso tenga un olor especial.

Coloca el diario en tu mesa de noche. O en un lugar tan visible que te sea imposible ignorar su presencia antes de cerrar el día.

Y, justo antes de acostarte abre tu diario y escribe al menos 10 cosas por las que te sientas agradecid@.

Al finalizar la tarea, vuelve a leer lo que escribiste, permítete sentir lo que tus palabras te traigan, cierra tu diario, acuéstate y cierra los ojos con una sonrisa.

Reflexiona. ¿Cómo se siente la gratitud en tu cuerpo?

(Y si quieres ponerle un plus a tu día, a la mañana siguiente vuelve a mirar lo que escribiste la noche anterior y empieza tu jornada.)

TERCER PASO. Expresa tu gratitud al mundo.

Luego de hacer este trabajo personal, que espero vaya dando sus frutos en tu estado de ánimo y energía vital, ha llegado la hora de ir hacia afuera y compartir con el mundo las bondades de la gratitud.

convertir la queja en algo positivo

Expresar de viva voz la gratitud a nuestros seres amados e incluso a aquellos desconocidos que nos sirven la comida en el restaurante, o que nos entregan la correspondencia diaria, puede ser edificante, tanto para el que da como para el que recibe.

Por favor, no des por sentado que aquellas personas con las que interactúas conocen tus sentimientos, expresa, un gesto de gratitud puede alegrarle el día a alguien e incluso fortalecer su valor personal.

Observa a las personas a tu alrededor, a lo mejor un “simple” gracias no sea tan simple para un maestro, un cartero, un mesero, un compañero de trabajo o de estudios, un amigo, una madre, un hijo, un familiar; y en verdad cambie su día y hasta la percepción que tiene sobre su contribución en el mundo.

Y, si tienes la oportunidad de ampliar ese gracias con las razones que lo sustentan, es probable que el impacto que causes sea mucho más fuerte.

¿Cómo hacerlo?

Bueno, ya diste el primer paso expresando gratitud en el transcurso de tu día.

Sin embargo, para afianzar aún más este hábito, es importante que le dediques momentos más enfocados y conscientes.

Por ejemplo, propicia una conversación con un amigo, un familiar o un compañero de trabajo para compartirle las razones por las que te sientes agradecido de su presencia en tu vida.

Identifica a una persona concreta de tu vida, que sea muy significativa, escribe y envíale una carta de agradecimiento, una nota o un correo electrónico.

Amplía tu círculo de gratitud, escribiendo más cartas y generando más conversaciones, ya sean presenciales, telefónicas o por videoconferencia.

Y, finalmente, encuentra nuevas formas de mostrar gratitud a otras personas, a lo mejor ayudándoles con algo que no están pudiendo resolver. (Pero por favor no lo veas como una obligación, ni como la forma de “pagar” un favor, hazlo de corazón, sin compromisos).

Entonces, para dar el ejemplo, empiezo yo:

Gracias a ti por leerme, por compartir en los comentarios tu experiencia vital y enriquecer las vidas de tod@s l@s que te leemos.

Gracias por permitirme llegar a tu vida, entrar en tu casa, con estas breves palabras y hacerme sentir que puedo contribuir en algo a mejorar tu día a día.

Gracias a nuestra escuela por crear este hermoso blog con sentido y propósito que permite que nos juntemos para compartir saberes.

Gracias siempre.

Comenta tu experiencia.

Me encantará leerte.

Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Redactora en Axon Training.

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7 comentarios


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    • ¡Hola Andrea!
      Así es, gracias por leer nuestra nota y dejarnos tu opinión. Te invitamos a seguir descubriendo más cosas en nuestras notas

    • ¡Hola, Andrea!

      Gracias por leerme y, sobre todo, por animarte a comentar. Espero que la gratitud siempre esté presente en tu vida y en todo lo que haces.

      Un abrazo

  • Gracias por ese valor de tu ser… Tan tuyo que hoy nos compartes… Mi valor de dar gracias, me lo inculcaron de niña y fue creciendo junto conmigo..
    Gracias por ayudar a aquellas personas que cuando dicen un gracias… Lo dicen “muy bajito”, como queriendo que pase desapercibido, hoy nos compartes estos pasos para sentirnos libres y alegres de decir un bello…. GRACIAS
    Cristina un abrazo

    • Hola, Carolina:

      ¡Gracias por tus palabras! Son un bálsamo para mi corazón. Tomo toda esa gratitud y la integro en mi energía. Sigue cultivando y expresando ese GRACIAS con mayúsculas, sin duda alguna, dejará siempre una sonrisa y mucha luz a su paso.

      Un abrazo fuerte y profundo.

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