En algún momento, ¿te has detenido a pensar en cuales de tus emociones estás ahora o estabas mientras desayunabas, estudiabas para tu examen final, conversabas con tu hijo, o cuando ordenabas tu habitación?
¿Crees que es importante prestarles atención, identificarlas y expresarlas? o ¿solo te fijas en los quehaceres diarios relacionados con la economía de tu hogar, con la salud, el deporte, las relaciones sociales, etc.? Pasando por alto este mundo emocional que nos hace tan humanos y que tiene un fin fundamental en nuestra vida.
Emoción viene del latín emovere que significa movimiento, es decir, que la emoción es lo que nos mueve, por lo tanto, no hay acción o lenguaje que esté desprovisto de una emoción.
Humberto Maturana dice que las emociones son el fundamento de todo hacer y Julio Olalla dice que una emoción es un intento del alma.
Somos seres emocionales y nuestro mundo está teñido por las emociones:
Alegría, vergüenza, miedo, orgullo, asombro, aburrimiento, rabia, tristeza, etc. Cada emoción pinta de colores nuestro día y, así, vamos coloreando la vida y, desde ahí, nos relacionamos y accionamos.
El coaching nos dice que las emociones no son buenas ni malas, dado que son respuestas automáticas a eventos internos (pensamientos o creencias) o externos (situaciones a las que nos enfrentamos).
Lo que sucede con ellas es que, si no las escuchamos, nos pueden acercar o alejar de nuestras metas y objetivos. Todas las emociones vienen a cumplir un rol específico y una vez que cumplen con ese rol, desaparecen, pero nos otorgan un conocimiento muy valioso de nuestro mundo interno. Si estamos atentos a ellas veremos que hay emociones recurrentes que no nos están ayudando a avanzar en la vida.
Por ejemplo, la rabia surge cuando tengo un deseo de justicia, cuando siento que se ha vulnerado algún derecho y la energía que habito es la resolución de querer cambiar esa situación. Supongamos que en el trabajo siento rabia por una decisión que me involucra directamente. Lo que hago es accionar de inmediato sin detenerme a pensar, me pongo en el lugar de la víctima y no escucho a la emoción. Además, ignoro para que apareció.
Puede ser que venga acompañada de muchas otras emociones más como la frustración o la tristeza.

Entonces, mi accionar en lugar de ayudarme a la solución o a cumplir su propósito de justicia, pone en riesgo mi trabajo y me aleja de personas que estuvieron al margen de todo. Por ello, es preciso detenernos para escuchar su origen, que nos dice y como debemos actuar.
En cambio, si surge la rabia y empiezo a mirarla a los ojos, a escucharla, a preguntarle para que surgió y que la originó, entonces mis pensamientos, palabras y acciones irán a cumplir el mismo deseo de justicia, pero con más autoconocimiento, lo que me dará herramientas y me llevará a actuar de manera diferente acercándome a lo que buscaba.
Si miramos a tristeza nos daremos cuenta que viene a acompañarnos y a abrazarnos porque estamos frente a una pérdida de algo que considerábamos muy importante en nuestras vidas.
Nuestra cultura ve a la tristeza como sinónimo de debilidad y lo que hemos aprendido es “no estés triste, no vale la pena”, “sigue con tu vida, ya pasó”. Y no nos damos tiempo para vivenciar la tristeza, la pérdida, el vacío y desconectarnos del mundo, escuchar lo que nos dice y valorar lo que hemos perdido.
Cuando lo hacemos y pasamos por este espacio la respuesta es la paz y, después de un tiempo, podemos seguir con nuestra vida.
En este caso la tristeza cumplió su rol y se fue. Lo mismo pasa con la alegría, ella viene a traernos el deseo de celebración por los infinitos regalos de la vida. El miedo tiene la tarea de recordarnos que estamos frente a una posible pérdida y nos aconseja que debemos cuidarnos o cuidar a los demás. Como ves cada emoción nos mueve y si la miramos y aprendemos de ellas nuestras acciones serán más conscientes y trabajarán a nuestro favor y nos acercarán a nuestras metas.
A continuación, traigo unos de los versos del poema: La casa de huéspedes de Rumi dice que una emoción es una guía del más allá y, además, las llama huéspedes o visitantes que están tocando a tu puerta cada mañana. Ahora que ya sabes que ellas vienen a cumplir una misión y que te otorgan un inmenso conocimiento de tu mundo interno, qué vas a hacer cuando aparezcan cómo las vas a recibir y qué vas a decidir hacer con ellas.
Para terminar, te dejo unos tips que te ayudarán a mirar tu emoción, identificarla y accionar para acercarte a tus objetivos:
- Identifica y dale nombre a tu emoción.
- Acéptala como algo natural, sin juzgarla.
- Explora sus causas, que situación la provocó.
- Respira, si, respira y…. siente tu cuerpo y mira la situación como una película.
- Escúchala atentamente, permítete sentirla, agradécele y, luego, déjala ir.
Ahora que ya sabes algo más de las emociones, ¿Qué ves de nuevo o distinto para accionar en tu vida?
Autores:
Lourdes Danitza Cotrina Del Campo
Coach Ontológica, Perú
Paula Leticia Garcés
Coach Ontológica, Colombia

Es muy importante conocer nuestras emociones para poder trabajar con ellas tal vez parece simple pero si le damos la atención que debe tendremos mejores resultados es importante que sepamos y así cometer menos errores y lo mejor es sentirnos uno mismo bien.
Hoy estalle en gritos cuando, cuidando mis nietos, los veo pelearse entre ellos. Me desbordó. Es algo habitual en ellos. Grité y quedó ardiendo mi garganta. Hice los pasos del tips recomendado y SUSPIRÉ aliviada cuando pude soltar. Antes hubiera estado todo el día enojada. Gracias.