¿Sabías que cultivar la compasión para contigo mism@ trae beneficios para tu salud mental, emocional y física?
En este artículo encontrarás una breve e interesante aproximación al concepto y un efectivo ejercicio de tres (3) pasos para cultivar esta emoción y mejorar tu calidad de vida.
“Sé compasiva contigo misma.”
Me repito a menudo cuando siento que tengo la intención de volver a las viejas prácticas de la autoexigencia y la autoflagelación.
A veces cuando la presión es mucha y los desafíos constantes, basta un pequeño detalle para que se gatille en mí un diálogo interno que en verdad resulta corrosivo y nada edificante.

¡No puedo creer que dije semejante cosa!
¿Por qué no dije… (tal o cual cosa)?
¿Por qué no hice… (tal o cual cosa)?
¿Cómo pude equivocarme así?
¿Qué pasa conmigo?
¿Algo de lo que digo te suena familiar?
La verdad espero que no… (suele ser muy doloroso).
Pero, si es que te has sentido en algún momento de tu vida embargad@ por la culpa, por la autoexigencia y la intolerancia ante tus propios errores… Bienvenid@ al club.
Nosotr@s, ya sea como coaches, terapeutas y profesionales de la salud y el desarrollo personal, pienso que tenemos bastante clara la definición de compasión cuando de ofrecerla a los demás se refiere.
Sin embargo, (es mi percepción), muchas veces nos olvidamos de ser compasiv@s con nosotr@s mism@s.
Así que hoy quiero invitarte a un recorrido por el concepto de la autocompasión.
¿Qué es la autocompasión?
Primero que todo déjame aclararte que este concepto nada tiene que ver con sentir pena o lástima por ti, es algo mucho más enriquecedor y beneficioso para tu vida.
Realmente, tener compasión por uno mismo no es diferente de tener compasión por otros.

Entonces, lo primero que debes hacer para interiorizar este concepto y llevarlo a la práctica, es darte cuenta de cómo se siente la compasión.
Para ello te comparto algunas preguntas que pueden ayudar:
¿Eres capaz de darte cuenta del sufrimiento ajeno?
¿Te sientes conmovid@ por ese dolor?
Y si te sientes conmovido. ¿Sientes calidez, interés genuino, y el deseo de ayudar a ese ser que sufre de alguna manera?
¿Ofreces comprensión y bondad a los demás cuando cometen errores, en lugar de juzgarlos con dureza?
Si la mayoría de tus respuestas han sido afirmativas, ya tienes una idea de lo que la compasión significa, nada que yo pueda decirte, aunque lo saque de los diccionarios y estudios más avanzados se comparará con tu propia experiencia.
Sin embargo, quiero compartirte esta breve definición que escribió el Dalai Lama y que a mí me da mucho sentido, (espero que a ti también te sirva):
“Según el budismo, la compasión es una aspiración, un estado mental, que desea que los demás se liberen del sufrimiento. No es pasiva —no es solo empatía— sino un altruismo empático que se esfuerza activamente por liberar a los demás del sufrimiento. La genuina compasión debe tener, tanto sabiduría como bondad amorosa. Es decir, hay que comprender la naturaleza del sufrimiento del que queremos liberar a los demás (esto es sabiduría), y hay que experimentar una profunda intimidad y empatía con otros seres sintientes (esto es bondad amorosa).” (Essence of the Heart Sutra – The Dalai Lama)
Por otro lado, si tus respuestas no fueron afirmativas: “sé compasv@ contigo mism@”. Siempre es un buen momento para empezar a cultivar esta emoción.
Entonces, solo puedo reiterar, que la compasión contigo mism@ funciona de la misma manera que la compasión para con los demás.
Esto implica que, cuando lo estés pasando mal, cuando “fracases”, cometas un error, o notes que hay algo que no te gusta de ti; en lugar de ignorarlo pensando que debes aplicarte “mano dura”, te detengas para decir: “Entiendo que esto está siendo realmente difícil para ti. ¿Cómo puedo reconfortarte y cuidarte en este momento?”
También implica que en lugar de juzgarte, criticarte o, como decimos en mi país, “basurearte” despiadadamente por aquellos tropiezos o carencias, seas amable y comprensivo con esos fallos personales y te preguntes: “al fin y al cabo, ¿quién dijo que tengo que ser perfect@?”
De ninguna manera estoy insinuando que no te pongas en marcha para mejorar, transformarte y evolucionar, hazlo, claro que sí, siempre y cuando sea porque te preocupas y te ocupas por ti mism@, porque quieres vivir más saludable, pleno y feliz, no porque sientas o pienses que no vales nada, que eres insuficiente o poca cosa tal como eres.
Simplemente, al tener compasión contigo mism@ te permites honrar y aceptar que eres un ser humano, con limitaciones, virtudes, frustraciones, días buenos y malos, falible, capaz de muchos aciertos y también de cometer errores.
Ahora, que espero ya esté mucho más clara la visión de autocompasión que te propongo, te invito a poner en práctica un ejercicio de tres (3) pasos para cultivar esta emoción, inspirado en el trabajo de la doctora Kristin Neff, una de las pioneras en la investigación sobre autocompasión y sin duda una experta en esta materia.
Espero que lo disfrutes.
Conviértete en tu mejor amigo
Este ejercicio requerirá de tu atención plena, tu compromiso de no juzgarte, lápiz y papel.
PASO 1. Diagnostica la relación contigo mism@.
Primero, piensa que estás atravesando por el mejor momento de tu vida, nada podría estar mejor, te sientes en la cima.
Y un amigo muy querido se contacta contigo para comentarte que se siente muy mal consigo mismo, o que tiene una grave dificultad de algún tipo.
(Si tienes algún caso específico que logres evocar, será mucho mejor.)
¿Cómo le responderías a tu amigo en esta situación? (¿Cómo le respondiste?)
Recuerda cómo te comportas, escribe lo que sueles hacer o lo que harías, lo que dices, e incluso anota el tono de voz en el que sueles hablar con tus amigos cuando necesitan aliento.
Una vez que lo tengas claro, piensa en los momentos en los que te sientes mal contigo mismo o tienes dificultades.
¿Cómo sueles responderte a ti mismo en estas situaciones?
Escribe lo que sueles hacer, lo que te dices y anota el tono de voz con el que te hablas.
¿Notas alguna diferencia? ¿Cuál?
Indaga más a fondo, pregúntate: ¿Qué factores entran en juego que me llevan a tratarme a mí mism@ y a los demás de forma diferente? ¿A qué le temo? ¿Para qué lo hago?
Escribe todas tus apreciaciones, sentimientos, ideas.
Reflexiona. ¿Cómo crees que cambiarían las cosas si te trataras a ti mism@ de la misma manera como tratas a un ser amado cuando está sufriendo? ¿Y si te tratas a ti mismo como a un buen y querido amigo? ¿Qué crees que pase?
PASO 2. Descubre aquello que te hace sentir incómod@, inadecuado@ o limitad@.
Ya sea por la educación, la cultura o las experiencias de vida, la mayoría de seres humanos nos hemos relacionado con nostr@s mism@s desde un lugar que resalta nuestras falencias y debilidades.
Entonces, es lo más probable que, aunque seas la persona más segura del planeta, en un lugarcito escondido de tu ser, seguramente guardes algo que te hace sentir vergüenza, inseguridad, e incluso que no eres lo “suficientemente buen@” para algo.
Es por eso que, (siempre respetando tus ritmos), te invito a escribir sobre ese algo que te hace sentir inadecuad@, incómod@ o simplemente mal contigo mismo.
Recuerda. Nada carece de importancia. Todo es válido si tú así lo sientes. Puede ser algo físico, emocional, sobre tus relaciones, profesión, no importa, todo vale.
Ahora nota…
¿Qué emociones te surgen cuando piensas en este aspecto de ti mism@?
Siente tus emociones tal y como son, ni más ni menos, y luego, también escribe sobre ellas.
PASO 3. Escribe la carta para tu mejor amig@ en apuros.
Ahora, que ya sabes por todo lo que ha estado pasando este hermoso ser humano (tú mism@), debes hacer algo, no puedes dejarlo pasar sin hacer nada.
Visualiza a un mejor amigo imaginario que es incondicionalmente cariñoso, que te acepta tal como eres, amable, compasivo y muy sabio.
Imagina que este amigo, (o amiga, tú eliges), puede ver todas tus fortalezas y debilidades, incluido el aspecto de ti mism@ sobre el que escribiste en el paso anterior.
¿Vas sintiendo lo que esta persona siente por ti?
¿Te das cuenta de que te acepta tal como eres?
Y, aunque puede reconocer tus límites, es amable e indulgente contigo, ¿puedes percibirlo?
Es una persona tan sabia que es capaz de comprender tu historia de vida y todas esas situaciones que has tenido que afrontar para llegar a este momento.
Ella tiene muy claro que tu “insuficiencia” particular está relacionada, muchas veces, con muchas cosas que no has elegido necesariamente: tus genes, tu historia familiar, el país en que naciste, las circunstancias del entorno y muchas otras cosas que estaban totalmente fuera de tu control.
¿Pudiste construir a esa persona? ¿La tienes en mente?
¡Genial!
Ahora ponte el traje de tu mejor amig@ imaginari@ y a escribir…
Escribe una carta para ti mism@, desde su perspectiva, centrándote en aquello por lo que tiendes a juzgarte.
Estas preguntas tal vez puedan ayudarte:
¿Qué te diría esta persona sobre tu “defecto” desde su amor incondicional?
¿Cómo te transmitiría la profunda compasión que siente por ti, especialmente por el dolor que sientes cuando te juzgas tan duramente?
¿Qué escribiría para recordarte que todas las personas tienen fortalezas y puntos a desarrollar?
Y, claro, si crees que tu amig@ te sugeriría posibles cambios y mejoras que deberías incluir en tu vida…
¿Cuáles serían?
¿Y cómo estos cambios encarnarían la compasión y el entendimiento?
Recuerda, esta carta deberá estar inundada de un profundo sentimiento de aceptación, amor, cuidado, respeto y el deseo de que vivas en salud, plenitud y armonía.

NOTA IMPORTANTE. Cuando termines de escribir tu carta, guárdala por un par de días. Luego vuelve a leerla, Permítete sentir la compasión que te invade, esa amorosidad que te calma y reconforta. Tenla a mano como un botiquín de primeros auxilios para esos momentos de desesperanza. Escribe tantas cartas como quieras.
Espero que hayas disfrutado de leer esta nota, tanto como yo disfruté escribiéndola; y que pronto veas reflejados los resultados de cultivar la compasión para contigo mism@ en el día a día.
Te abrazo fuerte y espero que decidas compartir tu experiencia.
Comenta.
Me encantará leerte.
Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Redactora en Axon Training.

Muy sanador ese ejercicio gracias ! Yo confundía hacerme esas preguntas con volverme conformista y ahí más aparecía la exigencia sobre mí espalda. Seguiré poniendo en práctica esto, es algo que quiero trabajar !
¡Hola Daniela!
Gracias por dejarnos leer nuestra nota, y dejarnos tu comentario.
Te animamos a que pongas en practica lo aprendido en este articulo, y puedas contarnos como lo llevas.