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importancia del perdon

La importancia del perdón

¿Quieres deshacerte de la carga del pasado y dejar atrás viejos rencores que te impiden avanzar? En esta nota te comparto algunas impresiones sobre la importancia del perdón y un efectivo proceso de nueve pasos para que emprendas el camino hacia la recuperación de tu poder personal.

A veces nos cuesta mucho perdonar, porque al hacerlo pensamos que estamos exonerando de responsabilidad al agresor.

Sentimos miedo de repetir las acciones que nos expusieron a la situación dolorosa, o que estaríamos justificando el daño, que abriremos las puertas a que nos pase lo mismo e incluso que casi, casi estamos obligad@s a aceptar una reconciliación.

Nada más alejado de la realidad.

Entonces, ¿Qué es el perdón?

Empiezo por decirte que, perdonar no tiene nada que ver con la persona o situación que te lastimó; y sí tiene todo que ver contigo. Por ello, te invito a ver el proceso del perdón como un ejercicio de sanación personal.

Quita de tu mente el pensamiento de que perdonas para liberar al otro de lo que hizo; perdonas para liberarte a ti de la angustia emocional que te genera el rencor.

Perdonar no es aprobar o estar de acuerdo con las acciones de las personas, o decir que lo que hicieron está bien. El perdón no consiste en olvidar lo sucedido ni en convertirte en una alfombra dispuesta a recibir un sin número de abusos.

El perdón es dejar ir…

Es soltar, sanar el pasado, es desprenderte de la ira, la culpa, el resentimiento, la amargura, el miedo y el odio; es empezar a vivir en el presente.

El perdón es recordar lo sucedido desde una mirada libre de sufrimiento. Es reconocer que una injusticia se cometió, aceptar que hubo un daño y que las personas cometen errores; es disculpar sin reconciliarse, pedir justicia por lo sucedido, y aceptar que todas las emociones que aparecen son parte del proceso.

Por lo tanto, se podría decir que perdonar es un acto de amor para con nosotr@s mism@s, un inmenso favor que nos ayudará a:

  • Mejorar nuestra salud mental, emocional y física, reduciendo los niveles de ansiedad, estrés e irritabilidad.
  • Restaurar y mejorar nuestro sentido de poder personal.
  • Aumentar la esperanza en el futuro y de que una mejor vida es posible.

Mientras yo te hablo de este tema, puede ser que estés pensando que tú ya lo has perdonado todo, que eres una persona bastante benévola, comprensiva y que eres incapaz de guardar rencor.

De hecho, puede que así lo parezca, pues no sientes que desees algo malo para aquellos que de cualquier manera te han lastimado, agredido o traicionado, sin embargo, eso no significa necesariamente que el proceso de perdonar y sanar la herida haya culminado.

Entonces, antes de compartirte una estrategia para que inicies tu camino hacia el perdón, te propongo que te des un momento para hacer un breve ejercicio de verificación y comprobar si todavía guardas algo de resentimiento.

Tres pasos para comprobar si has perdonado de verdad

PASO 1. Recuerda la situación dolorosa.

Evoca una situación angustiosa o abrumadora, y a la persona o personas involucradas, y que sientes fueron responsables del sufrimiento. (Si no la encuentras, piensa en una ofensa que hayas recibido en el pasado y que sientas que está superada).

Nota importante. Si has pasado por un conflicto de fuerte impacto o un evento altamente traumático, evalúa la posibilidad de pedir la ayuda de un profesional competente, antes de embarcarte en este ejercicio. ¿Qué te dice tu intuición? ¿Puedes manejarlo sol@?

PASO 2. Visualiza lo vivido

En un lugar tranquilo, donde te sientas segur@ y sepas que no vas a ser interrumpid@, concéntrate en el evento que elegiste y recuérdalo de la manera más vívida que te sea posible.

PASO 3. Registra tus emociones

Presta atención a los sentimientos que surgen al revivir la experiencia.

¿Qué sientes?

perdon

Si sientes todavía algo parecido a la rabia, la culpa, la amargura, el resentimiento, o cualquier otra emoción pesada y limitante, significa que todavía no has perdonado, que la herida sigue abierta.

Si te sientes neutral y emocionalmente estable, significa que has podido sanar y seguir adelante.

Y, si sientes amor y compasión hacia la persona de la que recibiste la ofensa, has trascendido completamente tu dolor.

¿Cómo te fue con el ejercicio?

Espero que hayas tenido éxito, y que todo aquello que tenías pendiente haya quedado perdonado.

Si no es el caso, no te preocupes…

Acá te comparto una efectiva estrategia de nueve pasos para emprender el camino del perdón

PASO 1. Haz la lista del perdón

Haz una lista de todas las situaciones que has vivido donde te has sentido agredid@, perjudicad@ o violentad@ de cualquier manera.

No escatimes en detalles, menciona a las personas y los eventos, incluso aquellos que por alguna razón consideres poco importantes; nada que te haga sentir menoscabad@ en tu integridad es un detalle menor.

El escribirlo te ayudará a procesar tus sentimientos más profundos y a identificar mucho más claramente lo que te está agobiando.

PASO 2. Elige lo que quieras perdonar

De la lista que has elaborado, escoge a una persona, grupo de personas o situación en la que quieras enfocarte.

Toma en cuenta que perdonar no puede ser un acto forzado, es un proceso que toma su tiempo y que depende del ritmo de cada persona, por lo tanto, antes de seleccionar la situación o persona con la que quieres trabajar, debes sentir que ha llegado el momento de perdonar.

Si estás decidid@ a indagar profundo y sanar de raíz, puede ser un buen comienzo, (si los tienes en la lista), el iniciar con tu padre, tu madre, o tus cuidadores de la infancia, pues generalmente ell@s son los que más han influido en nuestra vida, ya sea positiva o negativamente, y suele haber por ahí algunos reproches no procesados.

PASO 3. Identifica y reconoce tus sentimientos

Para iniciar con este proceso es indispensable que seas capaz de reconocer cómo te sentiste al vivenciar la experiencia dolorosa a trabajar.

Sumérgete en tus emociones. Es vital que evites ignorarlas, negarlas o reprimirlas.

Habla contigo mism@ sobre ellas. Puede ser que te resulte un poco loco, sin embargo, el ejercicio de hablar contigo, ya sea verbalmente o por escrito, sobre los sucesos dolorosos, puede ayudarte a conectar con ese tú del pasado, que siendo niñ@ o tal vez no tanto, se sintió asustad@, abandonad@, no amad@, violentad@ o inadecuad@ de alguna manera.

Por lo tanto, ten una conversación que le permita reconocer cómo se sintió, escucha, responde, reconoce, comprende, permanece presente y libérate de juicios contra ti mism@.

Mantén esta conversación de ida y vuelta hasta que sientas alivio.

PASO 4. Iguala el marcador

Cuando un suceso doloroso ha calado muy hondo en nuestro ser, y más aún cuando fuimos violentados durante nuestros años infantiles, suele ser algo complicado perdonar, sin sentir que merecemos una satisfacción.

Sé que este paso te puede resultar contraintuitivo, si te consideras una buena persona, sin embargo, quiero que comprendas que para limpiar la herida y lograr que cicatrice, necesitamos sacar también aquello que no queremos ver, o que evitamos sentir, como puede ser el deseo secreto de venganza, revancha o desquite.

Es por eso que te invito a seguir conmigo en esto, por el bien de tu proceso. Confía.

Encuentra un lugar cómodo, seguro, privado y donde no vayas a ser interrumpid@.

En una posición cómoda, visualiza la situación dolorosa, mira a la persona o personas involucradas delante de ti, y piensa en lo que les harías ahora o que hubieses querido que les suceda en ese momento, como reparación del daño que recibiste.

Permite que suceda.

No te limites, ni sientas que estás obrando mal, es solo un ejercicio mental de desahogo.

Luego, vuelve en ti, respira profundo y escribe en un papel todo lo que quieras decir al respecto. Deja salir toda la rabia, el dolor, las “malas palabras” que tengas atravesadas, los reclamos, las angustias. Dilo todo sin reprimirte y sin buscar darle un orden definido.

Cuando sientas que lo has soltado todo, toma el papel, arrúgalo, préndele fuego y mientras observas como se quema y se desintegra, imagina que con él se marchan todo el dolor, la ira y el peso acumulados dentro de ti. (Si no puedes quemar el papel, destrúyelo de cualquier manera que consideres oportuna con la misma intención de soltar todo eso que te lastima).

¿Cómo vamos hasta aquí?

¿Mejor? ¿Más liberad@?

Espero que sí…

PASO 5. Reconoce el beneficio de perdonar

Te invito a revisar de qué te has dado cuenta durante esta parte del camino. Y para ello te comparto algunas preguntas que espero sean de utilidad.

Pregúntate…

¿Qué me ha impedido perdonar?

¿De qué me ha servido el aferrarme a este sufrimiento y a las emociones limitantes que lo acompañan?

¿Qué he podido averiguar sobre mi mism@ al profundizar sobre esta experiencia dolorosa?

¿Cómo ha afectado mi vida el albergar todas estas emociones?

¿Cómo aportaría a mi proceso personal el soltar los rencores y perdonar genuinamente?

PASO 6. Acepta lo sucedido

Por favor, no pienses que aceptar significa aprobar o justificar lo que pasó, simplemente significa darte cuenta de que es un evento que ya sucedió, que no puedes modificarlo, y que ahora es el momento de caminar hacia adelante.

Sé que este paso, aunque sencillo, no es para nada fácil, sin embargo, te invito a poner todo tu empeño en trascender la negación y la resistencia, para que sabiendo que sucedió lo puedas superar.

Paso 7. Expande tu perspectiva

“Hurt people, hurt people” escuché hace algún tiempo de la boca de un mentor que admiro mucho.

¿Qué quiere decir?

En pocas palabras significa que aquellas personas que han sido lastimadas tienden a lastimar a otros, ya sea voluntaria o involuntariamente.

Es por esa razón que quiero invitarte a pensar en aquella persona de la que sientes que recibiste un daño, y sin quitarle para nada la importancia o gravedad a lo sucedido, haz un esfuerzo por colocarte en sus zapatos.

Reflexiona:

¿Le pasó lo mismo cuando era niñ@?

¿Le enseñaron que así debía comportarse?

¿Qué pudo haber pasado en su vida que le hizo así?

¿Por qué crees que pudo haber actuado de esa manera?

Sé que afrontar este paso puede resultar en un trago amargo, sin embargo, explorar en las motivaciones, vivencias y emocionalidad de la otra persona o personas, te ayudará a recordar que los seres humanos cometen errores y a terminar con el círculo vicioso del resentimiento.

PASO 8. Acepta tu responsabilidad

Aceptar la responsabilidad, sin duda alguna, no tiene nada que ver con echarte la culpa de lo sucedido.

En esta etapa te invito a ser súper honest@ contigo mism@ y a decidir ser extremadamente consciente. Como ya lo dije antes, no se trata de que te eches la culpa ni nada por el estilo, se trata de evaluar la situación de manera objetiva (lo más objetiva que te sea posible)y reflexionar sobre cómo puedes haber contribuido a dicha situación.

También es posible que te des cuenta de que no hay nada que admitir y que fuiste totalmente inocente de lo sucedido, entonces, también hay una responsabilidad importante: la de hacer lo necesario para sanar tu herida.

A lo mejor te ayude preguntarte:

¿Cómo puedo curar esta herida?

¿Qué es lo que puedo aprender de la experiencia y asumir como sabiduría para el resto de mi vida?

¿A quién puedo acudir por ayuda? ¿Con quién podría hablar?

Este paso consiste en hacer todo lo necesario para recuperar tu poder personal.

PASO 9. Suelta el dolor.

Por fin llegó el momento de soltarlo todo…

Ha llegado la hora de liberarte del pasado y de dejar ir todo el dolor, la ira, la culpa, el odio, la tristeza, la amargura y el resentimiento.

Ahora es cuando empieza el camino de sanar la herida de forma definitiva.

Para ello te propongo elaborar una declaración que repetirás diariamente, hasta que sientas que es una realidad y puedas seguir con tu camino de sanar.

Aquí te dejo un ejemplo que espero te sea de gran ayuda:

Yo elijo perdonar a: (el nombre de la persona) por: (aquella situación que te atormenta); y a través de ello me libero de las emociones dolorosas y nocivas que llevo dentro, y creo espacio para la felicidad, el amor, la plenitud, la armonía y el poder personal.

Recuerda. Es un proceso personal y nadie puede forzarte a emprender este camino. Solo tú puedes darte el permiso de perdonar a tu tiempo, a tu ritmo, y bajo tus propios términos.

Aunque sé que perdonar puede ser un proceso complejo y desafiante, espero que esta estrategia te sirva para hacerlo más llevadero y sencillo de afrontar.

Quisiera conocer tu experiencia. Estoy segura de que será de mucha inspiración para cada persona que lo lea.

Comenta.

Me encantará leerte.

Autora:
Cristina Navarrete Landázuri
(Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Fundadora de El Refugio del Artista.
Redactora en Axon Training.

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2 comentarios


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  • Quienes no entienden el significado de perdonar, te dicen : ” no puedo después de lo que me hizo”. Yo, Laura, elegí perdonar a mi padre y volver a él y ayudarlo en su enfermedad. En 2011 habíamos tenido una discusión por mi hermano y él cargaba toda la culpa sobre mi. Me trató de ladrona a mi y a mi esposo, durísima la situación. El me pidió perdón, lo perdone. Volví a su casa pero nunca más volvimos a tener la misma relación, yo ya no confiaba más en él. Lo atendí todo lo que pude como hija, y yo sentí en mi corazón que ya había soltado
    todo. Mi padre falleció hace 2 años y hoy, al escribir esto por primera vez me acongoja al pensar que ya no está. Pero yo no sólo solté allá lejos y hace tiempo, sino que hice el duelo de su muerte en el momento que me agredió verbalmente. En su velorio no lo lloré y si voy al cementerio no siento nada. Soy alumna de Axon.

    • ¡Hola Laura!
      Muchas gracias por compartir con nosotros este importante suceso de tu vida, es muy bueno saber que has podido perdonar. Es un proceso que a unos puede costar un poco más que a otros, pero perdonar es una liberación necesaria en nuestras vidas.

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