En este artículo encontrarás una breve reflexión acerca del error y por qué es bueno equivocarse para aprender.
No sé qué hora es, pero sí sé que por lo menos ya he cometido un error o, de hecho, unos cuantos.
Además de nuestro uso de la razón, los seres humanos nos caracterizamos por ser imperfectos, lo que significa, desde mi reflexión, que sobrevivimos a partir de lo que aprendemos de nuestras equivocaciones.

¿Acaso los científicos descubrieron a la primera cómo crear una vacuna efectiva contra la gripe? La respuesta es no. Ellos tuvieron que estudiar, anotar distintas hipótesis y capaz al tercer, cuarto o décimo intento, si no me quedo corta, aprendieron qué necesitaban para crearla.
Los grandes inventos se deben a las equivocaciones, al error humano. Equivocarse es parte de nuestro día a día, desde lo más mínimo, como un error ortográfico, hasta lo más grande o notorio como herir los sentimientos de alguien por decir algo indebido sin ser conscientes de las consecuencias.
Por ello, podemos establecer que se equivoca el que hace, no el que se queda quieto o sentado sin hacer nada. Para aprender hay que actuar y, principalmente, equivocarse, porque sería difícil lograrlo sin experimentarlo nosotros mismos…
Entonces, con esta breve introducción, quiero invitarte a profundizar en el significado de cometer un error y que descubras por qué realmente debes festejar tus desaciertos para lograr un crecimiento personal.
¿Listo? ¿Listo?
¿Qué significa equivocarse?
Como adelanté anteriormente, equivocarse es tomar una decisión errónea, es accionar o pensar de una forma que no resulta correcta, acertada o verdadera. Sin embargo, desde mi punto de vista, esta definición posee una connotación negativa del error.
Sí es verdad que el desacierto es incorrecto o falso, no obstante agregaría en la misma definición que abre las puertas a nuevas posibilidades para crecer y aprender. Es decir, no hay que quedarse en el error como tal, sino que se debe sacar provecho de la situación y entender cuáles son mis oportunidades de mejora.
Por eso, te propongo que luego de cometer una equivocación, dependiendo el contexto o circunstancia, identifica tu área de mejora y proponte un plan de acción para convertir el error en aprendizaje.
Por ejemplo, si sientes que hablaste de más y crees haberle contestado a alguien sin pensar, pues intenta para la próxima tomarte cinco segundos antes de hablar para analizar las palabras que saldrán de tu boca. Así no volverás, o más bien tratarás, de no volver a equivocarte.
Entonces…

¿Por qué es bueno equivocarse? ¿Por qué hay que hacerlo para aprender?
El error es parte de nuestra rutina diaria, del proceso para lograr un crecimiento en cualquier ámbito de nuestra vida. A medida que seamos conscientes de cada desacierto que tengamos, vamos a entender quienes somos y a descubrir nuestras virtudes y defectos.
Comenzar a prestarle atención a nuestras equivocaciones implica un camino de autodescubrimiento personal. Significa conocernos, porque aprendemos algo nuevo o reforzamos aquello de lo que ya somos conscientes de nosotros mismos a partir del error.
Cuando detectamos las oportunidades de mejora que nos brindan nuestros desaciertos, estamos un paso más adelante para lograr llegar a nuestra mejor versión. Pues, equivocarse nos permite aprender a pedir perdón, a ser cuidadosos con nuestro actuar y a volver a empezar.
Equivocarse y pedir perdón
Perdonar es difícil, pero pedir perdón creo que lo es aún más. A veces nuestro ego no nos permite dar el paso hacia la sanación y paz que necesitamos con nosotros mismos. Por ello, reconocer nuestros errores nos puede dar el impulso para pedir perdón, a dejar nuestro orgullo de lado y priorizar a quien dañamos con nuestras acciones o palabras.
Aprender a ser cuidadosos
En la mayoría de los casos, las personas no actúan desde el odio o con intención de dañar. Sin embargo, en algunas situaciones no prestamos la suficiente atención a lo qué decimos o a nuestra forma de actuar, por lo que termina por afectar al otro.
Por ello, aprender del error de decir o accionar sin pensar previamente en sus consecuencias, nos permite trabajar nuestra inteligencia emocional, principalmente nuestro lado empático.
Equivocarse y volver a empezar
Equivocarnos en el trayecto hacia nuestros objetivos es parte del proceso y, muchas veces, implica que volvamos a empezar desde donde iniciamos. No hay que verlo como algo malo, porque nos permite aprender qué hicimos bien, qué hicimos mal y qué aspectos debemos mejorar para que vuelva a suceder.
La vida no es lineal, tiene sus altibajos. Por ello, el error es parte de nuestro día a día, está presente en nuestros proyectos, trabajos y en el camino hacia el éxito. Solo debes tomarlo como aliado y mantener la constancia para lograr aquello que te propongas.
Listo, hemos llegado al final de la nota…
Pero ahora te toca a ti.
¿Cuáles son tus reflexiones sobre las equivocaciones?
Comenta, te leemos.

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