En este artículo encontrarás dos hábitos que deberás abandonar si quieres vivir una vida más plena y feliz.
¿Te gustaría sentirte más feliz?
Aunque la mayoría de personas responderemos que sí a esta pregunta, a menudo pasamos por alto una serie de elementos que condicionan nuestras vidas y que, sigilosamente, van corroyendo nuestro bienestar y plenitud.
Por esa razón, hoy quiero hablarte acerca de 2 enemigos silenciosos claves, para que los saques de su escondite y puedas ponerles un hasta aquí.
¿Lista? ¿Listo?
Vamos a ello…

Malos hábitos: Debilitar tu amor propio
Desearía haber sido más amable y compasiva conmigo misma.
Hubo una época de mi vida, demasiado larga para mi gusto, en la que me di a la tarea de la autodestrucción.
Había escuchado más de una vez que “todo empieza con uno mismo”, que “como te tratas es como esperas ser tratada por los demás” e incluso creo haberme escuchado dándole los mismos consejos a otras personas. Sin embargo, no lograba integrar esas palabras en mi vida, y siempre terminaba apelando al hábito de atacarme como si fuera mi más grande adversaria.
Máster en perfeccionismo y autoflagelación. Nada de lo que hiciera era suficiente y definitivamente siempre me estaba viendo “las costuras”, como se dice en mi país a esa “bendita” costumbre de vernos hasta el más mínimo “defecto”.
Lo que no me había dado cuenta es que, definitivamente, mi desastroso diálogo interno estaba socavando no solamente mi valía personal, sino que también se colaba por los huesos, debilitando mi salud mental, física y emocional.
Aunque actualmente soy una perfeccionista en recuperación, y no he logrado acallar del todo a ese nefasto diálogo interno, que de vez en cuando vuelve para intimidarme; estoy mucho más consciente de mi propio valor y lo puedo interceptar (la mayoría de las veces) antes de que logre hacer mucho daño.
No sé si hayas experimentado algo similar, pero por las dudas quiero compartirte 3 recomendaciones para que dejes de debilitar a tu amor propio:
1. Observa tus pensamientos
Tal vez ya lo hayas escuchado, pero nunca está de más repetirlo, si pones atención te darás cuenta de que la vida que tienes hoy (en gran medida) es el resultado de tus pensamientos y acciones del pasado.
Todo lo que decidiste creer sobre ti y sobre el mundo, todo lo que te inculcaron sobre lo que era posible o imposible, todo lo que te hicieron suponer que eras o no eras, y que incorporaste (consciente o inconscientemente) en tu baúl de las creencias, todo eso ha forjado tu hoy.
Por eso, si no estás contenta o contento con lo que ves a tu alrededor, la tarea empieza con prestar atención a lo que te dices, las palabras que utilizas y cómo lo dices.
¿Cómo te hace sentir lo que te dices?
Si la respuesta es: “siento paz”, “me siento bien”, o algo parecido, ¡genial! No hay nada que decir. Solo disfruta ese diálogo que llega desde el amor, la compasión y la autenticidad.
Pero, si, por el contrario, aquello que escuchas te hace sentir la persona más miserable e inútil, atrápalo, analízalo y cuestiona lo que dices. No te quedes con el mal sabor de boca.

2. Ensaya una nueva forma de pensar
Decirte que cambies tu manera de pensar, no es cosa fácil. Hemos forjado a pulso nuestras creencias y valores.
Además, muchas veces el entorno en el que nos desenvolvemos no es precisamente un soporte al momento de transformar nuestra visión y mentalidad.
Por ello, para empezar, resulta de gran ayuda modelar las acciones y hábitos de otras personas que ya han acuñado las características que deseas incorporar.
¿Conoces a alguna persona cuyo comportamiento te gustaría emular?
Si ya la tienes identificada, obsérvala con atención; si aún no has elegido a alguien, empieza a buscar.
Y así, cuando te encuentres en una de esas situaciones que te parecen insoportables, en donde sientas que no hay salida y te vas a desmoronar, pregúntate:
Si yo fuera esa persona…
¿Cómo reaccionaría ante esta situación? Y mi diálogo interno, ¿Qué me diría? ¿Cuáles serían mis pensamientos y comportamientos?
Empezar a identificarte con una mentalidad de crecimiento y apertura, te permitirá fortalecer paulatinamente la autoconfianza y el valor personal.
Con el tiempo, dejarás de modelar a otra persona e incorporarás esas características como tuyas sin siquiera pensar.
3. Reconstruye tu relación contigo
Ten el hábito de pasar tiempo a solas.
A menudo, en el mundo del autoconocimiento y el desarrollo personal, hablamos de la persona más importante de nuestras vidas. Ya la tenemos bien identificada.
La persona más importante de mi vida soy yo. Y la más importante de la tuya eres tú.
La cuestión es pasar esas palabras a la acción.
Para eso, te propongo que elijas un espacio en tu apretada agenda para estar contigo.
Comprométete a soltar los malos hábitos de perfeccionismo, la crítica mordaz, los juicios y las culpas y darte un tiempo para no hacer nada, para estar en silencio, para disfrutar de tu compañía.
Si no sabes por dónde empezar, comienza con tomarte al menos diez minutos en la mañana para ponerle una intención a tu día, para preguntarte: ¿Cómo quiero sentirme hoy? ¿Cómo quiero que se desarrolle mi jornada? ¿Qué sí quiero pensar y sentir?
Y tal vez, tómate otros 10 minutos por la noche para respirar profundo, soltar las angustias y preocupaciones y volver a la calma.
Si quieres ir más a fondo, en el momento que te hayas asignado, hazte muchas preguntas, las que se te ocurran y respóndelas con una sinceridad radical (al fin y al cabo solo tú te estás escuchando).
Y siempre que te descubras apaleándote, indaga: ¿Utilizaría estas palabras para hablarle a mi persona más amada? Si una persona a la que quiero me hablara de esta forma, ¿Cómo me sentiría?, ¿Me gustaría conservarla en mi vida?
Finalmente, recuerda incorporar el hábito de ser amable contigo en pensamientos, palabras y acciones.

Malos hábitos: Esforzarte por cumplir las expectativas de otros
¡Sé libre! ¡Vive tu vida como quieras! ¡Sé auténtica! ¡Sé auténtico!
Suena muy bien, ¿Verdad?
Claro que sí, pero no sé si solo hablo por mí, es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Desde el minuto uno de nuestras vidas, una gran cantidad de expectativas caen sobre nuestras cabezas. La sociedad tiene las suyas, al igual que la familia, amigos y demás parientes.
Y como, a la mayoría de nosotros, se nos inculcó la importancia de ser obedientes y vivir nuestras vidas de acuerdo con el libro de hábitos aprobados por la cultura dominante, pues más de una persona va por ahí viviendo la vida de la manera esperada para ganar el amor y la aprobación de los suyos.
Cuando yo me pregunté: ¿Para quién estás viviendo? ¿Por qué te esfuerzas tanto por ser “normal”?
Me di cuenta de que, efectivamente, yo era una más de esas personas que van por ahí haciendo lo necesario para ganarse el amor de los suyos, haciendo méritos para ser aceptada e imponiéndose situaciones imposibles que solo me causaron un gran vacío, dolor e insatisfacción.
¿También estás viviendo la vida para otros? ¿Cómo quieres vivirla realmente?
Darte cuenta, es un gran primer paso. Tener claridad sobre cómo quieres hacer las cosas, qué es lo que anhela tu corazón, quién eres bajo las máscaras que te has impuesto, es vital para darle fin a estos malos hábitos y dejar de traicionarte.
Ahora, si quieres ir más a fondo, aquí te dejo 2 recomendaciones adicionales para avanzar en el camino:
1. Elige una incomodidad temporal
Poner límites a los malos hábitos, hablar honesta y frontalmente sobre lo que sentimos, pensamos y deseamos para nuestra vida, puede ser una tarea en extremo desafiante e incómoda.
Sin embargo, si la colocas en una balanza frente a la posibilidad de experimentar toda una vida en el resentimiento y la frustración, es muy posible que escojas esa leve incomodidad inicial que te ahorrará mucho sufrimiento.
No temas. Mostrar aquello que genuinamente eres y quieres, al contrario de traerte conflictos puede restaurar tus relaciones y recompensarte gratamente.
Honra tu autenticidad, aprende a decir no con gracia, comparte con los tuyos todas aquellas cosas que te constituyen y que no están abiertas a negociación, date la oportunidad de experimentar la verdadera libertad.
Y lo que es aún más genial, ábrete a la posibilidad de recibir amor, respeto y reconocimiento por quién eres realmente y no por las máscaras que has elegido ostentar.
Si te gustaría tener más herramientas para enfrentar esos momentos incómodos que se avecinan, no dejes de visitar los artículos:
Asertividad: el arte de expresar tu punto de vista y conservar tus relaciones

2. Procura vivir con propósito
En este caso, más allá de cuál sea tu definición personal de propósito, te invito a que hagas aquello que tiene sentido para ti, sin importar las expectativas del mundo.
Dile adiós al mal hábito de vivir en base a las exigencias de tu alrededor.
Pregúntate para empezar: ¿Para qué hago lo que hago?, ¿Cuál es mi deseo más profundo?, ¿Cómo quiero que me recuerden aquellos que formen parte de mi vida?, ¿Cómo me siento con la vida que estoy viviendo hoy?, ¿De qué manera quiero vivir mi vida?
Recuerda. Sé fiel a ti misma. Sé fiel a ti mismo.
Como te habrás dado cuenta los enemigos de la felicidad, esos que hacen nuestras vidas miserables y bloquean nuestras posibilidades de vivir en plenitud, están escondidos a simple vista, ahí haciendo de las suyas con nuestra aprobación.
Así que, ahora que ya conoces a dos de ellos, ponte manos a la obra y empieza el camino para neutralizarlos.
Elige uno, el que sientas que más te afecta y pon en práctica las acciones que te propongo.
¡Elimina los malos hábitos en tu vida!
Comenta.
Sería genial que decidas compartir tu experiencia. Otras personas pueden encontrarla inspiradora.
Me encantará leerte.

Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Fundadora de El Refugio del Artista.
Redactora en Axon Training.
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