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Aceptación y crecimiento: cómo el coaching me ayudó a afrontar desafíos inesperados

Cuando la vida te da limones hagamos naranjada

La vida nos enfrenta a desafíos que a veces parecen abrumadores. Como mamá primeriza, me encontré con una realidad totalmente nueva, desafíos constantes de la vida misma y de lo que conlleva una nueva maternidad, entre ellos me encontré con la realidad del hipotiroidismo congénito de mi bebé.

Ese momento fue un remolino de emociones: desde la confusión hasta el rechazo por prejuicios personales no hacia mi hijo, pero si a la idea de que necesitará un tratamiento y/o medicamento y que los análisis estaban mal, que era un niño normal sin absolutamente nada, pero…

¿Qué es “normal”? ¿Para qué debía ser “normal”? ¿Con qué estándar lo comparaba?

La realidad es que cuando comprendí este y otros interrogantes más, pude observar que mi bebé no estaba mal, la que estaba observando mal la situación era yo, efectivamente mi bebé no es normal es único e irrepetible, al igual que cada ser sobre la tierra.

Cambiando de observador

En ese punto, el coaching se convirtió en mi faro. A través de sus enseñanzas, aprendí que el control absoluto es ilusorio y que la aceptación es el camino hacia la paz interior. 

Inicialmente, resistí la idea de que mi hijo necesitará una pastilla diaria, cuestionando cómo afectaría su percepción del mundo. Sin embargo, pronto comprendí que mi resistencia no cambiaría su realidad. Y comprendí que debía como mamá hacer más simples sus días y su realidad, dependía de mí si iba a crecer sin cargas innecesarias en su espalda. El se convirtió en mi más grande maestro, siempre digo que aprendo más de él que lo que puede llegar aprender él de mi.

¿Qué si estaba bajo mi control?

El coaching me ayudó a cambiar mi perspectiva. Aceptar la situación no significaba resignarme, sino adaptarme. La aceptación, fue como un click, en mi forma de ver mi realidad y la de él, como mamá comencé a encontrar maneras de simplificar las cosas para él, y opté por naturalizar su día a día con la compañera de vida que lo acompaña, él no conocía y no conoce otra forma de vivir, y desde ahí acompañarlo. Normalizar su rutina de tomar la pastilla y sus controles mensuales para corroborar que crece sanamente se convirtió en un acto de amor y cuidado, permitiéndole llevar una vida normal como cualquier otro niño.

Hoy, a través de la aceptación y el aprendizaje del coaching, veo a mi hijo crecer fuerte y sano, entendiendo que su singularidad es parte de su belleza y fortaleza. Hoy no me lo imagino de otra manera. Y viendo en retrospectiva si tuviera que elegir, elegiría volver a ser mamá de Braulio tal cual como me lo mandó la vida.

En gran medida la relación que llevamos hoy es a causa de la experiencia que vamos transitando, voy a contar una anécdota brevemente, a sus dos meses y medio, Brau descubrió que tenía lengua y que podía sacar para afuera todo aquello que no era la teta de mamá, mamá que no quería obligar a su pequeño a tomar la pastilla optó por explicarle que debía tomarla todos los días y que no sabíamos si debía ser de por vida o no… ¡Brau la toma, y así la misma rutina todos los días, yo le explicó que la debe tomar y él la toma, hasta el día de hoy! Obviamente como todo niño tiene días que no quiere, hoy estamos con que Noa (hermanita perruna de dos meses) quiere ver como él se toma su pastilla.

¿Para qué cuento esto? Para contarles cómo cambió mi mirada, la forma en cómo observo a los niños, son seres, que sienten, que entienden todo y con el tiempo comprenden más y más. No hay que subestimarlos por el hecho de que son niños, sí lo son, pero eso no significa que no haya que validarlos y respetarlos como un legítimo otro.

“…A través de la lente del coaching ontológico, aprendí a cuestionar mis propias percepciones, creencias y soltando cargas innecesarias aprendidas y abriendo la puerta a un autoconocimiento transformador…”

Esta disciplina no solo me brindó herramientas para comprenderme a mí misma en un nivel más profundo, sino que también me permitió abrazar una maternidad plena y consciente. A través de la lente del coaching ontológico, aprendí a cuestionar mis propias percepciones, creencias, soltando cargas innecesarias aprendidas y abriendo la puerta a un autoconocimiento transformador.

Descubrí cómo mis acciones, emociones y pensamientos están intrínsecamente conectados y cómo este entendimiento puede moldear mi vida de manera positiva, la de mi entorno y sobre todo la de mi bebé.

Hoy AMO ser la mamá  de Braulio. El coaching ontológico me ayudó a encontrar un equilibrio entre ser madre y seguir siendo fiel a mí misma. Aprendí a gestionar mejor mis emociones, a establecer límites saludables y a disfrutar plenamente de cada momento, creando así una conexión más profunda y auténtica.

Para ir finalizando…

Mi mensaje para todos ustedes es simple: en medio de la adversidad, busquen el aprendizaje, abracen la aceptación y crezcan. Enfrentemos nuestras realidades con valentía y amor. Transformemos los desafíos en oportunidades para ser mejores.

Cada uno de nosotros tiene su propia batalla. Les invito a reflexionar sobre cómo pueden abrazar la aceptación y encontrar el crecimiento en medio de sus propios desafíos. Porque, al final del día, es a través del amor y la aceptación que verdaderamente alcanzamos la plenitud en nuestras vidas.

Así que, amigos, ¡aceptemos, aprendamos y amemos!

¡Gracias por leerme, te lo regalo de corazón a corazón!

Autora:

Yesi Sotelo

Coach Ontológica certificada en Axon Training,

Con especialidades también adquiridas en Axon, como Neuro Oratoria,

Inteligencia Emocional, y Programación Neurolingüística.

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