En este artículo encontrarás una nutrida reseña sobre el concepto de aburrimiento, sus peligros, bondades y cómo aprovechar tu relación con él.
¿Aburrimiento?
Creo que no hay una sola persona en este mundo que no lo haya sentido.
Es una sensación tan común en nuestra vida, y, sin embargo, tan difícil de definir que a menudo la ignoramos o le restamos importancia.
Yo, personalmente, no lo encuentro nada agradable y soy muy propensa a sentirlo, por eso he dedicado algún tiempo a investigar sobre él.
¿Te gustaría conocer los secretos que he descubierto sobre esta interesante distinción?
Si sientes tanta curiosidad como yo sobre los asuntos de la mente humana, de seguro ya te estás preparando para sumergirte en esta información.
Entonces, ¿Qué es el aburrimiento?
Según la American Psychological Association (APA) este es un estado emocional que nos hace sentir cansancio, incomodidad, desinterés, e incluso hastío por la falta de estímulos que llamen nuestra atención en el entorno, sin embargo, existe mucho más alrededor de este tema.
Como tú, seguramente, ya lo sabes, no se siente agradable y de hecho es una sensación que la mayoría de los seres humanos preferimos evitar.
Si profundizamos un poco en el tema, se podría decir que las causas de aburrirnos no son las mismas para todos; pues aunque inicialmente hablamos de una sensación provocada por la falta de estímulos, que a lo mejor está tratando de invitarnos a incluir la novedad en nuestra vida, crear algo nuevo y ahondar en el autoconocimiento, hay bastante más detrás de todo esto.

Indaguemos un poco más
El aburrimiento también puede ser un mecanismo de defensa para evitar el dolor emocional.
Las experiencias que vivimos, especialmente en nuestra infancia, van modelando la manera como nos relacionamos con nuestras emociones y con el mundo en general.
Cuando nuestras vivencias han sido traumáticas, y hemos tenido que enfrentar entornos caóticos y emocionalmente disfuncionales, esto puede abrumarnos de tal manera que elegimos (inconscientemente) blindar nuestro mundo emocional con una coraza que nos evita el dolor, y ¿Qué más útil que no sentir nada o una leve molestia?
El aburrimiento en este caso es esa armadura emocional que nos aleja de la angustia existencial y nos sumerge en la indiferencia.
Además, esta emoción también evita que conectemos con nuestros anhelos más profundos, sobre todo, cuando creemos que son inalcanzables.
En este escenario, el aburrimiento llega para desconectarnos de nuestros sueños, deseos y necesidades, evitarnos la tristeza y convencernos de que no necesitamos nada ni a nadie. Nos aislamos de aquello que anhelamos.
El aburrimiento es normal siempre y cuando sea una sensación transitoria que eventualmente nos llevará a tomar acción, desafiar la situación actual y buscar alternativas.
Ahora bien, si el sentir se extiende en el tiempo, viene acompañado de una total falta de motivación y entusiasmo, no experimentamos ni satisfacción, y todo se ha vuelto completamente plano en nuestro mundo emocional, es posible que estemos experimentando la apatía. Esta es una clara señal de alerta, que nos invita a consultar con un profesional, pues podría estar acompañando otras condiciones más complejas, como por ejemplo: la depresión.

Y, ¿Cuáles son las causas del aburrimiento?
Aunque de seguro ya puedes intuir algunas de sus causas del acápite anterior, es vital profundizar en el tema para que puedas identificarlas más claramente.
La ausencia de novedad y asombro
Si eres de esas personas que tienen una fuerte necesidad de variedad, novedad y asombro para sentirte vital, lo más seguro es que las tareas monótonas y repetitivas te resulten insoportables, te arrebaten la energía y te provoquen una sensación profunda de cansancio y aburrimiento.
Los bajos niveles de estimulación mental pueden incluso hacernos sentir atrapados y causar que perdamos el deseo de ir hacia nuestras metas.
No alcanzar un estado de FLOW
El estado de FLOW, a muy breves rasgos, es un estado en el cual la persona se siente totalmente inmersa en la tarea que realiza, conectada con ella, sincronizada en cuerpo, mente y emoción.
Este estado se produce cuando nuestras habilidades se ajustan a la perfección al nivel del desafío que se nos presenta. Es como estar en un trance hipnótico.
Por eso, cuando las tareas nos resultan en extremo sencillas se vuelven aburridas, y aquellas que percibimos como demasiado difíciles nos provocan angustia y tensión.
Falta de atención
Una de las causas más comunes para el aburrimiento, suele ser la incapacidad de prestar atención a las cosas.
Podemos sentirnos aburridos cuando el entorno o una actividad no consiguen captar o mantener nuestro interés durante mucho tiempo. Esto a su vez puede afectar la concentración y la productividad.
Las personas con dificultades de atención están más predispuestas a aburrirse.

Falta de autonomía
Las personas tendemos a aburrirnos cuando nos sentimos atrapadas. Esta sensación viene de la imposibilidad de elegir o controlar nuestras actividades diarias.
Al ser incapaces de poner en práctica nuestra voluntad, tomar decisiones propias o establecer voluntariamente lo que haremos durante nuestro día, podemos sentir el profundo aburrimiento de hacer cosas que nos han sido impuestas y por las que no sentimos el menor entusiasmo.
Los niños y adolescentes, pueden ser víctimas de esta causa, cuando sus motivaciones e intereses no son atendidos a la hora de tomar decisiones sobre sus vidas.
Otras posibles causas del aburrimiento
Además de los motivos ya mencionados, también existen otros factores que pueden llevarte a experimentar aburrimiento:
- Falta de descanso y relajación.
- Mala nutrición y un estilo de vida poco saludable.
- Ausencia de espacios recreativos, de ocio y de uso adecuado del tiempo libre.
- Instrucciones confusas y poco claras al momento de realizar actividades.
- Temor a equivocarse.
- Carecer de objetivos claramente definidos.
- Ausencia de espacios para expresar la creatividad.
- Miedo al fracaso y a cometer errores.
- No contar con una visión de futuro clara y edificante.
- Falta de conexión con personas afines.
- Agotamiento, fatiga o exceso de trabajo.
Aunque hasta este momento puedes estar pensando que el aburrimiento solamente tiene un lado oscuro, este también tiene sus beneficios.
¿Te gustaría conocerlos?
Si la respuesta es sí, vamos a ello…
Beneficios del aburrimiento
El aburrimiento puede mejorar nuestra salud mental si permitimos que haga su trabajo: alejándonos periódicamente de las redes sociales y toda la avalancha de información a la que nos exponemos cotidianamente. Estos momentos de “aburrimiento” nos ayudarán a disminuir el estrés y a relajar nuestra mente.
Además, es capaz de alimentar nuestra creatividad. El aburrimiento nos da la oportunidad de mirar hacia adentro, reflexionar, y divagar sobre distintas situaciones de nuestra vida.
Las tareas que, usualmente, consideramos rutinarias, pueden ser grandes compañeras a la hora de resolver problemas, encontrar respuestas creativas y dar con grandes ideas que no hubiéramos visto, si no fuera por el aburrimiento.
También, puede ser una señal de que necesitamos corregir el rumbo. Convirtiéndose en un catalizador para generar nuevas ideas y replantear nuestros proyectos y objetivos.
El aburrimiento, en muchos casos, es esa incomodidad necesaria que nos avisa que estamos en una situación que no cumple con nuestras expectativas ni está enfocada en la consecución de nuestra visión de futuro.
Ahora que ya has conocido más de cerca este concepto, de seguro te gustaría indagar sobre tu relación con él; si es así, manos a la obra…

Explora tu relación con el aburrimiento
Para que puedas disfrutar de los beneficios de una relación saludable con el aburrimiento, a continuación te comparto 5 preguntas que puedes hacerte para empezar:
- ¿Cuándo siento aburrimiento?
- ¿Qué desencadena el aburrimiento y qué hace que se desvanezca?
- ¿Este aburrimiento que siento viene del pasado o es una experiencia relativamente nueva?
- ¿Qué es lo que más me molesta de esta emoción? ¿La sensación física?, ¿los pensamientos que vienen a mi mente?, ¿la necesidad de deshacerme de él?
- ¿La sensación de aburrimiento está siempre presente o aparece y desaparece?
¿Qué te dice tu aburrimiento?
Aunque puede ser un estado emocional algo complicado, no es necesario que se vuelva tu enemigo mortal o una condición permanente.
Mira tus hallazgos con amor, compasión y algo de curiosidad. Así podrás descubrir las raíces de tu aburrimiento y aplicar las estrategias necesarias para aprovecharlo o desactivarlo.
Por ejemplo:
Lleva un registro de las circunstancias que te aburren. A lo mejor necesitas crear nuevos espacios de recreación, aprender algo nuevo o revisar tus objetivos y metas personales y profesionales.
Por otro lado, tal vez ese hastío es un mecanismo de defensa frente a la ansiedad que te causan ciertas situaciones, y debes ir más a fondo para desentrañar la verdadera causa y darle una resolución definitiva.
Honra tus descubiertos y acoge las emociones que emerjan, sin resistencia. No importa si es la ira o la tristeza, o a lo mejor un poco de culpa y vergüenza, míralas a los ojos sin juicios, acéptate.
Piensa en un plan de acción para ir navegando pacientemente las aguas del aburrimiento, lo “malo” y lo “bueno”, incluyendo en tu vida actividades estimulantes y modificando aquello que consideres necesario.
Ahora que llegamos al final…
¿De qué te diste cuenta? ¿Cómo interactúas con tu aburrimiento?
Comparte tu experiencia en los comentarios.
Será un placer leerte.

Autora:
Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)
Coach ontológico y escritora.
Fundadora de El Refugio del Artista.
Redactora en Axon Training.
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