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Confianza: tu mejor aliada a la hora de acompañar a otro

En este artículo descubrirás los encantos de la confianza y te harás de efectivas recomendaciones para convertirla en tu mejor aliada, durante el proceso de coaching. 

En el coaching, como en la vida, la confianza es un elemento fundamental para construir relaciones transformadoras, saludables y de largo plazo.

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Por ejemplo, si abres la puerta del taxi y la persona que lo conduce “no te cierra” o te “da mala vibra” a primera vista, en tiempos como los actuales, sin importar la urgencia, cierras la puerta y esperas al siguiente transporte.

Esta experiencia, no tan consciente o explicable en palabras, se replica. Ya sea con un vendedor de electrodomésticos, un médico, un terapeuta, un coach, o cualquier persona que de alguna manera pudiera influir en las decisiones de tu vida.

“Si no te da confianza, no te da confianza”

Sabes de lo que te hablo, ¿verdad?

Entonces, si ya eres coach o te estás preparando para serlo, comprenderás, de primera mano, la importancia de crear un espacio de confianza en la relación de coaching. Este elemento es esencial para sostener el proceso en el tiempo y para sentar las bases de la comunicación abierta, la vulnerabilidad y el progreso.

Con estos antecedentes, y para acercarnos a esta distinción, a paso firme, empecemos desde el principio…

¿Qué es la confianza?

Sé que, aunque no puedas definirla de manera precisa, ya sabes exactamente lo que significa para ti. Estás consciente de que es un elemento fundamental para la construcción de relaciones saludables, cercanas y duraderas.

Para ponerlo en términos generales, podríamos decir que confiar, implica creer firmemente en algo o en alguien. Estar convencida, estar convencido, de que algo es verdad.  

Ahora, desde el punto de vista ontológico, la confianza es mucho más que una cuestión de fe. Esta es, más bien, un juicio que hacemos, con base en nuestros propios estándares subjetivos, de lo que podemos esperar de otras personas, de nosotras mismas, de nosotros mismos, e incluso, de la vida, entendida como algo superior que se encuentra más allá de nuestra propia existencia.  

En este contexto, la confianza durante el proceso de coaching consiste en fomentar una relación de colaboración y entendimiento entre coach y cliente, basada en el respeto mutuo, la autenticidad y un compromiso compartido de crecimiento y desarrollo personal.

Como coaches, debemos creer firmemente en que la persona que acompañamos tiene la capacidad de reflexionar, de aprender y de hacer los cambios que considere necesarios en su vida.

Es así que, solo actuaremos como facilitadores, creando un entorno seguro y acogedor para que otro ser humano pueda explorar sus creencias, desafíos, emociones y comportamientos, sin juicios ni restricciones.

Además, es nuestra responsabilidad dar muestras de que somos confiables, como personas y como profesionales, para acompañar su proceso y respetar su integridad humana.

En pocas palabras, la confianza mutua entre coach y cliente-coachee es indispensable para el éxito de la misión. 

Y ¿cuáles son los criterios fundamentales en los que se basa la confianza?

A pesar de que, hay varios elementos que influyen en la construcción de la confianza, existen 4 factores básicos, que no podemos perder de vista.

1. La credibilidad

Este elemento se alimenta de la historia y tiene que ver con la capacidad de cumplir los compromisos y las promesas. Se fundamenta, básicamente, en toda la información que hemos recopilado a lo largo del tiempo, tanto de las acciones individuales de una persona, como de situaciones similares antes experimentadas.

Cada experiencia pasada nos provee de datos, que se convierten en factores significativos a la hora de diagnosticar posibles realidades futuras, en torno a una persona o a una cuestión específica.

Por ejemplo, una persona que ha mantenido una relación cercana y respetuosa con su pareja, por muchos años, sin duda alguna, no pensará lo mismo de las relaciones románticas que aquella que ha tenido relaciones violentas y tortuosas.

Así mismo, si tú tienes un amigo que en la mayoría de las ocasiones llega tarde a sus citas o cancela a último momento, cuando acuerdes un encuentro con esta persona, no tendrás la certeza de que cumplirá con su compromiso, dudarás y solo le creerás cuando lo veas llegar al sitio, a tiempo.

El riesgo que corremos al poner en marcha este fundamento es el de generalizar las acciones futuras, sin discriminación alguna, y el de alimentar creencias que nos alejan de la realidad objetiva. Por eso, es indispensable aprender a hacer uso de la sabiduría del pasado, sin convertirla en una verdad absoluta.

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Dos personas que confían entre sí

2. La sinceridad

Este es uno de los pilares, por decirlo de alguna manera, más ontológico de todos. Pues, se sostiene fundamentalmente en el grado de coherencia que percibimos entre las emociones, las palabras y las acciones de una persona, en el momento presente.

Aunque la honestidad también se nutre del pasado, es un elemento que podemos detectar sobre la marcha. Es algo más bien intuitivo que nos dice, si el otro actúa desde la verdad u oculta sus intenciones. 

Siendo este un factor bastante subjetivo, antes de saltar a conclusiones, toma en cuenta que tu percepción puede estar siendo afectada por los antecedentes de la persona, por las referencias de otros y por las interpretaciones propias (basadas en experiencias previas).

Para evitarte un mal rato, recauda toda la información que te sea posible, tomando en cuenta los siguientes indicadores:

  • ¿Qué te dice el lenguaje corporal y los gestos?
  • ¿La persona hace contacto visual?
  • ¿Qué emociones te provoca su tono de voz? ¿Conectas?
  • ¿Hay algo, que va más allá de lo tangible, que detectas desde tu energía e intuición?

Ahora, si actuamos en espacios interculturales, ciertas acciones, gestos y comportamientos pueden resultarnos confusos, ya que el lenguaje no verbal está influenciado por la cultura, los valores y las creencias. Por eso, para evitar malentendidos, debemos indagar a fondo e interpretar los mensajes con prudencia.

3. La competencia 

Este componente se sustenta en la evaluación que realizamos en torno a los talentos, habilidades y recursos que posee una persona para desempeñarse de forma efectiva en un dominio específico.

Aunque parece una de las piezas más sencillas de evaluar, nos enfrentamos al peligro de enfocarnos exclusivamente en lo que consideramos que la persona es capaz de hacer en el momento presente, dejando de lado, por completo, su capacidad de aprendizaje y mejora continua. 

Así que, ten en cuenta que el aprendizaje es un proceso constante, y que, si existe la voluntad y el compromiso, siempre existirá la posibilidad de consolidar y perfeccionar nuestras habilidades.

4. El involucramiento

Este ingrediente de la fórmula, es la cereza de la torta. Pues, nos habla de la habilidad de comprometernos al 100% de nuestras capacidades para conseguir un objetivo. 

No importa que tan fiable, sincera y competente sea una persona, si no tiene la capacidad de “jugarse el todo por el todo” a la hora de ejecutar sus compromisos, los resultados no serán los mismos.

Este aspecto de la confianza, es el que nos dice que la persona está genuinamente comprometida con la consecución de las metas planteadas y que entrará en acción oportunamente, con todas sus fuerzas, en la disposición de abrir posibilidades y encontrar soluciones a los desafíos del camino.

Esta capacidad no solo se evalúa en la efectividad de las acciones, sino también, en el entusiasmo con que se hacen las cosas.

¿Cómo crear confianza en el proceso de coaching?

Las estrategias para lograrlo son múltiples, y nos tomaría más que una breve nota para abordarlo todo. Sin embargo, hoy te compartiré 2 recomendaciones para empezar con pie derecho:

1. Establece expectativas y límites claros

¿Cómo?

Primero, durante la sesión inicial, define y acuerda, claramente, los roles, las expectativas y los límites del proceso.

Segundo, establece pautas de comunicación claras. Acuerda los métodos de comunicación preferidos, los tiempos de respuesta, los límites en cuanto al contacto mutuo que habrá fuera de las sesiones y todo aquello que consideres relevante para mantener una comunicación adecuada mientras dure la relación de coaching.

Tercero, pon énfasis en el acuerdo de confidencialidad. Garantízale a la persona que “lo que sucede en la sesión, se queda en la sesión”. Hazle saber que toda la información compartida durante los encuentros permanecerá privada y segura.

Si tomas notas o creas cualquier tipo de archivo con los datos significativos del caso, es importante que también se lo hagas saber.  

Cuarto, sé prudente con tu información personal. Déjale saber a tu cliente-coachee que aunque la relación sea cálida y cercana, y pueda contar contigo al 100% durante todo proceso, deberán mantener una relación coach-cliente respetuosa y profesional.

Quinto, respeta la autonomía de tu cliente-coachee. Permítele a la persona tomar sus propias decisiones. Aunque pienses que tú harías algo distinto, respeta sus elecciones y evita imponer tus creencias y valores personales.

Sexto, incorpora un mecanismo de retroalimentación de doble vía. Cada cierto tiempo, haz una pausa y explora junto a tu cliente-coachee los avances y resultados del proceso de coaching. También, permítele a la otra persona opinar sobre tu práctica, acepta los aportes y abraza la mejora continua.

Séptimo, haz que el proceso de cierre sea inolvidable. Crea un espacio especial para cuando el proceso llegue a su fin, algo parecido a una celebración de grado. Discute con la persona sus expectativas a futuro, recuérdale las herramientas que ha adquirido y los avances que ha realizado, para que la transición fuera de la relación de coaching le resulte fluida.  

¿Cómo vamos hasta aquí? 

Toma nota de las ideas que resuenen contigo, y sigamos.

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Coach estableciendo límites y expectativas claras a su coachee

2. Crea un espacio seguro para la comunicación abierta

Para lograrlo deberás estar dispuesta, estar dispuesto, a “poner toda la carne sobre el asador”, porque esto requerirá de tu compromiso emocional y de tu total entrega.

Para ello te propongo aplicar estas 5 recomendaciones:

Primero, dale permiso a la vulnerabilidad. Si quieres fomentar en tu cliente-coachee una actitud abierta, vulnerable y auténtica, debes empezar por ti.

A veces resulta algo complicado mostrarnos vulnerables frente a otras personas, no se diga, frente a un cliente-coachee. Incluso, podemos llegar a pensar que estamos en la obligación de mostrar una imagen de fortaleza y autosuperación para ser dignas, para ser dignos, de acompañar a otros. Pero, la realidad es que, lo que nos hace humanos y falibles, aquello que a veces pensamos que son defectos, debilidades o asuntos pendientes, son justamente aquellas cosas que nos permiten conectar con el otro y acompañarle desde el respeto, la compasión y la empatía.

Así que, ¡piérdele el miedo a mostrarte en tu máxima expresión!

Segundo, escucha activamente. Presta atención total a tu interlocutor, sus gestos, palabras, acciones, emociones, todo. 

Mantén contacto visual, reconoce y valida sus sentimientos. Haz preguntas abiertas (para darle la oportunidad de desarrollar sus ideas), resume, aclara, repregunta, sumérgete en la conversación con compromiso total.

Tercero, utiliza un lenguaje constructivo. Si por cualquier razón, te ves en la necesidad de brindar retroalimentación, facilitar una estrategia, comentar una situación u ofrecer apoyo de cualquier tipo, hazlo con un lenguaje respetuoso, cálido, asertivo y no violento. Siempre centrado en la posibilidad de crecimiento, libre de juicios o críticas (incluso en el tono de voz).

Cuarto, fomenta la reflexión. Ya sea con tus preguntas, silencios o aportes, anima a tu cliente-coachee a analizar y profundizar en sus experiencias, percepciones y aprendizajes.

Quinto, celebra los progresos. Reconocer y honrar los avances, hitos y logros de tu cliente, no solamente aumentará su motivación para seguir adelante, sino que reforzará la comunicación positiva.

Hemos llegado al final…

Luego de este recorrido, de seguro has confirmado que definitivamente la confianza no es algo que pueda darse por sentado. Requiere de cuidados, de nutrición y de mantenimiento continuo, para sostenerse en el tiempo, por eso, ahora es tu momento de actuar…

¿Por dónde empezarás? ¿Qué es lo primero que harás para fortalecer la confianza en tu vida diaria y en la relación de coaching? 

Comparte tus reflexiones y hallazgos. 

Siempre es un gusto saber de ti.

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Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora.

Fundadora de El Refugio del Artista.

Redactora en Axon Training.

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