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Rediseña tu trabajo y mejora tu productividad

En este artículo descubrirás la percepción que tienes sobre tu trabajo, y encontrarás recomendaciones para rediseñarla, si lo consideras necesario.

¿Cómo describirías lo que haces actualmente para generar recursos económicos?

“Es lo que hay que hacer para pagar las cuentas.” 

“Gracias a Dios es viernes, ya volveré el lunes a seguir con esto.”

“Existen cosas peores, como no tener empleo, por ejemplo.” 

“Haría lo que hago, aun cuando no me pagaran por hacerlo.”

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No sé cuál es la frase que evocas cuando piensas en tu trabajo, ya sea como profesional independiente, emprendedor o empleado, pero de seguro tienes una opinión sobre lo que haces, ya que, sin duda alguna, es aquello que ocupa la mayoría de nuestras horas de vigilia.

Para que le dediques un momento más de reflexión al asunto, examina esta historia con atención:

Un viajero recorría una carretera cuando encontró a un grupo de hombres que trabajaban en una cantera. A primera vista, todos hacían lo mismo. Pero, siendo de mente curiosa, no pudo evitar la tentación de acercarse a investigar qué es lo que ahí se hacía.

Se aproximó a uno de los trabajadores y le pregunto: “¿Qué hace?”

El hombre, sucio, enrojecido y bañado en sudor, respondió con evidente disgusto: “Intento romper esta maldita piedra”.

No muy satisfecho con la respuesta que obtuvo, se acercó a otra persona. Esta, sin mayor entusiasmo, dijo: “Estoy extrayendo rocas para un edificio”. 

A lo lejos vio a una tercera persona que tarareaba con alegría mientras ejecutaba sus labores, así que decidió acercarse y hacerle la misma consulta. El obrero respondió satisfecho: “Estoy contribuyendo a que se construya una catedral”. 

Luego de satisfacer, en algo, su interés sobre lo que ahí se hacía, el viajero se marchó con la sensación de que, aunque las tres personas parecían hacer lo mismo, en realidad desempeñaban actividades muy distintas.

¿Qué enseñanza pudiste rescatar en esta historia?

Sí, efectivamente, cada persona ve las cosas desde su propia perspectiva.

La percepción que tenemos sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, está condicionada por nuestra situación personal (física, mental, emocional, etcétera), nuestros aprendizajes, experiencias, cultura y entorno, y nuestra actividad laboral no es una excepción.

Es por eso que, más de un estudioso, desde las primeras incursiones de los psicólogos en este campo, han dedicado su tiempo a comprender las dinámicas en el espacio laboral y el sentido que tiene el trabajo para los seres humanos que atraviesan esta experiencia. 

Es así que, la psicóloga Amy Elizabeth Wrzesniewski, junto a otros investigadores, ha profundizado sobre las maneras como experimentamos el trabajo y cómo podríamos rediseñarlo para nuestro beneficio, si es que fuera necesario.

Para averiguar si la labor profesional que desempeñas diariamente necesita un ajuste o, a lo mejor, tú necesitas mirarla con otros ojos, es importante responder a la pregunta:

¿Cómo experimentas el trabajo?

Esta pregunta nos habla de un concepto conocido como orientación en el trabajo. Esta tiene por objetivo indagar sobre el significado que le damos a aquello que hacemos para “ganarnos la vida” (por decirlo de alguna manera), pero en realidad esta mirada puede expandirse a todas las esferas de nuestra vida. 

Ahora, en el ámbito de lo laboral, podemos decir que, la forma en que nos relacionamos con nuestras tareas diarias, ha sido influenciada por varias fuentes: 

La primera es de carácter esencialmente personal, y responde a la pregunta:

¿Cómo conectas con tu trabajo?

Esta se refiere a qué tanto te identificas tú con lo que haces, cuáles son las partes que te resultan disfrutables y aquellas que, definitivamente, son un peso sobre tus espaldas. Tiene que ver con tus valores y creencias maestras, con lo que quieres para ti y las expectativas que tienes de la vida. 

La segunda es más bien de naturaleza relacional, y contesta a la interrogante:

¿Cómo perciben las personas que te rodean a la labor que realizas? 

Esta tiene que ver con esos seres humanos que te importan, tu familia, amigos y más allegados. Cuando aquellos a los que amas respetan tu labor, la consideran digna y relevante, tu percepción de ella será muy distinta, que si, por el contrario, la conciben desagradable, vergonzosa o sin importancia.

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Amigo respetando y valorando el trabajo de su amiga

La tercera tiene que ver con lo sociocultural, y guarda relación con la pregunta:

¿Cuál es el estatus que el entorno le asigna a tu labor en la escala social?

Aunque esto te parezca irrelevante, y te hayas repetido hasta el cansancio que “todo trabajo es digno”, los mensajes de la sociedad y la cultura no están precisamente en coherencia con esta frase, y de una u otra forma, hacen mella en la percepción que tenemos de nuestras labores. 

Existen tareas y profesiones que son consideradas más respetables que otras, y esto provoca que, inevitablemente, lleguemos a sentir algo de incomodidad cuando lo que hacemos no está en la lista de lo genial y honroso. 

Un ejemplo para que le pongas rostro a esta fuente de influencia, es la percepción que se tiene en muchos países sobre vender. Es tanto el prejuicio que existe en algunos entornos, como puede ser el del desarrollo personal, que, en muchos casos, nos resulta casi pecaminoso crear nuestra propia práctica y cobrar por ella. Te lo dejo para el análisis.

La cuarta y última es la más existencial, procura responder a la interrogante:

¿Cuál es el nivel de contribución que le atribuyes a tu quehacer cotidiano? 

Esta está asociada con la percepción que tienes sobre la espiritualidad, el sentido de vida y tu conexión con algo más grande que tú misma, que tú mismo. Se vincula directamente con la huella que quieres dejar en el mundo y cuanto piensas que contribuye la labor que desempeñas a este objetivo vital. 

Gracias a estas fuentes, cada ser humano ha construido una percepción singular sobre lo que el trabajo significa y sobre cómo afrontar las tareas laborales diarias.

Con este antecedente, Amy y otros especialistas proponen la existencia de 3 orientaciones básicas.

1. El trabajo como un deber u obligación

Si perteneces a esta categoría, tu trabajo será un medio para conseguir los recursos que necesitas para vivir y alimentar tus objetivos personales

Seguramente, buscarás una ocupación que cumpla con ciertos requisitos en torno a remuneración y beneficios, y que te permita mantener tus aficiones, cuidar de tu familia y de tu vida personal, fuera del espacio laboral.  

Siempre elegirás actividades que en lo posible no interfieran con tu vida privada y los vínculos emocionales con el lugar de trabajo y las tareas en sí mismas serán mínimos.

Esto no quiere decir que si estás sintiéndote de esta forma, seas irresponsable o no cumplas a cabalidad con lo asignado. Simplemente, significa que cumplirás con lo que debes hacer, no te involucrarás más allá de lo necesario y si, en algún momento, el espacio ya no cumple con tus expectativas, no “te tocarás el corazón” para buscar nuevos rumbos. 

2. El trabajo como una carrera

Cuando tu orientación está relacionada con el crecimiento profesional, seguramente, estarás interesada, interesado, en ascender en tu carrera y obtener todos los beneficios, reconocimiento y prestigio que de eso se deriva. 

Lo más probable, es que te esfuerces por actualizarte, obtener nuevas certificaciones relacionadas con tu labor y estar al tanto de todo lo que se requiere para mejorar tus ingresos en el entorno en el que te desempeñas. 

Si perteneces a este grupo, sin lugar a dudas, buscarás espacios profesionales que brinden posibilidades de crecimiento, estabilidad en el largo plazo, formación continua y apoyo para mejorar, no solo la compensación económica, sino las competencias y habilidades.

3. El trabajo como una llamada

Si experimentas tu actividad remunerada como una vocación, eres parte de este equipo, y lo más probable es que tu profesión o trabajo sean un componente integral de tu vida y de tu identidad. 

Indudablemente, buscarás la mejora constante y mantendrás la mente y el corazón abiertos para perfeccionar tus habilidades y reforzar las relaciones con quienes comparten tu mismo espacio laboral.

El hecho de que pienses que harías lo que haces, aunque no te pagarán por ello, no quiere decir que no desees un pago digno y acorde a tus habilidades, desempeño y capacidad de entrega.

Hasta aquí, ¿cómo vamos?

Espero que, poniéndole algo de claridad a las cosas que te pasan con respecto a tu ejercicio profesional, sin juicios ni reproches.

La cuestión es que hagas un primer diagnóstico de tu situación y que evalúes cómo te sientes al respecto, tomando en cuenta que, cada una de las categorías propuestas no son excluyentes entre sí, todas las personas somos únicas e irrepetibles, y podemos tener ingredientes tan diversos, como seres humanos hay en el mundo. 

Una vez que tengas una idea de por donde va la cosa, a lo mejor, estés sintiendo que necesitas darle un poco de color y vitalidad a este ámbito de tu vida. Pero ¿cómo hacerlo?

Como te podrás imaginar, nuestros investigadores, tan seres humanos como nosotras y nosotros, también se pusieron a la tarea de indagar sobre aquello que podría darle un giro de 180 grados a esta situación, y proponen que el secreto está en:

Rediseñar tu ejercicio profesional

Y ¿de qué se trata esta propuesta?

Esta estrategia plantea la idea de redefinir tu trabajo, de tal manera que, logres incorporar tus motivaciones, fortalezas y pasiones al ejercicio de las tareas cotidianas. 

La intención es que distingas todos los detalles de tu labor y traces un mapa con sus elementos, de tal forma que puedas reorganizarlos para que se adapten mejor a ti.  

Al darle un toque personal a tu forma de percibir y ejecutar tus quehaceres, adquirirás una mayor sensación de control. Y aunque lo que hagas, por el momento, no sea precisamente tu labor soñado, sin lugar a dudas, mejorará tu actitud hacia las cosas. Te inyectará energía y te protegerá de posibles desafíos de salud causados por el exceso de estrés, la sobreexigencia y la frustración.

El objetivo esencial de este enfoque es que dejes de juzgar a tu práctica profesional como una colección interminable y absurda de actividades y la puedas percibir como parte de tu proyecto vital, fomentando así la satisfacción personal, el compromiso, la resiliencia, el sentido de vida y el propósito. 

El ejercicio consiste en evaluar y encontrar la manera de modificar una o varias de las 3 dimensiones básicas del trabajo:

1. Rediseña tus tareas

Cambiar el número o tipo de tareas que haces a diario, puede ser una de las cuestiones más desafiantes de esta propuesta. Especialmente, si trabajas en un espacio con descripciones de puesto muy detalladas y específicas. 

Sin embargo, nada te impide tomar esa descripción de puesto y decidir cómo vas a ejecutar cada una de tus tareas para que sean más agradables y sencillas para ti.

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Mujer rediseña sus tareas laborales para potenciar su productividad

Por ejemplo, si una de tus actividades asignadas es la planificación de un proyecto, y para ello debes llenar un tedioso formulario elaborado en una anticuada hoja de cálculo, pero lo tuyo son las aplicaciones para la gestión de proyectos y la tecnología de última generación, podrías proponer implementar este tipo de herramientas en el equipo, e incluso, ofrecerte a capacitar a todas las personas a este respecto. 

Ahora, si el ambiente no está abierto para un cambio colectivo, simplemente, ocupa las aplicaciones que conoces para facilitarte el trabajo. Cuida de que te proporcionen los datos necesarios para el famoso formatito, y traslada la información cuando sea hora de exponer los avances.  

Por otro lado…

Si eres una persona que ejecuta sus labores de manera independiente, te será más sencillo. Podrás ponerle un toque personal a cada cosa que hagas.

Tendrás la potestad de modificar los límites de tu trabajo, ampliando o reduciendo su alcance, dedicándole más o menos tiempo a ciertas cosas, para priorizar otras que podrían tener más impacto en tu satisfacción personal y en el avance de tus proyectos. Además, ponerle algo de arte y pasión a tus tareas no estaría nada mal.  

Por ejemplo, si haces comida para entrega a domicilio, no solo la sirvas en el recipiente y ya, date a la tarea de crear bonitos diseños, de ponerle un toque personal a lo que haces, que nada salga de tu cocina, sin que digas: “no solo sabe bien, sino que se ve espectacular”. Estoy segura de que esa sola acción te robará una sonrisa.

2. Rediseña tus relaciones

Ya sea que trabajes independientemente o en relación de dependencia, inevitablemente, tendrás que interactuar con al menos una persona, sea esta cliente, proveedor, colaborador, o lo que fuera.

Por eso, reforzar las relaciones saludables y armoniosas con aquellos con los que nos comunicamos habitualmente, no solo mejora los resultados de nuestro trabajo, sino que hace más disfrutable la jornada.  

Si consideras que te limitas a lo estrictamente necesario y en ese intento de mantenerte objetiva, objetivo, alejas a las personas y les impides acercarse, cambia la manera en como te diriges a aquellos que te rodean, mantén la mente abierta para nuevas ideas y hazte de herramientas para mejorar tus habilidades de comunicación, constantemente. 

Fomenta relaciones que permitan el intercambio de aprendizajes, que abran las puertas a nuevas oportunidades y que faciliten tus procesos y los de los demás. Crea nuevas relaciones, si lo consideras necesario, y no te limites a una sola comunidad.

Si sientes que tienes conversaciones incómodas pendientes que están empañando tu espacio relacional, y no sabes qué hacer al respecto, pásate por: Conversaciones difíciles: ¿Cómo afrontarlas? Allí encontrarás efectivas recomendaciones.

3. Rediseña tu mentalidad

Cuando logramos cambiar la mirada sobre lo que hacemos, podemos dejar de verlo como “trabajo duro” y empezar a rescatar todas las bondades.

Especialmente cuando ejecutamos labores manuales, solemos dejarnos influenciar por lo que se dice sobre lo que hacemos y el valor que tiene esa actividad ante los ojos de la sociedad. Sin embargo, tampoco estamos exentos de sentirnos incómodos e insatisfechos, realizando quehaceres considerados más intelectuales. 

Por eso, es importante que te des la oportunidad de rescatar aquellas cosas que disfrutas de tu labor profesional, inyectándole así algo de magia a tu descripción de funciones. 

Por ejemplo, si te desempeñas como personal de servicio en un hotel, no pienses en cambiar las sábanas como un simple acto de mantener limpia la habitación, más bien considera tu labor como una importante contribución a crear una experiencia memorable, para los viajeros que allí se hospeden.  

Si, por otra parte, realizas un trabajo creativo, pero entre tus responsabilidades está administrar el presupuesto del proyecto, y es algo que definitivamente te pone los “pelos de punta”, imagina a esa parte no tan agradable de tu trabajo como un pilar fundamental para cristalizar aquello que sí te inspira.

Dedica tu tiempo a encontrar ese ingrediente secreto que le pondrá algo de luz y sabor a las actividades más grises, insípidas o incluso amargas de tu día a día.

Si quieres darle un empujón a esa mentalidad creativa y siempre ávida de aprendizajes y nuevas perspectivas, pásate por: Mentalidad de éxito: Nueve acciones para fomentarla. Sin lugar a dudas, te vendrá bien para potenciar una mentalidad de crecimiento.

Aclaración necesaria…

Esta propuesta en ningún momento sugiere que debas aguantar un trabajo desgastante o que atente en contra de tu dignidad. Tampoco que te quedes en un espacio en donde seas víctima de maltrato o debas ejecutar tus actividades en condiciones infrahumanas.

Simplemente, nos invita a ser artesanos de nuestras labores diarias. A poner todo aquello que esté en nuestras manos para diseñar una experiencia laboral saludable y edificante.

Así que, si en el camino descubres que necesitas hacer un cambio en esta esfera de tu vida, ¡no lo dudes! Busca nuevos horizontes y emprende el vuelo.

Hasta aquí te acompaño, espero haberte dejado mucho en que pensar. Ahora es tu turno de tomar acción.

¿Qué es lo primero que rediseñarás, para darle un nuevo color a tu vida profesional?

Comparte tus reflexiones en los comentarios.

Siempre es un gusto aprender junto a ti.

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Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora

Fundadora de El Refugio del Artista

Redactora en Axon Training

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