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Culpa

Deja ir la culpa y siéntete libre otra vez

¿Quién no ha sentido culpa alguna vez? Como sociedad, hemos desarrollado este sentimiento con el fin de adaptarnos conjuntamente y así, relacionarnos con nuestro entorno de forma armoniosa; sin embargo, hay veces en que este sentir puede apoderarse de nuestro día a día injustamente, generándonos una carga insostenible.

Dejar a un lado la tranquilidad y llevar la culpa en nuestra espalda puede resultar algo sumamente dañino. Sigue leyendo y descubre cómo resolver este problema.

¿Por qué se produce este sentir?

La culpa es un sentir de origen social. Puede desarrollarse en nuestro interior por diversas razones, pero una de las más fuertes es con frecuencia la que nace en nuestros primeros años de vida; etapa importante en la que integramos valores, costumbres y además, recuerdos.

Ver nuestro interior y sobre todo nuestro pasado, es importante al momento de indagar sobre el origen de la culpa que sentimos. Esta puede partir de dos tipos de experiencia: la crianza y valores aprendidos durante nuestra infancia, así como los reproches o expectativas forzadas que otros hicieron de nosotros a lo largo de nuestra vida.

culpa
¿De dónde nace la culpa?

Si bien, en el primer caso este sentimiento permite que nos adaptemos socialmente y así evitemos la impulsividad; sin embargo, cuando este sentir surge desde el segundo caso, aparece la presencia de un “culpador” que nos crea una cárcel mental y nos quita la responsabilidad de liberarnos de la culpa impuesta, llevándonos a adoptar conductas dañinas o a manifestarse de la peor manera en el día a día.

¿Qué sucede con el tiempo?

Según un estudio realizado por la Universidad de Vanderbilt de Estados Unidos, se comprobó que sentir culpa  en gran medida, surge cuando nos sentimos responsables por periodos desagradables que hemos atravesado, como por ejemplo: ansiedad, depresión, trastornos alimenticios, una relación tóxica e incluso, las proyecciones que tenían otros sobre nosotros.

Si bien, evitar que este sentir surja es inevitable en algunos momentos de nuestras vidas; pero lo que realmente puede lastimarnos es guardar y dejar que esta emoción se desarrolle en nuestro interior hasta convertirse en el por qué diario de nuestras acciones.

Estas son alguna de las repercusiones que puede tener en nosotros la culpa:

  • Físicamente: Puede manifestarse con dolores en la zona del pecho, el estómago, la espalda, e incluso hacernos sentir agudos dolores de cabeza.
  • Emocional: Nos sentimos constantemente tristes, irritables al relacionarnos y altamente nerviosos cuando estamos a punto de accionar.
  • Diálogos internos: Mentalmente nos empezamos a auto-reprochar, nos acusamos a nosotros mismos y generamos pensamientos que dañan nuestra valía.

Aprende a afrontarla

Si sientes que actualmente cargas con este sentir, ¡tranquilo! Desde el Coaching Ontológico tenemos algunos consejos que te ayudarán a dar una mirada a tu interior y así lograr llevar nuevamente una vida plena y tranquila.

1. ¿Cómo actúa en tu vida?

Para conocer la raíz de tu culpa es importante que analices cuáles son las manifestaciones que esta tiene sobre ti, especialmente en tu diálogo interno. Pregúntate cómo actúa la culpa en tu día a día y en cuántas ocasiones sientes que te dice algo antes de interactuar con tu entorno.

Conocer este aspecto te ayudará a cuestionarte el por qué haces determinadas cosas contigo mismo o con el resto, a saber si esta culpa nace de una falta hacia tus valores o desde la opinión de otras personas.

2. Acéptala

Para dejar ir a culpa, debemos aceptar qué o quién nos causa este sentir y asumir la responsabilidad de trabajar un cambio que nos permita soltar. Si alguien en el pasado cumplió en nuestra vida el rol de “culpador”, por ejemplo, es importante hacer una diferencia entre nuestro pensamiento y el de dicha persona. Las creencias y prioridades de otros no necesariamente deben ser las mismas que las nuestras.

culpa
Aceptar es la base del cambio.

La aceptación es fundamental para recordarnos a nosotros mismos cuáles son nuestras prioridades y poner un alto sobre aquellos terceros que estuvieron imponiendo este sentir en nosotros.

3. Cuidado con lo blanco y negro

Al momento de aceptar tu responsabilidad, recuerda evitar los pensamientos polarizados que podrían surgir de ahí. Aceptar la culpa sobre situaciones del pasado también implica dejar ir y perdonarnos a nosotros mismos.

Evita buscar la aprobación de otros. El hecho de que la culpa en su versión más sana nos ayude a adaptarnos a la sociedad y círculos que componemos, no quiere decir que debas ajustarte a los deseos de los demás; sino que seas fiel a ti mismo sin necesidad de dañar psicológica o físicamente a otros.

4. Sánala

Rehuir esta emoción sólo terminará en una explosión de culpa que tarde o temprano se manifestará en una ocasión puntual que la dispare. Por ello, es necesario que una vez reconocido este sentir, te tomes el tiempo que necesites para sanar.

Pregúntate qué acciones responsables puedes tomar para liberar la culpa que nace de ti; por ejemplo: ser y recordarte a ti mismo quién eres, perdonarte y tener en cuenta tus valores al accionar en futuras ocasiones, evitando trasgredir tu moralidad en el intento de complacer a otros.


En pocas palabras, la culpa puede nacer desde el incumplimiento de una creencia interna o desde la acusación de terceros; siendo el segundo caso el más tóxico. Sentir culpa es una elección personal y la base de hábitos dañinos que podemos cargar por largo tiempo si no la dejamos ir.

¡Te invitamos a poner en práctica los consejos de este artículo y liberarte de la culpa de una vez! ¿Sientes que quieres seguir desarrollándote personalmente? Te invitamos a contactarnos e iniciar esa transformación que necesitas junto al Coaching Ontológico.

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170 comentarios


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  • Muy enriquecedora leccion para aprender a manejar la culpa, revisar mis juicios de valor y reconocer que no es buena ni mala sino que es un indicador , me avisa es una alarma para permanecer en mi valor , incluso mi realidad ideal.

  • Hoy en día se que la culpa genera una emoción que la adquirimos cuando cometemos que van desacuerdo con nuestro valores

  • Avanzando, chequeando de dónde vienen mis culpas. Eso con algunas antiguas que encontré. Pero desde ahora, en consciencia la veré como emoción, para en libertad hacer nuevas declaraciones que generen cambios… Allá voy!!!!!!

  • Es importante tener claro que la culpa puede ser funcional y disfuncional, esto nos ayudará a saber como tratar con ella y a hacernos resposables

  • Me queda como reflexión que puede haber una culpa funcional. La cual nos permite tomar cartas en el asunto,mediante acciones responsables; tratando de dejar de ser “culpables” y llevar ese gran peso sobre nuestros hombros.

  • La culpa puede ser duncional o disfuncional pero cuando nos hacemos responsables de ella nos libera del peso que llevamos dentro

  • He trabajado culpas desde mi infancia, y ha sido muy librador aprender a perdonarme, y perdonar a otros. y Asumirme como un ser imperfecto con derecho a cometer errores, para aprender y crecer. La distinción entre la culpa funcional, que al hacerme responsable se libera, y la culpa disfuncional, que me cargo por temas que no me corresponden, me es necesario hacerme consciente y liberar. Mantenerme en mi lugar y permitir que otros tomen su lugar de responsabilidad, me trae mucha claridad y paz.

  • INTERESANTE EL PODER DESCUBRIR LA CULPA COMO UNA EMOCION QUE PODEMOS IDENTIFICAR Y TRATAR HASTA DESCARGAR SU PESO DE UNA MANERA LIBERANTE.

  • Increible, como la culpa cuando no es liberada por medio de hacernos responsables y reparar el daño o aceptar que es basada en una creencia, etc puede hacernos tanto daño.

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