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¿Dependes de tu celular? Soluciónalo ahora

En este artículo descubrirás 5 señales que te alertan de una peligrosa dependencia al celular, y te harás de varias alternativas de acción para solucionarlo.

¿Cuántas veces al día revisas tu celular? 

No importa si lo haces para ver la hora, las redes sociales, un correo electrónico importante o pagar una cuenta mediante la banca móvil, estoy segura de que, son muchas más veces de las que puedes recordar conscientemente.

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A mí me pasa. No me considero una adicta a redes sociales y para ser sincera soy algo introvertida, así que chatear o comunicarme más de lo necesario tampoco es mi afición. Sin embargo, me he dado cuenta de que dependo de mi celular para muchas actividades relacionadas con mi vida cotidiana. 

Desde mi punto de vista, los teléfonos inteligentes son uno de los más geniales inventos que existen hasta hoy. Nos ahorra tiempo, es relativamente pequeño, portable, guarda gran cantidad de información, puede ayudarnos a llevar el control de nuestra salud, hacer trámites a distancia, nos conecta con el mundo y miles de utilidades más, según tus necesidades y posibilidades.

Los usamos para trabajar, aprender, entretenernos, recordar nuestros pendientes y ahorrarnos largas filas en el banco, el supermercado o cualquier otro sitio público que nos robaría el día entero para hacer una sola gestión. 

Por otro lado…

Depender demasiado de este pequeño dispositivo electrónico, puede causar estragos justamente en esa productividad que tanto queremos mejorar, en nuestras relaciones, en nuestra capacidad de retención y concentración, en nuestro estado de ánimo y en la calidad de descanso que tenemos.  

Por eso, es importante que estemos atentas, atentos, a nuestros comportamientos y sepamos identificar cuando ha llegado el momento de reducir nuestro tiempo en el smartphone. Para ello a continuación te comparto 5 señales de alerta y posibles alternativas de solución:

1. Lo primero que haces al despertar es mirar tu celular

Si ni siquiera has terminado de abrir los ojos y entrar en consciencia de tu entorno y ya estás abriendo tus redes sociales, el correo electrónico o ese blog de noticias que te informa sobre lo que pasa en el mundo, es posible que estés cruzando la frontera entre el uso saludable y nocivo de tu dispositivo.

Sí, entiendo que muchas personas tenemos nuestra alarma – despertador programada en el teléfono y que, resulta inevitable verlo a primera hora de la mañana y caer en la tentación. 

Por eso, si te das cuenta de que no es suficiente con la fuerza de voluntad para evitar este comportamiento…

Aquí te dejo 3 opciones para ayudarte en la tarea:

  • Saca de la bodega ese antiguo dispositivo llamado “reloj despertador” y devuélvele su vigencia. Si no tienes uno, y cuentas con algo de presupuesto, compra uno que te resulte atractivo a la vista y que tenga un sonido agradable.
  • Dale nueva vida a ese celular sin internet. Es muy probable que aún cuentes con un teléfono móvil que se quedó obsoleto por el avance de la tecnología, pero que aún tiene sus funciones básicas, como la alarma, ponlo a trabajar.
  • Convierte a tu smartphone en un aliado. Si las alarmas no son una posibilidad, ocúpate de activar todas las restricciones posibles para no caer en el vicio. 

A qué me refiero, ¿tu celular tiene un apartado de salud para que coloques horarios de descanso, de trabajo, de uso y reposo? Activa todas las opciones posibles, ayúdate, cuanto más complicado sea ingresar al internet a deshoras, más fácil te será abandonar el hábito.

Sé que puede resultar complicado, por eso, también te sugiero incluir nuevos hábitos saludables en ese primer momento del día que utilizas para revisar tu móvil, para ello, visita el artículo Estrategia clave para elevar tu productividad, y hazte de los recursos necesarios para crear tu propia rutina matutina de autocuidado.

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Mujer se despierta y mira su celular

2. No te enteras de lo que pasa en las comidas familiares 

En nuestros países de América Latina, la hora de comer, ya sea al mediodía, en la noche o los fines de semana, suele ser un momento para compartir, conversar, enterarnos de lo que ocurre con nuestras personas amadas, e incluso, ventilar alguna que otra incomodidad o discrepancia. Son momentos para construir vínculos.

Sin embargo, cuando acudes a estos espacios, no conectas con lo que sucede, parecería que lo que está pasando en tu mundo virtual es mucho más interesante, no logras despegarte de tu teléfono, te resulta irresistible.

¿Te identificas con este sentimiento?

Si requieres confirmarlo, reflexiona:

  • ¿Durante la comida miras tu celular constantemente, a la espera de mensajes o solamente para ver la hora, sin motivo alguno?
  • ¿Compartes continuamente imágenes de tu comida y otras cosas, sin prestarle atención a las interacciones que se dan en la mesa?
  • ¿No logras estar del todo atenta, atento, a la conversación familiar, porque piensas en revisar tus redes o enterarte de novedades?

Sé que las comidas familiares no siempre son agradables, que existen tensiones, malestares y otros demonios que a veces nos incitan a llevar nuestra atención a otra parte. Sin embargo, si no logramos comprometernos con estos espacios, es muy probable que las brechas se vayan agrandando y que los pequeños disgustos se conviertan en situaciones irreconciliables.

Entonces, para precautelar tu salud y la de tus relaciones…

Te comparto dos sencillas ideas que pueden ayudarte a pasar la prueba:

  • Celulares fuera de la mesa, eso es todo. Para que no te sientas tentada, tentado, por otros miembros de la familia con las mismas prácticas, ayúdate y ayuda a los demás. Propón a tu familia dejar los dispositivos fuera del alcance durante la hora de la comida.

No seas inflexible, crea normas de convivencia al respecto, junto con los implicados.  

  • Utiliza un reloj de pulsera. Aunque parece algo del pasado, muchas personas todavía usan relojes de pulsera que solo dan la hora. Esta es una buena estrategia para no tener el pretexto de verla en tu teléfono, en caso de que necesites retirarte, a una hora establecida, para cumplir con otro compromiso.

Estas estrategias pueden servirte para otros espacios de socialización.

Si no cuentas con el grupo para dejar los celulares a buen recaudo, haz gala de tu fuerza de voluntad y guárdalo en tu bolso, maleta, bolsillo, mientras conversas con otra persona, juegas bolos, bailas, o asistes a cualquier otro evento que requiera de tu atención y compromiso con otras personas.

3. Utilizas el celular en el baño

¿Se te ha caído el teléfono en el inodoro?

Si tu respuesta es no, me alegro mucho, te comparto que a mí tampoco, pero solo de pensarlo, siento escalofríos.

Parece un accidente que le puede pasar a cualquiera, sin embargo, no todas las personas van con el celular al baño. De hecho, si tú lo haces, es muy probable que tengas una seria dependencia con tu dispositivo.

En este caso, no hay mucho que decir al respecto, simplemente, no lo hagas, podrías perderlo definitivamente.

Si estás en casa, déjalo en un lugar seguro; si temes por tu privacidad, colócale una clave y simplemente ve al baño en paz.

Por otro lado, si estás fuera, guárdalo en tu bolso, cartera, morral o bolsillo seguro, para que no exista la más mínima posibilidad de que tu pobre smartphone termine ahogado en el retrete.

Puede parecer una situación algo cómica, aun así, la imposibilidad de desprenderte de él, aunque sea por un par de minutos, es un claro indicio de que la relación con tu dispositivo no es saludable. Obsérvate.

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Hombre con dependencia a su celular

4. Reportas cada detalle diario de tu vida, con tu celular

Si haces fotos de todas las comidas (sin importar la ocasión) y las publicas en tus redes sociales, si posteas tus actividades diarias al detalle o creas estados con videos de tu día en el gimnasio, en la oficina, al levantarte, y nada de esto tiene que ver con hacer marketing digital para tu negocio, o algo parecido, hay una clara alerta roja. 

Además de ponerte en riesgo, al entregar información íntima en espacios abiertos a todo tipo de persona; estás perdiendo la posibilidad de disfrutar de cada uno de estos momentos, por estar atenta, atento, a tomar fotos, videos y generar publicaciones.

Tu teléfono móvil se ha convertido en tu mundo, y tu vida real ha pasado a segundo plano.

Para ponerle un poco de freno a esta avalancha de información que transmites a través de tu celular y darte la oportunidad de saborear tus experiencias vitales, te propongo dos estrategias algo radicales:

  • Reduce la cantidad de publicaciones diarias al menos a la mitad. Haz fotos, videos, publicaciones y estados de este tipo, solo cuando tengas una comida especial o algún evento fuera de lo común. Si tomas fotografías personales, guárdalas para ti y para los involucrados. 

Al inicio requerirás mucha compasión para contigo, paciencia, determinación y constancia, pero los resultados te agradarán.  

  • Incluye en tu rutina diaria un hobby que implique el uso de las manos. Algunos ejemplos que pueden ayudarte son: tejer, coser, cocinar, levantar pesas, dibujar, pintar mandalas o escribir a mano en una bitácora personal.

Este tipo de actividades son de gran utilidad, pues interrumpen la interacción con el teléfono y entrenan tus manos para realizar nuevos movimientos, distintos a los requeridos para manejar tu dispositivo.

5. Te niegas a apagar el teléfono por la noche

Si te resistes a apagar tu móvil, e incluso, te causa algo de angustia ponerlo en modo avión durante la noche, es una alerta que no puedes ignorar. Además de estar poniendo en riesgo la calidad de tu descanso, estás alimentando un apego peligroso con tu teléfono inteligente.

Dormir bien por la noche es imprescindible para mantenernos saludables y funcionar efectivamente durante todo el día. Por eso, crear un espacio adecuado, silencioso y libre de interrupciones para promover un sueño reparador es vital.

Si decides hacer un cambio, sencillamente, necesitas trascender la incomodidad, apagar tu teléfono al menos 30 minutos antes de que te vayas a dormir y colocarlo en un cajón o lejos de tu mesa de noche.

Esta sola acción te permitirá relajarte y mejorar tu calidad de sueño. Pues, incluso si no lo recuerdas conscientemente, tu mente estará en vigilia, atenta a escuchar la llegada de notificaciones y mensajes, esto afecta notablemente los ciclos de sueño.

Si por razones de fuerza mayor, debes mantener tu teléfono activado durante la noche, hazlo, pero cuando pase la emergencia, vuelve a dormir sin interrupciones.

Para evitar malentendidos, incomodidades personales o de trabajo, informa a las personas con las que interactúas cuáles son tus horarios de atención, por así decirlo. Déjales saber que lo haces para mejorar tu salud y tener un buen descanso. Tal vez alguien decida unirse.

Hasta aquí las alertas

Si te has sentido identificada, identificado, con una o varias de estas señales, no te alarmes, avanza un paso a la vez, para retornar al uso adecuado y saludable de tu celular. Al fin y al cabo, estos extraordinarios aparatitos han venido para quedarse, son extremadamente útiles y debemos aprender a convivir con ellos, de tal manera, que nos asistan a tener una vida mejor.

Por otro lado, si piensas que el grado de dependencia que tienes, es mucho mayor a lo que puedes manejar, busca ayuda, nunca está de más dejarnos acompañar.

¿Cuál será la primera acción que pondrás en marcha para tener una relación más saludable con tu celular? 

Anímate a compartir tu experiencia en los comentarios, nunca sabes a quién puedes inspirar con tus ideas.

Será un gusto saber de ti.

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Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora

Fundadora de El Refugio del Artista

Redactora en Axon Training

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