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Disposiciones corporales: lo que tu cuerpo dice de ti

En este artículo encontrarás una breve reflexión sobre la distinción de las disposiciones corporales, las energías que acompañan nuestros movimientos y cómo utilizarlas a nuestro favor en el día a día.

¿Has oído hablar de las disposiciones corporales?

Estoy segura de que, si eres una apasionada, un apasionado, del coaching ontológico y de la biología cultural de Humberto Maturana, ya tendrás una idea de lo que tratan las disposiciones corporales.

Por otro lado, si no has escuchado de esta distinción, ¡no te preocupes! Aquí haré una breve reflexión sobre la misma, para que puedas, no solo, ponerla en tu mapa personal, sino también, apreciar su utilidad en la vida cotidiana. 

Todo empieza con el cuerpo y, sin embargo, resulta ser el gran olvidado. El cuerpo y las emociones, en este mundo racional en el que vivimos, tienen muy mala fama. De hecho, cuando alguien quiere llamarnos a la calma o a actuar con coherencia, suele decir “actúa racionalmente, piensa”.

Sin embargo…

Estoy segura de que, por más que la cultura haya pretendido adoctrinarte, ya te habrás dado cuenta de que eres mucho más que la razón, que eres un ser integral, dotado de una biología, de emociones, de energía y de un lenguaje propio y particular. 

Todas las personas vivimos en una disposición corporal determinada, que ha sido fraguada por las experiencias personales, nuestra biología, cultura, juicios y creencias maestras. Es nuestra historia emocional y biológica la que, de una u otra manera, determina cómo experimentamos la vida. 

Por eso, como diría Ramón de Campoamor, en su poema: Las dos linternas, “todo es según el color del cristal con que se mira”, en este caso, todo es según el color de las improntas emocionales, desde donde interpretamos lo que pasa.

Es así que, a lo largo de nuestras vidas, hemos aprendido a tener una postura corporal, una gestualidad, una forma particular de enfrentarnos al mundo y de interpretar lo que sucede a nuestro alrededor, que nos ha llevado a obtener los resultados que tenemos hoy.  

Por esta razón, si queremos mejorar nuestra calidad de vida y experimentar el mundo de manera más plena, se hace indispensable que cultivemos la conciencia corporal, que aprendamos acerca de las disposiciones corporales que nos habitan, y sobre aquello que necesitamos armonizar para vivir en coherencia y completud.

Entonces, vamos a ello…

¿Cuáles son las disposiciones corporales básicas? ¿Cómo se relacionan con las energías?

1. Apertura (Agua)

Cuando nos encontramos en una disposición abierta, podríamos decir que nos volvemos fluidas, fluidos, como el agua. Tenemos una disponibilidad para escuchar, para ceder, para adaptarnos, para avanzar y retroceder cuando sea necesario. 

En esta posición, estamos receptivas, receptivos, a las necesidades del otro, somos capaces de sentir empatía, de conectar emocionalmente, con nuestras emociones y las de otras personas.

Al adoptar esta postura también nos abrimos a la imaginación, a los sueños, a la posibilidad de innovar y traer a la luz nuevos proyectos.

Generalmente, los movimientos corporales de una persona en disposición de apertura son suaves, lentos y delicados.  

Cuando nos hace falta esta energía, se nos hace difícil la interacción humana. Nos cuesta trabajar en equipo, somos incapaces de confiar en otros, sentimos apatía y desgano.  

En cambio, una sobrecarga de esta apertura, nos traerá una excesiva predisposición para servir a otros. Estamos siempre para los demás, sin importar nuestras propias necesidades, dependemos exageradamente de las opiniones de otras personas y se nos dificulta decir que no. Estamos para darlo todo, pero nos cuesta recibir.

¿Cómo cultivar una apertura saludable y armónica?

Aunque existen varias disciplinas que podrían ayudarte en este camino, esta vez te invito a empezar por la cotidianidad. 

¿Te cuesta mucho dar un abrazo? ¿Cuándo alguien te abraza sientes mucha tensión en el cuerpo y casi, casi, quieres salir corriendo? No lo hagas. 

Predisponte a abrazar a aquellas personas que tienes en tu entorno más cercano y permítete recibir sus abrazos. Haz contacto visual cuando saludes con otros y ofrece un apretón de manos firme y sostenido, (suficiente para expresar confianza, pero no tan fuerte como para fracturar sus dedos).

¿Cómo prepararte para estas tareas al empezar tu día? 

Primero, colócate de pie, en una posición cómoda, con las piernas separadas, un poco más que el ancho de tus caderas. Descansa tu peso en los talones. Cierra tus ojos.

Segundo, respira profunda y lentamente, inhala por la nariz y exhala por la boca como si soltaras todo lo que te angustia. Deja salir lentamente por la boca todo peso y preocupación.  

Tercero, levanta los brazos abiertos hacia el cielo, estírate, sonríe suavemente e inclina tu cabeza para un lado. Sigue respirando y siente. Permanece así por un minuto.

Cuarto, toma una respiración profunda, y mientras bajas los brazos, y vuelves la conciencia al aquí y ahora, decreta: “Yo soy como el agua, fluyo con la vida sin importar los obstáculos.”

Listo. Hora de disfrutar de un día de cercanía y confianza.

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Mujer toma conciencia del aquí y ahora a través de una respiración profunda

2. Flexibilidad (Aire)

Cuando actuamos desde este lugar, tenemos una clara predisposición a emprender nuevos caminos, aceptamos los procesos vitales y nos damos la oportunidad de aprender, de cometer errores y corregirlos.

La flexibilidad nos habla de la posibilidad de cambiar de opinión, de ajustar el rumbo cuando sea necesario, de tener una mentalidad abierta y creativa, libre de limitaciones. En esta disposición estamos predispuestas, predispuestos, al disfrute, el optimismo, la ternura y la gratitud. 

La persona que actúa desde la flexibilidad suele moverse mucho, desordenadamente y para todos lados, sus gestos son descriptivos y abundantes. 

Cuando nos falta esta energía, nos convertimos en personas rígidas, incapaces de abrir las puertas al cambio y la innovación.

Por otro lado, el exceso de esta energía puede provocar que emprendamos un sinfín de proyectos y los dejemos a medias, que en nuestro afán de novedad y cambio, abandonemos fácilmente procesos de desarrollo sostenido, que exigen de paciencia y constancia para mostrar resultados. 

¿Cómo conectar adecuadamente con la energía de la flexibilidad?

En este caso, fomentarla e incluirla en tu vida diaria será más fácil y divertido de lo que te imaginas.

Primero, haz algunas de tus tareas cotidianas con la mano no dominante, por ejemplo: lavarte los dientes, escribir la lista del supermercado, abrir las puertas, entre otras cosas que no signifiquen un riesgo para tu vida, ni para otros. 

Segundo, ponle más atención a tu cuerpo. En cuanto lo sientas muy rígido o tenso, muévete, haz movimientos orgánicos, simula el vuelo de un pájaro con tus brazos, abre bien tus ojos, camina cambiando la velocidad de tu paso… Tú eliges, lo importante es que logres soltar la tensión.

Tercero, comprométete con uno solo de todos esos cursos y talleres en línea que compraste y aún no has terminado. Selecciona el que más te atraiga, colócalo como prioridad en tu agenda y dedícale al menos 30 minutos diarios hasta que logres concluirlo.

Si no tienes ninguno, busca esa actividad que tienes pendiente y dedícale el tiempo necesario hasta cumplir con tu cometido. 

Sencillo, ¿verdad? Solo date la oportunidad de jugar y de aprender sin abandonar.

3. Determinación (Fuego)

A diferencia de las anteriores disposiciones corporales, esta disposición, también conocida como resolución, habla de la pasión para llevar adelante nuestras vidas.

El entusiasmo, la firmeza, el enfoque y la capacidad de poner límites saludables, son algunas de las características que ostentamos cuando nos encontramos en esta energía. Esta es ideal para liderar proyectos, emprender nuevas empresas o dar a conocer nuestras ideas, requerimientos y posturas.

Una persona que ostenta una corporalidad determinada, generalmente tiene movimientos ágiles, firmes y decididos, además de contar con un lenguaje asertivo, claro y seductor. 

Cuando existe un déficit de la energía del fuego y la determinación, nos habitan el cansancio, el desgano y la tristeza. Sentimos que los obstáculos y desafíos que se nos presentan son insuperables y nos falta la fuerza para ir hacia nuestras metas. 

En cambio, si esta energía se encuentra desbordada, nos cuesta hacer pausas, se nos dificulta escuchar o acoger opiniones distintas a las nuestras, somos secuestradas, secuestrados, a menudo, por la ira, el resentimiento, la ansiedad y la angustia. Nos enojamos por todo y nos cuesta llegar a acuerdos. Vivimos en una constante competencia con el otro.

¿Cómo fomentar una actitud, sanamente, determinada?

Para lograr este cometido, empieza por caminar apoyando firmemente los talones, como si fueras dueña, dueño, del espacio. Mantén una postura erguida y la mirada firme, sin que llegue a ser amenazante. 

Para entrenar esta disposición, puedes practicar en las mañanas frente al espejo, haciendo la postura de la “Mujer Maravilla” o de “Superman” (si no tienes un espejo de cuerpo entero, no importa, hazlo de todas formas).

Primero, colócate de pie frente al espejo, con las piernas separadas, pon el peso de tu cuerpo en la parte delantera del pie. 

Segundo, yergue todo tu cuerpo de tal manera que sientas que todo está en su lugar, firme, en tensión. 

Tercero, ubica las manos en la cintura, sonríe, mira fijamente hacia el frente, inhala y exhala por la nariz. Mantén la postura durante un minuto.

Cuarto, antes de soltar la postura, libera tus manos de las caderas y haciendo un movimiento firme con ellas, como puede ser un puño, di: “Yo soy capaz y voy a lograrlo” u otra frase similar que resuene contigo. Repite varias veces y termina el ejercicio.

Además, si piensas que te cuesta comunicarte de manera clara, efectiva y no violenta al momento de establecer un punto, pásate por: Asertividad: el arte de expresar tu punto de vista y conservar tus relaciones. Estoy segura de que te será de gran ayuda.

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Mujer con disposición corporal de determinación

4. Estabilidad (Tierra)

Como ya te podrás imaginar, esta disposición, asociada con la energía de la tierra, se refiere a la necesidad de echar raíces, de tener certezas. Está vinculada con nuestro instinto de sobrevivencia, con lo práctico, lo seguro, lo convencional. 

Esta nos sirve para sostener los vínculos relacionales en el tiempo, para no abandonar los proyectos, para avanzar firmemente hacia nuestros objetivos, con los pies firmes sobre el suelo. 

La paciencia, la disciplina, la perseverancia y la cautela, son elementos emocionales clave de la persona que habita esta disposición corporal. 

La persona que está instalada en la estabilidad, no suele ser muy activa. Sus movimientos tienden a ser lentos y constantes, disfruta de la rutina y prefiere mantenerse en ella.

Cuando nos falta ese cable a tierra, evitamos los proyectos desafiantes, buscamos mantenernos haciendo cosas que nos resultan fáciles y que no demandan de mucha energía. Sentimos inseguridad, desconfianza, y nos cuesta enfrentar los retos cotidianos. Las emociones que suelen habitarnos son la resignación y la tristeza.

Ahora, cuando estamos arraigados en una estabilidad excesiva, nos protegemos de todo y de todos, creamos barreras a nuestro alrededor, nos apegamos fuertemente a los bienes materiales y a las relaciones, tenemos una visión pesimista del mundo y solemos tener actitudes rígidas y arrogantes. La creatividad se bloquea y nos resistimos al cambio y la innovación. 

¿Cómo enraizarnos, sin atravesar los límites de lo ideal?

Sería genial que pudieras incluir en tu rutina diaria la práctica de disciplinas como el Tai Chi. No obstante, si necesitas algo fácil y al alcance de tu mano, simplemente, camina descalza, camina descalzo, en el parque, en el patio de tu casa o dentro de ella, a paso lento, pausado y consciente de tus pies.  

Si trabajas en casa, descálzate para hacer tus labores diarias y, recuerda, siempre que vayas a caminar, hazlo conscientemente, sin apuros, y si resuena contigo, repite mentalmente mientras caminas: “Mis reglas están claras”.

Eso es todo.

Seguramente, después de todo lo aprendido, te estarás preguntando: 

¿Cuál es la disposición ideal?

Dentro de las disposiciones corporales que existen, hay una quinta disposición que resulta de la armonización de las 4 anteriores y se le denomina centramiento, esta consiste en equilibrar todas las energías, mantenernos presentes en el aquí y en el ahora, y conscientes de la tensión corporal, las emociones que afloran, las ideas que fluyen y las palabras que salen de nuestra boca. 

Es actuar en coherencia con nuestro ser integral y utilizar cada una de las energías cultivadas de forma oportuna y eficaz.

La práctica de la atención plena, la meditación y otras disciplinas como el yoga y el qigong, además de los breves ejercicios que te he compartido, pueden aportar en gran medida a cultivar este estado del ser.

Hemos llegado al final de la travesía.

Aunque el tema requiere mucho más que una breve nota, espero haber despertado tu curiosidad y haberte dado las pistas necesarias para iniciar en el camino de incluir, activamente, a tu cuerpo en tu experiencia vital.

¿Te animas a empezar? ¿Qué es lo primero que harás para cultivar estas disposiciones corporales?

No dudes en compartir tu experiencia.

Siempre es un gusto leerte.

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Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológica y escritora

Fundadora de El Refugio del Artista

Redactora en Axon Training

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