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Sobrecarga de información: ¿cómo gestionarla?

En este artículo encontrarás una breve reflexión acerca de la sobrecarga de información y 5 recursos para gestionarla saludablemente. 

Es increíble la cantidad de información a la que tenemos acceso en estos días. Enterarnos de las cosas que ocurren en el mundo, en tiempo real, o conocer los detalles más intrincados del tema de nuestro interés, está a solo un clic de distancia.

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A primera vista, parecería que esta posibilidad facilita nuestras vidas, agiliza nuestro trabajo y nos permite ser personas mucho más productivas, pero, lamentablemente, “no todo lo que brilla es oro”.

Efectivamente, contar con tanta información a la mano, nos abre puertas y permite que tengamos una visión más amplia y desprejuiciada del mundo que nos rodea, sin embargo, decidir al respecto de un tema, elegir entre tantas opciones, discriminar lo útil de lo inútil, puede resultar un desafío extremadamente complejo para nuestra mente.

Por eso, muchas personas en la actualidad, al contrario de mejorar sus resultados y ser más productivas, se sienten abrumadas por una sobrecarga de información, estresadas e incluso paralizadas en el avance hacia sus objetivos.

Por eso, para evitar sentirnos de esta manera o prevenir posibles dificultades, es importante que tengamos presente que podemos ser víctimas de esta sobrecarga de información y que contemos con algunas herramientas para lidiar con este desafío de los tiempos actuales. 

Para empezar…

¿Qué es la sobrecarga de información?

Esta sobrecarga es un estado de saturación que se presenta cuando el volumen o intensidad de la información que recibimos supera nuestra capacidad de procesarla.  

Esta condición puede provocarnos:

  • Ansiedad
  • Confusión
  • Pérdida de memoria de corto plazo
  • Fatiga de decisión
  • Falta de creatividad
  • Rigidez mental
  • Estrés
  • Y varios síntomas físicos asociados, como puede ser, dolor de cabeza, malestares gastrointestinales, e incluso, afecciones cardiovasculares.

Para que puedas evocar un momento en el que a lo mejor has sentido esta sobrecarga en alguna medida, piensa en esa ocasión en que decidiste aprender algo nuevo, empezaste en un nuevo trabajo o elegiste practicar un juego innovador, con un listado interminable de reglas.

¿Cómo te sentiste los primeros días?

¿En algún momento quisiste “tirar la toalla”?, ¿te desesperaste o enfureciste?, ¿sentiste que el cerebro te iba a explotar?

Si es así, ya tienes una idea de lo que significa sentirte abrumada, abrumado, por la sobrecarga de información.

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Mujer abrumada por la sobrecarga de información

Una situación para nada deseable, ¿verdad?

Lamentablemente, gran parte de las veces, somos nosotras mismas, nosotros mismos, quienes nos sometemos a esta tortura voluntariamente. Elegimos estar en redes sociales todo el día, ver todos y cada uno de los noticieros, escuchar a absolutamente todos los expertos en un tema particular o varios, entre muchas otras cosas, que sobreestimulan nuestros sentidos de maneras inimaginables.

Es comprensible que cada vez que queremos aprender algo, sea tentador empezar a recopilar toneladas de información. Teniendo a la mano la internet, es fácil dejarnos arrastrar por una espiral interminable de conocimientos, posibilidades e ideas interesantes. 

Sin embargo, cuando no sabemos manejar adecuadamente esta avalancha de datos, podemos ser víctimas de la sobrecarga de información, dificultar nuestro aprendizaje y retrasar el avance hacia la consecución de nuestras metas.

Por esa razón, es importante contar con herramientas que nos ayuden a gestionar este mundo hiperconectado y sobreestimulante. 

¿Te interesa conocer algunas de ellas?

Si tu respuesta es sí, vamos a ello…

5 recursos para gestionar eficazmente la sobrecarga de información

Si ya prácticas algunas de estas recomendaciones que te ofrezco a continuación, no dudes en elegir una nueva e incluirla en tu rutina.  

1. Serena tu mente de la sobrecarga de información

Cuando tengas que emprender una tarea de investigación, ya sea por cuestiones profesionales o personales, incluye recesos periódicos para desconectarte del flujo constante de información. No esperes a sentirte abrumada, abrumado, hazlo de forma preventiva. 

Algunas actividades que podrías realizar en estos breves bloques de descanso podrían ser:

  • Meditar,
  • Respirar conscientemente,
  • Realizar ejercicios de atención plena,
  • Levantarte de la silla y mover todas tus articulaciones, entre otras. 

En esta ocasión, te propongo que para empezar ejecutes la técnica de Box Breathing o 4×4.

Primero, siéntate cómodamente con la espalda recta y, si es posible, apóyala al respaldo de la silla. Exhala todo el aire de tus pulmones.

Segundo, inhala lenta y profundamente, contando en tu mente hasta cuatro.

Tercero, retén el aire y cuenta hasta cuatro en silencio, siempre manteniendo la atención en tu respiración. 

Cuarto, exhala lenta y relajadamente, soltando el aire en cuatro tiempos. 

Quinto, mantente sin tomar aire por cuatro tiempos.

Repite el ejercicio durante, al menos, dos minutos. Luego, si así lo deseas, ve aumentando la duración, hasta lograr hacerlo por cinco minutos.

2. Extiende la capacidad de tu cerebro

Así como ayudamos a nuestras computadoras a optimizar su memoria RAM y de almacenamiento interno, utilizando recursos externos, como servicios de almacenamiento en la nube, discos duros externos, dispositivos USB, entre otros, es importante que le demos a nuestro cerebro un respiro usando medios de organización adicionales.

Para ello es importante:

  • Crear sistemas de archivo estandarizados, que nos permitan encontrar rápidamente lo que buscamos y archivar fácilmente nuestros nuevos hallazgos.
  • Tener activados recordatorios para realizar acciones repetitivas, de tal manera que podamos soltarlas, sin miedo a olvidarlas. 
  • Contar con un calendario o agenda (en formato digital o físico) en donde registrar nuestras actividades planificadas.
  • Tener una libreta física de apuntes, en dónde colocaremos nuestros pendientes y preocupaciones, para que al escribirlas físicamente, comprometamos nuestra emoción, cuerpo y lenguaje, logrando así descargar el peso que nos puedan estar generando.

3. Toma siestas

Aunque tú no lo creas, darte un tiempo de descanso de al menos 20 minutos, por lo menos una vez al día, te ayudará a aumentar el número de horas productivas. 

Google, The Huffington Post, Nike, Facebook, la NASA y otras empresas localizadas en diferentes lugares del mundo, como Japón y Estados Unidos, ya han implementado espacios especiales para que sus colaboradores puedan tomar siestas y recuperar energía durante la jornada laboral. 

Así que, si está en tus manos, y te sientes cómoda, cómodo, con esta práctica, inclúyela en tu rutina diaria, te ayudará a procesar toda la información que recibes, e incluso, le dará algo de apoyo a tu capacidad de memorizar.  

Procura no convertir la siesta en una larga sesión de sueño profundo, esto podría dificultar que despiertes y continúes con la jornada. Un descanso de entre 20 y 45 minutos suele ser ideal para la mayoría de las personas. Observa lo que funciona para ti.

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Hombre toma una siesta luego de un día largo de trabajo

4. Separa la buena información, de la mala

En medio de un mar de información, noticias, posts, teorías y novedades, resulta una tarea titánica, casi imposible, la de discriminar los datos útiles, de aquello que resulta inservible. 

Por eso, es indispensable que tengamos a mano algunos indicadores para determinar el grado de fiabilidad del contenido que consumimos. 

Primero, asegúrate de la calidad de la fuente

Inicia la travesía de investigar, enterándote de cuáles son las organizaciones o personas expertas en el ámbito que te interesa.

Recurre a las páginas, libros, podcast, blogs o cualquier otro material de expertos en la materia. 

Por ejemplo, si lees un blog, averigua a quién le pertenece. Ya sea una persona o una organización, es importante conocer la historia que está detrás del contenido que consumes. Además, esto también te dará mayor claridad al respecto del grado de confianza que puedes depositar.

Date un momento para visitar las secciones “Acerca de…” o “Inicio”, en ellas seguramente encontrarás algunas respuestas interesantes que aclararán tus dudas.  

Segundo, verifica la fecha de publicación

Esta recomendación es válida cuando quieres investigar sobre temas actuales, novedades y últimos hallazgos en determinados ámbitos de acción.

Para ilustrar la idea, si quieres estar a la vanguardia en tecnología, marketing digital, economía o política, es vital que puedas acceder a los contenidos más actualizados.

Por otro lado, aunque hay avances en todas las esferas del saber humano, existen campos que tienen disponible información valiosa, veraz y oportuna, que no pierde vigencia con el pasar de los años.

Para ejemplificar, si tu interés gira alrededor de la sabiduría ancestral, encontrarás información relevante y confiable a lo largo de toda la historia de la humanidad.

Tercero, mantén el foco

Puede suceder que en la búsqueda de una cuestión, encontremos asuntos asociados que nos resulten interesantes y terminemos desviando nuestra atención hacia otros temas, dejando de lado el objetivo inicial. 

Si estás indagando sobre una temática en particular, y encuentras algo adicional que llama tu atención, toma nota de ello, copia el link al sitio, el nombre del libro, video, o lo que fuera y déjalo pendiente para otro momento. Vuelve a la ruta.

5. Gestiona el volumen de información para lectura

De todo ese conocimiento disponible, un gran porcentaje nos llega a través de la palabra escrita, ya sea en un medio digital o de forma física. Por eso, es útil contar con una que otra herramienta para leer eficazmente, e identificar y seleccionar lo que necesitamos.  

Aunque existe todo un mundo de herramientas y metodologías para lograr este cometido, te comparto una estrategia de tres pasos que te permitirá avanzar en tu objetivo:

Primero, define lo que necesitas saber

¿Qué es exactamente lo que precisas obtener?, ¿qué quieres encontrar en esta fuente de consulta?, ¿es una lectura recreativa o de aprendizaje?, ¿para qué estás emprendiendo esta tarea?

Al hacer este proceso obtendrás claridad sobre lo que esperas obtener de esa lectura, además de determinar la pertinencia o no de leerla.

Luego, decide cuánto necesitas saber

La cantidad de la información que tendrás que procesar dependerá de la profundidad que quieras alcanzar en determinada materia.

Para ayudarte en este paso, reflexiona: ¿Necesitas un conocimiento general o profundo? ¿Te ayudará esta información a tomar decisiones? ¿Tienes que revisar los hallazgos con cuidado o podrías hojearlo rápidamente? 

Finalmente, selecciona los recursos adecuados

Ya sea que debas hacer el marco teórico para tu tesis de posgrado o quieras enterarte de las últimas noticias de la farándula, es crucial que elijas los medios que consideres más adecuados para obtener dicha información, eso evitará la sobresaturación.

Si tu interés está en la tesis de posgrado, sin duda alguna tu mejor elección de búsqueda estará en espacios académicos, bibliotecas digitales y físicas de universidades, artículos indizados, entre otros medios. 

Por otro lado, si lo que buscas tiene que ver con las últimas noticias de la farándula, la mejor elección podría ser ir al perfil oficial de la persona a la que le afecta la información que deseas encontrar.

Hasta aquí te acompaño con los recursos. Ahora es tu turno…

¿Cuál es el primer ejercicio que incorporarás en para gestionar la sobrecarga de información?

Comenta tu experiencia. 

Será genial leerte. 

Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora

Fundadora de El Refugio del Artista

Redactora en Axon Training

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