¿Quieres conocerte mejor? ¡Manos a la obra!

En este artículo encontrarás una breve reflexión sobre la importancia del autoconocimiento y tres estrategias para conocerte mejor.

¿En tiempos como los que vivimos, pondrías tu vida en las manos de una persona que apenas conoces?

¿Te subirías a su auto sin hacer preguntas y emprenderías un viaje de cientos de kilómetros junto a ella?

¿Comerías lo que te ofrece y beberías de su agua?

¿Le permitirías tomar decisiones sobre tu destino, sin cuestionarte nada?

Debo suponer, casi con certeza, que tu respuesta a todas estas preguntas es un rotundo NO, porque yo tampoco lo haría, bajo ninguna circunstancia, entonces…

¿Cómo puedes confiar en ti misma, en ti mismo, si apenas te conoces?

¿Sabes a ciencia cierta lo que anhelas? ¿Te has dado la oportunidad de mirar hacia adentro, sin prejuicios ni vacilaciones?

Estoy segura de que, si estás aquí acompañándome, tu búsqueda ya ha comenzado. Sabes que la primera persona con la que tienes que hacer las paces y estar a gusto, es contigo.

Sin embargo, puede ser que no hayas logrado ir a fondo. Pues, las vestimentas que la sociedad nos ha impuesto, a veces, nos impiden ver claro. 

Por otro lado, puede ser que aunque hayas tratado de sumergirte en serio, algunas de las cosas que encontraste no te hayan gustado mucho y la incomodidad te haya detenido.

Incluso puede pasar que mientras más indagas, menos te gustas, porque lo que ves y sientes no es para nada el ideal que te pintaron sobre lo que debía ser un perfecto ser humano. 

Sea cual fuere la situación en la que te encuentras actualmente, pienso que no te vendrá nada mal hacerte de algunas herramientas para conocerte mejor y hacer las paces contigo.

Desde mi mirada, la vida es un continuo proceso de autoconocimiento y transformación, y nunca está de más contar con un recurso adicional en nuestra mochila de viaje. Por eso, hoy te ofrezco algunas de ellas para que te acompañen.

3 estrategias para conocerte y conectar contigo

Vamos directo al grano del asunto…

1. Registra tus pensamientos y emociones

Es importante que empieces a darte cuenta de lo que dices, sientes y piensas durante el día. 

Llevar un diario de emociones es ideal para poner en blanco y negro todo lo que te pasa frente a las situaciones que experimentas a lo largo de tu jornada.

Cuando escribimos a diario sobre lo que nos sucede, lo que sentimos y creemos al respecto, es muy posible que vayamos descubriendo patrones, encontrando las causas por las que repetimos tal o cual conducta e incluso, con el tiempo, es inevitable que aprendamos a gestionar mejor nuestras emociones y modificar actitudes que no nos hacen bien.

¿Cómo elaborar tu diario de emociones?

Para diseñar esta herramienta necesitarás un bloc de notas, un cuaderno o libreta, dedicado exclusivamente para esta actividad. 

Aunque lo ideal es que lo escribas a mano, si consideras que tener un diario físico no es lo tuyo, crea un documento de texto en alguna aplicación de tu preferencia.

Una vez que tengas el lugar para hacer tus anotaciones, divide la página en cuatro columnas. La primera llevará el título “situación”, la segunda será “pensamiento”, la tercera “emoción” y la última será “conducta”.

En la columna “situación”…

Coloca eso que te ha ocurrido, que ha despertado una emoción concreta y notable para ti. Hazlo con todo detalle, tomando en cuenta todos los factores, incluyendo a las personas involucradas. 

Por ejemplo: “esta mañana me quedé atrapada en el tráfico por más de media hora. Escuchaba el claxon de los otros vehículos y la gente molesta que gritaba. El sol estaba muy fuerte.”  

Pasa a la columna de “pensamiento”…

Escribe las ideas que llegaban a tu mente en ese momento. ¿Qué pasó por tu cabeza?

Por ejemplo: “voy a perder mi trabajo por llegar tarde”, o “a este paso se me va a acabar la gasolina y tendré que ir caminando”, o quizá, las dos ideas en una. 

Luego, sigue con las “emociones”…

Procura ponerle nombre a lo que sientes, ¿es frustración?, ¿es tristeza, enojo o resignación? 

Describir nuestras emociones puede resultar algo complejo, porque no tenemos el entrenamiento para eso, sin embargo, con algo de práctica se va haciendo más sencillo.

Si no encuentras la palabra exacta, describe lo que te pasa, utilizando frases como: “es como si…”, ¿a qué se parece lo que sientes? Incluye las sensaciones físicas, eso puede ayudar.

Volviendo al ejemplo, podrías decir algo como: “fue como si tuviera un nudo en el estómago, el sudor en mi espalda me causaba incomodidad, creo que era frustración e impotencia por no poder hacer nada al respecto.” 

Posteriormente, continúa con el eje “conducta”…

Registra la respuesta que diste a la situación, analízala y determina si fue apropiada o no para lo que estabas experimentando.

Puede ser que hayas perdido los estribos en semejante atasco, así que, a lo mejor, colocarás: “Me bajé del auto para ver qué pasaba, volví a sentarme, empecé a pitar como todas las demás personas, grité, golpeé el volante con fuerza, insulté a todo el que se ponía en mi camino, es posible que haya reaccionado de manera demasiado visceral.”

Finalmente…

Luego de llenar todas tus columnas, si así lo deseas, puedes incluir una especie de conclusión, en donde colocarás reflexiones sobre lo sucedido, sugerencias de mejora, posibles alternativas de respuesta a futuras situaciones similares, hallazgos y aprendizajes que hayas podido identificar de la experiencia. 

Para empezar con la actividad, busca un momento durante el día en donde puedas disfrutar de silencio y tranquilidad para conocerte. Puede ser antes de acostarte, como parte de tu ritual nocturno, en donde repasarás tus vivencias diarias y las podrás en perspectiva.

Si crees que puedes olvidar algo, lleva el diario contigo y escribe las situaciones a medida que las experimentas, para luego rellenar las otras columnas con más tranquilidad, en el momento y lugar que hayas fijado para ello.

2. Hazte preguntas para conocerte mejor

Cuando conocemos por primera vez a una persona, todo empieza con preguntas. Estamos interesadas, interesados, en saber más sobre sus gustos y aficiones, sobre lo que disfruta y acerca de aquello que no haría ni aunque le pagaran millones. 

Cuando la persona es importante y la queremos conservar en nuestra vida, nos ocupamos de conocerla, queremos saber cada vez más, cuál es su comida favorita, qué no comería ni en la peor de las hambrunas, qué es eso que le importa más que nada, cuáles son los motivos que le hacen levantarse en la mañana y aquello que le quita el sueño, en fin, queremos saberlo todo.

Entonces, si somos la persona más significativa de nuestras vidas, ¿no sería lógico que dediquemos una buena parte de nuestro tiempo a descubrir todo lo que nos hace únicas?, ¿lo que nos hace únicos?

No sé tú, pero yo pienso que sí.

Por eso, quiero proponerte que te hagas más preguntas, que te intereses por indagar sobre lo que parece obvio y lo que no es tan evidente. Ya sea que elijas llevar una bitácora personal para responder a tus preguntas poderosas, o que lleves una interrogante en tu cabeza durante todo el día para ver que encuentras, no te prives de la experiencia.

A continuación te comparto algunas posibles cuestiones con las que podrías empezar, que de seguro, inspirarán muchas más para seguir con esta maravillosa conversación privada: 

• ¿Cómo sería tu día perfecto? (Descríbelo en detalle)
• ¿Qué es lo que te motiva a levantarte todos los días?
• ¿Qué es aquello que no te deja dormir por las noches?
• Enumera, al menos, 3 cosas que opinas que haces muy bien y 3 que, definitivamente, opinas que no son tu fuerte.
• ¿Cuál es tu mayor miedo?
• ¿Cuál es tu más grande sueño?
• ¿De qué te avergüenzas?
• ¿Hay algo de lo que te arrepientas hasta hoy?
• ¿Qué emociones te gusta sentir? ¿Con cuáles te sientes incómoda, incómodo?
• Si contaras con una provisión infinita de dinero, ¿a qué te dedicarías? 
• Si el genio de la lámpara maravillosa, te concediera tres deseos, ¿cuáles serían?
• Cuando hayas concluido tu viaje en este planeta, ¿cómo te gustaría ser recordada, recordado?

3. Organiza una cita contigo

Así de simple, incluye en tu agenda un espacio semanal, quincenal o, por lo menos, mensual, para pasar tiempo contigo a solas para conocerte mejor.

Prepárate para esta cita como si fueras a encontrarte con tu persona favorita, porque es eso exactamente lo que harás.

Si cuentas con los recursos suficientes, agenda una salida a comer, a tomar un café, al cine o al SPA, no importa, siempre que sea algo que disfrutes profundamente.  

Por otro lado, si estás corta, corto, de fondos, planea una noche de pelis, una pijamada o una salida al parque. Si te decides por las pelis, prepara unos bocaditos en casa, elige las películas que más te gusten, usa ropa que te haga sentir bien, haz lo necesario para que la velada sea perfecta. 

La cuestión es que, sin importar lo que hagas, tengas presente que esta es una cita tan, o más importante, que la que podrías tener con tu mejor amiga, tu pareja o cualquier persona importante de tu vida.

Ya sea que elijas elaborar tu diario de emociones, hacerte preguntas a diario o tener una cita contigo, si en verdad quieres conocerte, hazlo con constancia, paciencia y siempre con una mirada compasiva hacia tu singularidad.  

¿Cuándo empiezas? ¿Qué es lo primero que harás para conocerte mejor?

Anímate a compartir tus reflexiones en los comentarios.

Será un gusto saber de ti.

Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora

Fundadora de El Refugio del Artista

Redactora en Axon Training