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Confianza social, ¡relaciónate saludablemente!

En este artículo descubrirás la importancia de cultivar tu confianza social y un ejercicio de 5 pasos para empezar a fortalecerla.

Estarás de acuerdo conmigo en que la autoconfianza, en todos los ámbitos de la vida, es un rasgo indispensable para avanzar decididamente hacia nuestros objetivos, superar los obstáculos del camino y sentirnos a gusto en nuestra piel.

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Lamentablemente, algunas experiencias vitales pueden lastimarla y dejarnos con una sensación de inseguridad y desconfianza. No solo al respecto de nuestras propias capacidades, sino también con relación al mundo que nos rodea. 

Es entonces cuando se hace evidente la importancia de fortalecer la confianza social, que aunque parece solo un elemento más de la autoconfianza, es en sí misma una característica vital para el desarrollo saludable de nuestras habilidades sociales.

¿Qué es la confianza social?

La confianza social no es más que la capacidad que tenemos de actuar asertivamente, de sentirnos seguras, seguros, y de tener una aproximación positiva, cuando participamos en espacios compartidos.

Es una sensación de comodidad en situaciones sociales, la certeza de que podremos relacionarnos adecuadamente, hablar en público sin dificultad, entablar conversaciones agradables, establecer contactos eficaces y disfrutar de los compromisos sociales.

Para que te hagas una idea de cómo se encuentra tu confianza social, pon la atención, por un momento, en situaciones diarias que parecerían inofensivas, piensa en: 

  • Llamadas telefónicas
  • Reuniones
  • Eventos en línea
  • Fiestas
  • Conversaciones uno a uno
  • Conocer gente nueva
  • Hablar en público
  • Estar en un espacio con muchas personas
  • Ir de compras
  • Trasladarte en el transporte público
  • Hacer actividades grupales

¿Cómo te sientes al pensar en ellas?, ¿qué suele pasar cuando tienes que hacerles frente en la vida diaria?

Si tu respuesta es nada en particular, lo más probable es que vayas por buen camino en lo que se refiere a este tipo de confianza, pero si ese elemento se ha debilitado de alguna manera, es muy posible que relaciones estas actividades con:

  • Nerviosismo
  • Ganas de escapar
  • Evitación
  • Timidez
  • Inquietud
  • Sudoración
  • Temblores
  • Un corazón palpitante
  • E incluso, con la pérdida de conocimiento

Por otro lado…

Si te consideras una persona introvertida, al igual que yo, no será raro que la interacción social te sea algo desafiante, principalmente cuando es intensa y constante.

Sin embargo, esto no significa que tengas una falta de confianza social, simplemente, debes comprender que tus límites de tolerancia a estos espacios de interacción son distintos a los de otras personas.

Es decir, aunque los seres humanos somos considerados una especie predominantemente social, no todas las personas necesitamos la misma cantidad o intensidad de contacto con los otros. 

Por eso, es importante que conozcas tus razones, que te des un tiempo para examinar las causas de esa incomodidad y elaborar una hoja de ruta para superarla, sin ir en contra de lo que es natural para ti. 

¿Estás lista, listo, para reforzar tu confianza social? Si es así, ¡vamos a ello!

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Mujer introvertida piensa en reforzar su confianza social

Ejercicio de 5 pasos para alimentar tu confianza social

Como en la mayoría de las propuestas que te hago, te recomiendo que tengas a mano tu bloc de notas, bitácora personal o cualquier otra herramienta que te sirva para registrar tus ideas. Además de una alta dosis de autocompasión, paciencia y curiosidad.

Sigamos con el paso a paso.

1. ¿Qué te preocupa?

En esta fase del proceso podrás explorar tus ideas preconcebidas sobre ti misma, sobre ti mismo, con relación a tu desempeño en los escenarios sociales.

¿Qué te pone nerviosa, nervioso, en esas situaciones?

¿Qué pensamientos nocivos o debilitantes tienes sobre ti misma, sobre ti mismo, al respecto de este tema? ¿De dónde crees que los sacaste?

Algunos pensamientos que podrían surgir son: “Todo va a salir mal”, “la gente se va a reír de mí”, “seguro termino diciendo algo estúpido”, “no tengo nada interesante que ofrecer o compartir”… Entre muchos otros que pueden estar rondando tu cabeza. 

Toma nota de todas las respuestas que vengan a tu mente.

Luego, date un momento para desafiar esas nociones que enumeraste. Cuestiónalas escribiendo junto a ellas por qué son falsas o sin importancia.

Si no encuentras una razón que te parezca válida, invéntala si es necesario. Aunque no estés de acuerdo con ella, el proceso de desafiar esas ideas ya es un buen primer paso.

2. ¿Qué oportunidades has perdido?

A veces las situaciones que evitamos, pueden ser posibilidades perdidas. 

Hasta la persona que se considere más extrovertida y relajada alguna vez ha escapado de algún evento o situación, por no sentirse del todo segura. Por eso, es importante indagar en esos sucesos particulares. Para que te resulte más sencillo, ¿qué te parece si empezamos con el último año de tu vida?

Desde tu percepción, ¿qué situaciones sociales, eventos o interacciones personales has evitado por falta de confianza

Te dejo algunas pistas para ayudarte en el proceso, a lo mejor, rechazaste una invitación a salir, no asististe a un evento de networking que te interesaba, evitaste ir a una reunión social o tener una conversación difícil (pero necesaria). Tú sabrás encontrar esas situaciones que evadiste a toda costa.  

Una vez que las tengas registradas, ha llegado la parte más escabrosa, examinar los acontecimientos que evitaste y determinar qué pudiste haber perdido al no enfrentar ese desafío. 

¿Hubo alguna oportunidad que podría haber cambiado tu vida?

¿Te habrías sentido más feliz y encontrado satisfacción personal, si te hubieras arriesgado?

¿Cuáles son las consecuencias de evitar esas interacciones?

Por ejemplo, ¿perdiste a una posible pareja?, ¿no conseguiste la inversión que necesitabas para tu emprendimiento?, ¿te perdiste de una reunión épica de la que todos tus amigos hablan?, ¿evitar esa conversación difícil te trajo dolorosas consecuencias?

Piénsalo y registra todo lo que venga a tu cabeza.

3. ¿Qué necesita tu confianza social?

Ahora que tienes mayor claridad al respecto de lo que sucede en tu mundo interno cuando de interacciones con otros se trata, es momento de indagar acerca de lo que necesitas para trascender esos obstáculos que te están impidiendo experimentar los espacios sociales de manera saludable y relajada.

Para ello, sirve empezar contestando la siguiente pregunta:

¿Hay algo que crees que necesitas cambiar, adquirir o mejorar para sentirte más segura, más seguro, en situaciones sociales?

Tal vez te hace falta cultivar una habilidad determinada, aprender a expresarte mejor y más claramente, darle un giro a tu imagen y cambiar el estilo, pedir ayuda a tu círculo más cercano para que te acompañen en momentos muy desafiantes, entre muchas otras posibilidades que de seguro ya vinieron a tu cabeza.

Una vez que hayas recabado toda la información que vino a tu mente, es esencial que des pasos firmes para satisfacer cada una de esas necesidades que has planteado.  

No tienes que crear un complicado plan de acción, simplemente, idear pequeñas tareas que te permitan empezar de inmediato.

A lo mejor serviría investigar sobre la destreza que quieres cultivar, leer un libro o hacer un curso que mejore tus competencias comunicacionales, enfocar tu atención en averiguar cuál es la imagen personal que deseas mostrar, sin perder tu autenticidad; o buscar ayuda y acompañamiento, si sientes que sola, solo, no lo podrás afrontar. 

Todo es válido, siempre que sea lo que tú necesitas, sin el deseo de cumplir con expectativas ajenas o presiones sociales.

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Mujer piensa cómo mejorar sus competencias sociales para sentirse más segura y plena

4. ¿Qué eventos o interacciones sociales NO esperas con entusiasmo?

Luego de recabar tanta información como te haya sido posible sobre tus propias necesidades, en relación con la confianza social y aquellas cuestiones que debes atender a este respecto, es importante que tengas a mano una estrategia de emergencia para ocuparte de esos asuntos que están próximos a ocurrir, mientras trabajas en lo profundo.

Primero, apunta algunos acontecimientos sociales que tengas pendientes. Concéntrate en esas actividades e interacciones que te pongan los nervios de punta o te hagan un nudo en la panza, y que estés pensando en postergar hasta el infinito o evitar a toda costa.

Considera actos multitudinarios como pueden ser fiestas o reuniones de trabajo, pero también incluye esas conversaciones, llamadas telefónicas o breves interacciones interpersonales que te causan tensión y angustia.

Luego, enumera tus preocupaciones respondiendo a la pregunta: ¿qué me inquieta de estos eventos?, ¿a qué le temo?

Finalmente, indaga sobre cómo puedes abordar estas cuestiones de antemano. A qué me refiero, aunque no sepas exactamente cómo van a salir las cosas, ponerle nombre a lo que te inquieta y diseñar un plan de acción para abordarlo en su momento, te prepara para afrontarlas con mayor seguridad.

Imagina los diferentes escenarios probables y prepárate para ellos con posibles respuestas, reacciones y gestos que mejoren y hagan más llevadera la situación, de esa forma te sentirás más preparada, más preparado, para afrontar cualquier reto que se presente en el camino, y de paso, alimentarás tu confianza social.

5. ¿Quieres darte un empujoncito de confianza? 

La idea es que, de acuerdo a tus expectativas y necesidades con respecto a la vida social, construyas una declaración que te entusiasme, te recuerde tu valía personal y evoque tu objetivo en este tema particular.

Tenerla siempre a la mano es lo ideal.

A continuación te ofrezco un breve ejemplo que puedes utilizar para inspirarte e incluso replicar:

“Yo, (tu nombre), estoy preparada/o para acoger serenamente las interacciones sociales en mi vida. Soy una persona (una afirmación positiva que hable de tus dones y talentos) y merezco ser escuchada, considerada y respetada. No dejaré que mis miedos, preocupaciones y angustias sobre las situaciones sociales sean una excusa que me impida vivir mi mejor vida.”

Hasta aquí nuestro ejercicio.

Como ya te habrás dado cuenta, aunque la confianza social se trata de mantener una relación calmada y armoniosa con el mundo exterior, también nos invita a viajar hacia adentro, conocernos, reconocernos y fortalecer nuestra autoconfianza.

Por esa razón, los ejercicios compartidos pretenden ayudarte a mirar en tu interior y descubrir cuáles son esos obstáculos que debes sortear para fortalecer tu confianza social. 

Recuerda. No fuerces a tu naturaleza, el relacionarnos fluidamente con otras personas, no significa que dejemos de lado nuestras propias necesidades y límites personales saludables. Cada persona es un mundo. Tener más confianza en el trato con la gente y socializar positivamente con el entorno que nos rodea es el objetivo.

Ahora sí, ¡llegó el momento de pasar a la acción!

¿Te animas? ¿Qué es lo primero que necesita tu confianza social para que te pongas en marcha?

Habla sobre tu experiencia en los comentarios.

Será un gusto saber de ti.

Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora

Fundadora de El Refugio del Artista

Redactora en Axon Training

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