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Incluye los rituales en tu rutina diaria

En este artículo encontrarás una breve aproximación a los rituales y descubrirás la importancia de incluirlos en tu vida cotidiana.

A veces las actividades cotidianas se convierten en rutinas tediosas y sin sentido que solo hacemos por costumbre y sobrevivencia.

Levantarse en la mañana, lavarse los dientes, tomar una ducha, vestirse, desayunar y lavar la loza, son cosas que, en la mayoría de los casos, hacemos sin pensar, en automático, son hábitos aprendidos a los que no les damos mayor importancia. Y que, en días complicados, incluso pueden convertirse en una carga desagradable e incómoda.  

Para evitar que el aburrimiento inunde nuestras vidas, es importante estudiar la posibilidad de transformar nuestras actividades habituales y, en cierta medida, repetitivas, en prácticas significativas y edificantes. 

Por esa razón, hoy quiero invitarte a hablar sobre un concepto muy interesante: los rituales.

¿Qué son los rituales?

En esencia, un ritual es una acción o una serie de acciones intencionadas y simbólicas que tienen sentido y significado para nosotros, ya sea como individuos o como comunidades.

Los rituales, generalmente, cuentan con tres elementos básicos: intención, atención y repetición. En la vida cotidiana pueden adoptar diversas formas, como ceremonias, tradiciones o prácticas personales.

Los rituales son una fuerza poderosa en nuestras vidas, le aportan profundidad, significado y conexión a las experiencias diarias. Nos demos cuenta o no, todas las personas participamos en rituales, grandes o pequeños, personales o colectivos, que forman parte de nuestra identidad y estructuran nuestra existencia.

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Mujer realiza su ritual de cuidado personal en su rutina diaria

¿Cuál es la importancia de los rituales?

Los rituales desempeñan un papel fundamental en nuestras vidas por 3 razones fundamentales

1. Crean un sentido de conexión y pertenencia

Estas acciones nos unen, fomentando un sentimiento de pertenencia y comunidad. Crean experiencias compartidas, refuerzan nuestros vínculos sociales y nos proporcionan un espacio de conexión.

Ya sea que hagas una breve danza con tu equipo de trabajo antes de empezar el día o que alientes a tu equipo favorito, al unísono con cientos de miles de hinchas, sentirás que formas parte, que estás hablando el mismo idioma con otras personas, que no estás sola, solo, en tu objetivo.

2. Generan una sensación de propósito y trascendencia

De alguna manera, los rituales nos ayudan a encontrar sentido a la vida, marcando transiciones importantes, honrando hitos y proporcionándonos una sensación de continuidad y orden, en un mundo cambiante e impredecible.

Además, nos ofrecen una percepción de trascendencia, de conexión con algo más grande que nuestra humanidad. Puede ser una gran herramienta para ayudarnos a traspasar límites que pensábamos infranqueables en condiciones habituales.

3. Aportan bienestar emocional

Estas actividades tienen el poder de evocar emociones y ayudar a canalizarlas. Su ejecución en momentos estresantes puede disminuir los niveles de ansiedad y permitirnos gestionar mejor las circunstancias. 

Además, proporcionan alivio y suelen ser reconfortantes en momentos de pérdida o duelo. 

También pueden ser celebraciones alegres que te levanten el ánimo y creen experiencias emocionales positivas e inolvidables.

Estudios científicos han comprobado que los rituales pueden ayudar a disminuir los niveles de cortisol, estabilizar los latidos del corazón, e incluso, fomentar un mejor desempeño físico y mental.  

¿Qué tipos de rituales existen?

Se podría decir que, básicamente, existen 3 tipos de rituales que las personas practicamos habitualmente:

1. Rituales culturales y religiosos

Estos son ritos y ceremonias muy estructurados que están profundamente arraigados en tradiciones culturales y religiosas específicas, como por ejemplo:

  • Servicios religiosos,
  • Bodas,
  • Funerales,
  • Festivales para recibir el verano o el invierno,
  • Festivales para honrar a los astros o a la vida en el planeta.  

Todos ellos, sin excepción, reflejan los valores, creencias y prácticas aceptadas en una comunidad concreta.

2. Rituales sociales

Estas prácticas se llevan a cabo con la intención de establecer normas y reforzar la identidad de un grupo social.

Las salidas de integración en los espacios laborales, las reuniones de amigos y familiares en fechas especiales, como la navidad o el año nuevo o, las cenas familiares semanales que hemos pactado para tener un momento de compartir, son todas parte de este tipo de rituales.

3. Rituales personales

Esta clase de prácticas las creamos individualmente para marcar hitos personales, cultivar el autocuidado o aportar sentido a nuestras vivencias cotidianas. 

Aquí podríamos incluir actividades diarias como las rutinas de la mañana, el llevar una bitácora personal, meditar o, sencillamente, disfrutar una taza de té caliente en atención plena, antes de empezar nuestro día de trabajo.

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Hombre toma una taza de té como ritual

¿Cómo convertir nuestras rutinas diarias en rituales cotidianos?

Como ya te habrás dado cuenta a estas alturas, los rituales forman parte integral de nuestras vidas, tanto en lo personal como en lo comunitario. Entonces, podríamos decir que somos expertos creadores de rituales y que, es posible convertir cualquier rutina sin sentido, en un ritual inspirador. 

Por eso, los rituales cotidianos, no son más que pequeñas prácticas aparentemente ordinarias que realizamos a diario, pero que tienen el potencial de inyectar sentido e intención a nuestras vidas.

Para que lo veas mucho más claro, algunos ejemplos de rituales cotidianos, que tal vez, ya estés llevando a cabo, son: 

1. Ritual de la mañana 

Esto no es más que establecer una rutina matutina que le dé un tono positivo y esperanzador a tu día. Hacer cosas que harías de todas formas, pero añadiendo una intención específica, un espacio y tiempo dedicado, y el compromiso de ser constante. 

Personalmente, tengo un ritual matutino que incluye a mi cuerpo, mis emociones, mi mente y mi energía. Lo hago con la intención de recuperar mi salud integral, mantenerla y mejorar mi productividad durante el día. Entre otras cosas, dedico un tiempo a la meditación, el ejercicio físico, la escritura terapéutica y tomar una taza de agua caliente, enriquecida con unas gotas de limón y sal del Himalaya.

Una guía más detallada para crear tu propio ritual de la mañana lo puedes encontrar en: Estrategia clave para elevar tu productividad.

2. Rituales a la hora de comer

En momentos como los actuales, muchas personas solemos comer al apuro, corriendo de un lugar a otro, mientras trabajamos en un informe o mirando nuestro correo electrónico.

Por eso, crear rituales en torno a las comidas no solamente fomenta espacios de conexión, sino que también ayuda a mejorar la calidad de nuestra digestión y absorción de nutrientes.

Algunas prácticas comunes pueden ser dar las gracias antes de comer, cocinar con otras personas, compartir historias alrededor de la mesa o simplemente ejercitar la atención plena al momento de comer, poniendo en juego todos nuestros sentidos, disfrutando al máximo de cada bocado que metemos en nuestra boca, su color, su olor, su sabor y textura.

Puedes encontrar un ejercicio detallado de atención plena para la hora de comer y otras actividades adicionales en: Incluye la práctica de mindfulness en tu vida y mejórala de forma definitiva, que sin duda alguna querrás incluir en tus rituales.

3. Ritual de la noche

Al llegar la tarde e ir dejando atrás las actividades del día, generalmente, nos quedamos con algunas energías y emociones no gestionadas, con preocupaciones en nuestra mente sobre aquello que no salió muy bien o que no logramos solucionar, e incluso, con algún nuevo proyecto al que debemos hacerle frente al siguiente día.

Por eso, diseñar acciones que te ayuden a relajar la mente y el cuerpo, pasar una noche tranquila, y descansar durante tus horas de sueño es indispensable. Algunas de ellas pueden ser: leer, practicar técnicas de relajación, escribir sobre tus preocupaciones del día o tomar una ducha tibia.

Para guiarte en la creación de tu propio ritual de la noche, visita el artículo: ¿Cómo puedo hacer para dormir mejor?

Entonces…

Solo con leer estos ejemplos, ya habrás descubierto que el secreto del éxito al crear todos estos rituales está en el PARA QUÉ:

  • ¿Para qué haces lo que haces?,
  • ¿Cuál es la intención detrás de lavarte los dientes o tomar una ducha?,
  • ¿Qué puede tener de importante lavar los platos o sacar la basura?

Si no le encuentras sentido a una actividad, y aun así debes hacerla, inyéctale un significado. Al fin y al cabo, tú eres la creadora, el creador, de ese ritual y puedes ponerle el propósito que más resuene contigo.

Usar inciensos, música agradable y otros elementos que nos ayuden a sumergirnos más profundamente en las experiencias diarias, es muy recomendable y efectivo para transformarlas en hábitos disfrutables y en rituales impostergables.

Haz cada cosa como un ritual. Dedícale tu atención plena, pon una intención especial, permite que levantarte en la mañana, lavarte los dientes, tomar una ducha, acicalarte o desayunar, sean actos que realizas para honrarte, para cuidar de tu salud, para alcanzar tus metas y disfrutarlas. 

Atrévete a cultivar, a través de los rituales, una existencia más plena y enriquecedora, que resuene con tus valores y que te permita disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. 

Gracias por acompañarme hasta aquí.

¿Te animas a crear nuevos significados? ¿Cuál será la primera actividad tediosa que convertirás en un ritual estimulante? 

Comparte tus hallazgos en los comentarios.

Es un placer aprender junto a ti.

Autora:

Cristina Navarrete Landázuri (Cris Del Viento)

Coach ontológico y escritora

Fundadora de El Refugio del Artista

Redactora en Axon Training

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